El taller de arte La Pausa, ubicado en la calle Alberti al 400 de Drummond (Luján de Cuyo), ostenta un récord por demás triste: en 7 años les entraron a robar en 22 oportunidades. “Tenemos un promedio de 3 robos por año”, cuenta, mitad resignada y mitad furiosa, Ana De Cara, responsable del lugar. Y es que, además, en el último de los robos -registrado anoche-, junto con herramientas de trabajo muy caras, se llevaron hasta los inodoros y otros objetos de los baños.
“Esta vez ya fue el colmo. Se llevaron herramientas de trabajo, garrafas y sopletes del taller de joyería, la batería de la única camioneta que había en el lugar, objetos antiguos, una zapa, una pala y hasta los sanitarios”, describió la mujer, con enojo, y mientras aguardaba en la Oficina Fiscal 11 de Luján para radicar, una vez más, la denuncia.
Las víctimas dicen hasta tener identificados a los autores de estos robos -del más reciente y de los 21 anteriores también-. Incluso, hay hasta vecinos que, sin levantar mucho la voz, señalan a esas mismas personas. Pero -dicen- nadie se anima a denunciarlos por miedo a represalias.
“La última vez que vinieron los perros de la Policía, después de olfatear se dirigieron a la casa donde todos sabemos que está la gente que nos roba y nuestras cosas. Pero nunca recuperamos nada, y sigue todo. Estamos a la espera de que se autorice un allanamiento para ver si damos con algo”, agrega la responsable del lugar.
Robos y más robos
La Pausa abrió sus puertas en una antigua casa ubicada en calle Alberti al 447 hace 7 años. Desde ese primer día en el lugar se dictan talleres de distintas ramas del arte.
“Somos 10 los artesanos que trabajamos en el lugar, con talleres de diferentes oficios como joyería, cerámica, restauración de muebles y bordado. Pero desde el primer día en que llegamos, cada vez que nos vamos, los ladrones entran. Evidentemente conocen todos los movimientos de la casa, horarios y todo”, cuenta Ana, quien es ceramista y se encarga de ese taller -además de ser la responsable de todo el lugar-.
El sábado a las 20, Ana se fue de la casona -que cuenta con varias habitaciones, cada una para un taller distinto-, dejando todo cerrado y con un candado. Pero esta mañana a las 8, cuando llegó y se disponía a abrir, encontró que -una vez más, y van...- habían entrado a robar al lugar.
“Hace 7 años nos vienen robando ininterrumpidamente, ¡desde que abrimos! Anoche fue el último robo, rompieron el cerco eléctrico y el candado. Y se ve que han tenido mucho tiempo, porque se llevaron todo, cosas grandes y pesadas”, describe De Cara.
Los mismos de siempre
No solo la responsable del taller, sino -además- todos los vecinos de la zona dicen tener bien identificados a los principales sospechosos de cometer esta más de veintena de robos. De hecho, ni siquiera hablan en potencial, sino que los dan como autores confirmados.
No descartan que hasta tengan “campanas” que les avisan cuando se va la última persona para que puedan actuar con total tranquilidad e impunidad.
“En una de las oportunidades, después de que nos entraron a robar, vino la policía con los canes. Apenas olieron, salieron disparados al lugar donde todos sabemos que viven los ladrones. Y se quedaron señalando el portón, como que ahí estaban las cosas. Pero, en vez de apurar la orden de allanamiento, la respuesta fue que los perros tenían problemas de olfato. ¡Fue increíble!”, agregó De Cara, con impotencia.
Se robaron hasta un perro
La ceramista y responsable del taller La Pausa dice que hasta tiene, por escrito, el relato de una vecina que vive en el lugar y le contó cómo ha visto a los señalados meterse en el lugar a robar cada vez que no hay nadie (los domingos y por la noche no hay nadie en el lugar).
“Teníamos un perro, pero hasta al perrito se robaron en mayo del 2021. Ya no sabemos qué hacer”, concluyó la víctima.