Aunque la escasez de agua es un tema con el que los mendocinos ya están familiarizados, este año la situación preocupa particularmente porque el embalse Potrerillos registró un nivel mínimo histórico, alcanzando solo el 71% de su capacidad. Así lo reveló Rubén Villodas, director de Gestión Hídrica de Irrigación de la Provincia, en diálogo con Los Andes, explicó que fundamentalmente se debe a “los bajos caudales y la sequía que estamos teniendo”. “En realidad hace años que no se está llegando a la capacidad máxima”, pero “este año en particular, para esta época, está en el nivel más bajo de la última década”, manifestó el funcionario.
El titular de la cartera perteneciente al Departamento General de Irrigación comenzó diciendo que el embalse Potrerillos “nunca en esta época tiene los niveles máximos, en ningún año, ya que “su cota máxima normalmente se produce a fines de marzo y principios de abril”. En este sentido, el cuerpo de agua “es totalmente distinto al resto de los embalses de la provincia, que tiene la cota máxima a fines de julio, incluso agosto con esta sequía, que es cuando termina la temporada de la corta de riego”. “Más allá de eso, este año está más bajo que los años anteriores”, insistió Villodas.
En cuanto a los motivos de este nivel mínimo histórico, el director de Gestión Hídrica manifestó que “se han dado varias cosas, pero lo principal es que este año, para el río Mendoza, se está produciendo el año con los volúmenes de agua más bajos de toda la década”. Aquí, la provincia está ante otra cifra histórica, ya que desde que se tiene registro es la segunda vez que hay tan poca agua en el río que alimenta al embalse Potrerillos: “El Río Mendoza tiene un registro de caudales de 65 años. Los dos años con derrames menores, en esos 65 años, fueron las temporadas 1968/69 y 1970/71″, describió Villodas.
En comparación a los otros ríos, que “el peor año lo tuvieron en los años 2019/20″, “para el río Mendoza ésta es la temporada que está viniendo con el caudal más bajo”, concluyó el funcionario. Lógicamente, Rubén Villodas atribuyó a la poca nieve “los bajos caudales y la sequía que estamos teniendo”, y marcó que “el nivel de embalse es la diferencia entre lo que entra y lo que sale, y ha entrado muy poco, y se ha sacado lo mínimo posible”.
Esto ocurrió, según detalló el titular de Gestión Hídrica, porque “igual se ha llevado la temporada de riego adelante con un sistema bastante complejo, con caudales para agua potable muy fijos que hacen que los volúmenes que quedan disponibles para la agricultura son muy bajos”. A su vez, agregó que “no se ha podido entregar menos que esa agua porque directamente se hubieran generado problemas en la parte agrícola”.
Esa es la mayor preocupación de Irrigación de cara al futuro, ya que “venimos de varios años de caudales muy bajos, y no ha logrado recuperarse”, dijo Villodas, que graficó la situación en números: “El río Mendoza tiene un volumen prácticamente fijo de agua para almacenamiento para la población, y este año se esperaban 830 hectómetros cúbicos a lo largo del año, hasta septiembre. Realmente calculo que no vamos a llegar ni siquiera a 800 hm, y de eso siempre hay que darle más de 250 hm a la población, haya mucho o haya poco”.
Más allá de todo, Villodas expresó que la situación “está dentro de lo esperado”, ya que “el pronóstico que nosotros hicimos tiene una diferencia nada más que del 5%”. En números, “ahora el nivel del embalse está al 71% de la capacidad de llenado, un poco más bajo de lo esperable”. Pensando a futuro, el titular de Gestión Hídrica analizó que “ahora hay que esperar este invierno, si nieva o no”, lo que marcará cómo será la próxima temporada. Sin embargo, Rubén Villodas se animó a predecir que el escenario no es alentador: “El riego durante la primavera va a estar bastante acotado, con caudales bastante bajos, porque no va a haber la disponibilidad que hubo otros años”, cerró.