Con el comienzo del nuevo ciclo hidrológico, crece la demanda de agua y en consecuencia baja el nivel de los embalses, hasta llegar a su mínimo a fines de noviembre y principios de diciembre.
Es ahí cuando nuevamente comienzan a llenarse gracias al derretimiento de la nieve. Por ello en el último mes del año se puede observar esa postal del embalse Potrerillos casi vacío, que tanto ha trascendido públicamente.
Los embalses de Mendoza se utilizan para tener agua en primavera, que es la época en la que los ríos llevan menos caudal de agua y la demanda por el consumo que tienen las plantas (uso agrícola) es mayor a la oferta.
Nuestros embalses son de regulación estacionaria, es decir, cumplen la función de regular el agua de una estación a otra.