Se llama Micaela Tosi y es una joven modelo mendocina de 21 años, que en noviembre de 2021 decidió abandonar su provincia para irse a vivir a Shanghái, China, con la intención de trabajar para marcas del país oriental. Llegó hasta allí con un contrato por tres meses, pero le ofrecieron seguir trabajando unos meses más y la joven no se pudo resistirse a la propuesta.
Sin embargo, cuando la modelo tomó la decisión de quedarse más tiempo, nunca se imaginó que iba a vivir algo parecido a lo que viven los protagonistas de una película de terror, ya que tuvo que pasar más de 13 días confinada, con muy poca comida, y sin poder salir del departamento en que se alojaba para poder respirar aire fresco.
El coronavirus está otra vez golpeando fuerte en China, y la gran mayoría de los contagios se concentran en Shanghái, la ciudad más grande del país y núcleo financiero mundial. Por esa razón es que las autoridades de esta ciudad prolongaron indefinidamente el confinamiento que habían decretado para frenar la propagación del virus.
“Cuando llegué, nos avisaron que tuviéramos cuidado porque habían empezado a subir los casos. Pero nos dijeron que Hong Kong era lo que más comprometido estaba. Se dice que los contagios vienen de allá”, contó Micaela a Los Andes.
Con el pasar de los días, la situación epidemiológica se fue complicando y comenzaron a llegar más casos a la ciudad, por lo que el gobierno decidió decretar una cuarentena estricta: en un principio sólo por cinco días.
“Me avisaron que la ciudad se iba a dividir en dos: este y oeste. Me dijeron que de mi lado la cuarentena iba a ser del 1 al 5 de abril”, detalló la modelo. La cosa, sin embargo, iba a cambiar.
Mica, vive en el departamento 901, está sola ya que sus compañeras fueron trasladadas a otras ciudades chinas por la agencia de modelos antes de que se decretara el confinamiento.
“Las personas se peleaban por comida”
Micaela, al enterarse de la noticia, se preocupó, y lo primero que hizo fue ir en busca de comida para poder aprovisionarse y afrontar esos días. El problema fue que los supermercados decidieron cerrar sus puertas antes de lo esperado: “Me empecé a poner muy nerviosa, porque veía que las personas se peleaban por comida y no entendía bien qué estaba pasando”.
Con los supermercados cerrados, el gobierno optó por llevar a cada casa una caja con alimentos básicos, cosa que es bastante complicada, ya que en Shanghái viven más de 25 millones de habitantes y eso dificulta la posibilidad de llegar a todos los hogares.
“A mí me mandaron una caja, pero soy vegetariana, sólo como verduras y frutas. Me habían mandado pollo, por lo que recurrí a mis vecinos para hacer un trueque”, agregó.
Así, Micaela acudió a la familia que vive en el departamento de al lado, y a sus integrantes les ofreció su pollo y ellos le dieron a cambio zanahorias y otras verduras.
Pero, al ver que la cuestión se podía complicar más, Micaela buscó ayuda. “Llamé a la embajada argentina para que me ayudaran, pero la verdad es que no me dieron ninguna solución”, aseguró.
Al no tener respuestas por parte de la embajada de nuestro país, tuvo que recurrir a la embajada italiana (por su doble nacionalidad), pero como ella ingresó al país como argentina, no pudieron ayudarla tampoco.
“Llamé por teléfono a la embajada italiana, me trataron súper bien y me quisieron ayudar, pero la verdad que lo más triste de esta situación es que mi país no hizo absolutamente nada”, agregó.
Afortunadamente, comenzó a recibir ayuda de la agencia de modelos que la contrató: “Por suerte me mandaron algunos huevos, pero hace una semana que no como nada frutas y tengo muy pocas verduras”.
Gritos de desesperación
Hace más de 13 días que la población de Shanghái está encerrada y por ahora, según Micaela, nadie tiene noticias de cuándo se va a terminar el confinamiento.
La Comisión Nacional de Salud local informó 27.595 nuevos contagios en las últimas 24 horas, una cifra récord para el país desde que comenzó la pandemia.
Dada la situación es crítica, y que los ciudadanos ya no pueden seguir así, muchos se organizaron para que, en una hora determinada, comenzaran a gritar desde sus respectivos hogares para que las autoridades los escucharan y tomen medidas al respecto.
Tal como lo graficó la mendocina, los gritos de las personas desesperadas desde los rascacielos hacía parecer todo el escenario de una película distópica. Pero más temible fue la medida tomada por el gobierno: envió drones que volaban sobre los lugares de la protesta y emitían una voz robótica que decía a los residentes: “Por favor, cumpla con las restricciones. Controlen el deseo de libertad de su alma. No abran la ventana ni canten”.
La modelo mendocina vivió la pandemia en distintas partes del mundo: Buenos Aires, Londres, Milán, París, Tokio y asegura que ninguna fue tan estricta como la que está viviendo.
A pesar de todo, Micaela Tosi está tratando de aprovechar el tiempo para estudiar. Actualmente está cursando a distancia el segundo año de la carrera “Gestión de moda” en la Universidad Siglo 21. “No veo la hora de conseguir un vuelo y volver a mi casa para estar con mi familia”, concluyó.