Ante una situación económica que “estruja” cada vez más los bolsillos, las personas están volcándose a incrementar el consumo de panificados para cubrir comidas. Pan, galletas, tortitas son una alternativa que les resulta accesible y que reemplazan por otros consumos como carne, y de esta forma estirar el dinero con que se cuenta.
Los panaderos notan un aumento en el consumo de panificados económicos como pan y tortas. Estos productos, que también han incrementado su valor al ritmo inflacionario como el resto de los alimentos, resultan aún así más económicos.
También se observa un mayor consumo de otros productos a base de hidratos de carbono, de los más económicos.
“La gente que está teniendo problemas para llegar a fin de mes consume más harinas, como pan y tortitas, de ahí no pasa”, refirió Osvaldo Lana, secretario de la Cámara de Panaderos de Mendoza y vocal en la Unión Comercial e Industrial (UCIM)
El hombre conoce del tema, hace 32 años que está en el rubro y dijo que es una conducta que se ve cada vez que hay una crisis económica. “Yo tengo además una fábrica de pastas para consumidor final y en eso también he aumentado la venta, porque el mendocino el domingo come pasta o asado y se vende más que antes porque sigue siendo más barata que el asado”, agregó.
Dijo que la situación comenzó a notarse este año y se profundizó los últimos tres meses aproximadamente, asociada al deterioro de las condiciones económicas del país.
Mariela, una mendocina que forma parte de este grupo de personas que ha cambiado sus habitos, apeló a esta alternativa para “estirar” los ingresos de la familia con dos hijas, pese a que trabajan tanto ella como su pareja. “Para ahorrar almorzamos, compramos muy poca carne, más bien pollo. Y, si no, pastas o arroz. Y cenamos todas las noches un tecito con pan con queso, alguna tortita o alguna galleta de agua. El fin de semana por ahí tiramos un poco la toalla y hacemos unas pizzas. Pero sí, para ahorrar compramos más pan”, contó.
Cubrir lo esencial: la comida
En la panadería de Lana, hasta hace unos meses, elaboraban dos bolsas de harina por día, un equivalente a 120 kilos de pan. Actualmente hacen tres, es decir 180 kilos. Esto implica un incremento de 50% en las ventas. De todas formas aclaró que la situación varía según el entorno donde se ubique la panadería, pero dijo que tienen reuniones de la cámara todos los lunes y que la mayoría plantea este escenario.
“El pan satisface, aunque cueste 300 pesos. Con alguna otra cosita es una comida”, apuntó. Por el contrario -o no- dijo que hay otro segmento, con mayor poder adquisitivo, que tiene consumos de mayor costo como postres y tortas, y en esa franja ha bajado la demanda.
Érica es la encargada de un almacén en Maipú y también han notado esta tendencia: la venta de pan se incrementó 50%. “Antes dejábamos 20 kilos de pan por día, ahora dejamos 30″, detalló. El aumento se da también en las prepizzas: antes se vendían más sobre todo el fin de semana, ahora venden cinco o seis paquetes por día.
“Lo usan más que nada para la cena, quizás comen un sanguchito, aunque se nota una baja en los lácteos más o menos de la mitad pero aumentó el café, quizás por lo mismo”, refirió. Dijo que también venden más arroz que antes, incluso más que fideos.
“Cuando ves los carros, lo que primero pasan por la cinta son esos productos de primera necesidad y después usan la plata hasta donde les alcanza y van sacando lo que necesita. Cuando ven los carros que quedan con mercadería que al final la gente no se llevó es todo lo de segunda necesidad. A la gente le está costando mucho todo. Agosto ha sido un mes muy malo, va a arrojar unos números en ventas muy flojos”, dijo Rubén David, del Mayorista Oscar David. Enumeró que lo que más lleva la gente es aceite, harina, fideos, arroz, leche.
“Cada vez se compra más harina y azúcar, y eso no es bueno para una dieta, no sé cuánta gente se va a poner a ver ahora el etiquetado frontal”, opinó.
Trabajadores pobres
Lana consideró que en esto se nota una división marcada en la sociedad y reconoce que en las conductas de quienes consumen lo más accesible se aprecia algo que él mismo ve. Explicó que paga a sus empleados el salario establecido oficialmente y ve que no les alcanza; pero por otra parte, no puede pagar más e incluso ha eliminado las horas extra porque tampoco puede costearlas.
En este punto es inevitable la referencia a un fenómeno cada vez más frecuente: los trabajadores pobres. Así lo han advertido diferentes actores, entre ellos la Universidad Católica Argentina (UCA), en referencia a la percepción de salarios que han perdido poder adquisitivo frente a la inflación y la necesidad de tener más empleos para sostener a las familias.
Las familias mendocinas necesitaron ingresos superiores a los $ 105.000 en julio para no ser pobres, según datos de la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE).
Menos consumo de frutas y verduras
Un relevamiento realizado por Unicef en junio le puso números a la realidad de muchas familias. La Encuesta Rápida sobre la situación de la niñez y adolescencia 2022 fue respondida por 6,3 millones de hogares que incluyeron a 27 millones de personas: 67% dijo haber reducido el consumo de carne y 40% la ingesta de frutas, verduras y lácteos. El 36% del total de hogares relevados había dejado de comprar algún alimento por falta de dinero.
Así, en Argentina, más de un millón de niños y adolescentes dejaron de comer alguna comida, además de tres millones de adultos. Las condiciones socioeconómicas, asociadas a la inflación, la reducción del poder adquisitivo y dificultades en el mercado de trabajo han determinado que uno de cada tres hogares no pueda cubrir sus gastos corrientes y el 50% no pueda solventar los gastos escolares, entre ellos la compra de libros y útiles. Además, uno de cada cuatro hogares dejó de ir al médico o al odontólogo y casi un 20% suspendió la compra de medicamentos.
Pero hay que decir que este terreno ganado por las harinas e hidratos de carbono en detrimento de otros alimentos afectan el equilibrio necesario para una dieta nutricionalmente equilibrada. La carencia de frutas, verduras y proteínas sostenida en el tiempo, afecta el desarrollo de los niños y la calidad de la salud. Incluso, ante carencias extremas, es cuando se presenta la malnutrición, que reemplazó a la desnutrición.
Por otra parte, Lana manifestó su preocupación por la calidad del pan que vende un mercado paralelo, que mueve grandes cantidades por fuera del circuito legal y comercial, sin controles e incluso realizando prácticas que la normativa prohíbe. Destacó que no tienen controles bromatológicos y que incumplen pautas del Sistema Alimentario Argentino. Dijo que llegan a vender el pan a 200 pesos, aunque aclaró que no están en contra de las familias que elaboran de manera casera algunos productos para sobrellevar la economía familiar, sino de personas que venden 300 kilos por día.