Solo el 27% del total de ocupados en el Gran Mendoza posee título universitario. El dato se desprende de las mediciones de Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas de la provincia, que estimó que de las 426.344 personas que poseen un empleo formal en el principal conglomerado, son 114.693 las que poseen un título universitario. En tanto que 38,3% tiene el secundario completo y/o el universitario incompleto, 31,6% no ha terminado el secundario o solo cuenta con educación primaria y un 3,2% de los empleados no tiene instrucción o abandonó la primaria.
Para analizar los números que nos deja esta estadística, la directora Territorial de Empleo y Capacitación, Emilce Vega Espinoza, sostuvo que hay que tener en cuenta un dato importante que es que del total de personas con título universitario que no forma parte del porcentaje que está incluido en el mercado laboral, gran parte pertenecen a las profesiones liberales -abogados, contadores, psicólogos, arquitectos, etc.-, que trabajan de manera independiente y por lo general no tienen un empleo formal, algo que los ubica fuera de esta estadística.
Para Vega Espinoza, un factor importante que ha llevado a estas cifras es que muchas de las carreras universitarias por las que hoy optan las personas están alejadas de las demandas del mercado laboral. “Por ejemplo, hoy tenemos mucha demanda de programadores o especialistas en ventas on-line y no tenemos personas formadas en ese tipo de perfil. Incluso, para esos trabajos hoy la demanda no necesariamente requiere formación universitaria”, sostuvo la funcionaria del Ministerio de Economía y Energía local.
Desde el ámbito privado, consultoras especializadas en el mercado laboral coinciden con la lectura de Emilce Vega Espinoza y suman algunos otros factores. Diego Cevinelli, gerente de Eficiencia Empresaria, consideró que el mercado laboral tiene muchos desajustes porque no hay una alineación estratégica entre los profesionales que se necesitan y el sistema educativo.
“Las carreras son organizaciones que se hacen muy a largo plazo y en general son difíciles de ajustar en el tiempo. Entonces, no van de la mano de la dinámica del mercado. Lo más lógico sería que las carreras se fueran construyendo según las demandas que surgen.
Por cuestiones diversas, nos encontramos con carreras con escasez y otras con sobreoferta. Es ahí donde las autoridades deberían intervenir para determinar un cupo y evitar estos escenarios”, detalló Cevinelli.
Además, el gerente de Eficiencia Empresaria sumó que es una realidad que “no en todos los puestos se necesitan un título universitario y los puestos que lo requieren, normalmente, están ubicados de la mitad hacia arriba en lo que sería una pirámide laboral. Por lo tanto, es razonable que haya una proporción de títulos universitarios”
Por su parte, Victoria Amaya de Lilia de La Torre y Asociados consideró que los motivos de la escasa ocupación de graduados universitarios se pueden dar por la poca demanda de empleo. “Si hablamos de búsqueda y selección está parada. La demanda de profesionales ya venía frenada, y no es un problema de la pandemia, sino que lo agravó. Nosotros estamos subsistiendo porque tenemos la representación de personal eventual, que es gente que se toma por menos de tres meses, sin capacitación, con experiencia y sin mucha jerarquía”, explicó Amaya.
Fernando Marín, propietario de la consultora Pointer Headhunters, consideró dos factores distintos a los de sus colegas: la escasa valoración de la titulación en las empresas argentinas y la sobrecalificación de los profesionales para los puestos disponibles.
“Por tener clientes en Chile, conocemos los salarios y lo que pasa en ese mercado, y la gran diferencia que se da es que allí el título universitario si se valora y tienen muchas más oportunidades en las empresas”, declaró Marín, haciendo un paralelismo con el escenario del vecino país.
Según Lucía Pons, representante en Mendoza de la consultora Pae, se cruzan dos realidades: el que no puede completar la educación universitaria y el que termina que no puede insertarse en el mundo laboral. “Por otro lado, desde las empresas tenemos los bajos salarios que están ofreciendo, no se le paga a los profesionales como tal y muchas empresas no abonan un adicional por el título”, consideró la licenciada en Psicología. Y como tercer factor, Pons remarcó “la alta carga impositiva del país, que hace no solo que sean pocos los profesionales contratados, sino que también haya mucha informalidad”