La trayectoria escolar de unos 19.000 estudiantes que en 2020 no pudieron acreditar los aprendizajes prioritarios es una de las preocupaciones que cargan los docentes en el período de apoyo que comenzó el miércoles pasado y continuará hasta el 26. Junto con el complejo diseño que buscará el regreso presencial a las aulas, la recuperación de lo perdido durante el año pasado demandará un trabajo complejo, y por ello es que la Dirección General de Escuelas (DGE) ha planteado trazar un mapa para ir siguiendo la evolución de esos estudiantes, marcados básicamente por un ausentismo grave de todas las clases virtuales que signaron el desarrollo de la pandemia de Covid-19.
Fue el miércoles pasado cuando muchas escuelas primarias y secundarias de Mendoza volvieron a abrir sus puertas de cara al ciclo lectivo 2021, recibiendo en sus aulas a los alumnos que no pudieron acreditar los aprendizajes prioritarios durante 2020.
Allí los docentes se encontraron con este desafío. “El GEM reporta cerca de 19.000 estudiantes, entre ambos niveles, que se encuentran en proceso. Esto significa que, poco a poco, iremos explorando la situación de cada uno”, indicó Silvina del Pópolo, titular de la Dirección de Planificación de la Calidad de Educativa, dependiente de la DGE.
Se trata exactamente de 19.238 estudiantes de las escuelas públicas de la provincia que, coincidentemente, presentan un nivel de ausentismo calificado como “crítico”.
De ese total, 12.246 son alumnos que pertenecen al nivel primario y representan un 5,24% de la matrícula. En cuanto al nivel secundario, 4.973 corresponden a estudiantes de establecimientos orientados (5,14%), mientras que 2.019 son de colegios técnicos (5,49%).
El plan es hacer un diagnóstico más profundo de cada alumno a partir de ahora. Las jornadas en las que participaron los docentes la semana pasada sirvieron para trabajar cómo será ese acompañamiento, para identificar las necesidades y planificar en función de esa realidad.
Así, cada docente contará con lo que Del Pópolo denomina “mapa con la trayectoria de cada chico”, que se va a reforzar durante este período de clases de apoyo, que se extenderá hasta el 1 de marzo, cuando todos los estudiantes retomen el cursado.
Trabajo “artesanal”
La directora, quien prefiere evitar el uso de la expresión “trayectorias débiles”, aseguró que se trata de “un trabajo artesanal” con reconocimiento individual de la situación de cada estudiante, porque son múltiples los factores que pueden haber influido para no acreditar los aprendizajes llamados prioritarios.
En este sentido, hay que recordar que, a fines de agosto del año pasado, el Consejo Federal de Educación estableció que ningún alumno repetiría 2020. A cambio de ellos, se formaría una “unidad pedagógica” que abarcaría los ciclos lectivos 2020-2021 y la promoción recién se definiría este año.
Sin embargo, se pudo observar en varios establecimientos que muchos de los alumnos que debían comenzar a cursar el miércoles pasado no se presentaron. Algunos docentes aseguraron que se debe a que no es obligatoria la asistencia.
Del Pópolo reconoce la situación, aunque precisa que “en general, los chicos están respondiendo” y que “la percepción es que están empezando a volver a las escuelas”.
Esto quedó demostrado con las cifras que dejó el cierre de la semana del regreso: más de 27.000 estudiantes fueron presencialmente a clases de apoyo o talleres de escuelas técnicas y a partir de mañana miércoles esperan que ese número siga subiendo.
Esto se debe a que los estudiantes de escuelas técnicas, que rondan los 7.000, necesitan hacer las prácticas in situ. En estos casos, los jóvenes necesitan poder asistir para completar los aprendizajes sobre contenidos que no pueden aprenderse si no es en forma presencial. Como, por ejemplo, usar un torno.
Además, los colegios tienen la potestad de convocar a los alumnos que consideren que necesiten un apoyo, que no necesariamente responde a la currícula, sino a aspectos de contención. Por eso, el número es superior a los 18.000 que incluye la Red de Apoyo a las Trayectorias Escolares (RATE).
“En algunos casos, como los chicos de primer y segundo grado de 2020 y primer año de 2020, hay talleres de vinculación con la escuela porque cambian de nivel. Además, los primeros pasaron el proceso de alfabetización en pandemia”, agrega Del Pópolo.
Para lograr la revinculación son muchos los colegios que fueron a buscar a los estudiantes a sus casas. Ocurre que algunas familias tienen temor de que vuelvan a las aulas por la pandemia. “Les pedimos que acompañen y confíen”, desliza la directora.
Factores que influyen en las “trayectorias débiles”
Si bien en un principio se podría pensar que la falta de conectividad fue una de las razones más importantes para que algunos estudiantes no pudieran adquirir los conocimientos prioritarios, desde la DGE creen que no se trató sólo de eso.
“Habitualmente la situación de desconexión la tuvimos en el 10% de los chicos”, reconoció Del Pópolo, y agregó que “en algunas familias que tenían un solo dispositivo se pudieron organizar muy bien, compartiéndolo entre todos los hijos, y llegaron con los contenidos aprendidos”.
Desde el área explicaron que es “un proceso anual” y que “son muchos los acontecimientos que pudieron afectar el aprendizaje”, sin tener necesariamente relación con la situación social o económica de cada niño. Ni con el lugar donde vive. La falta de sociabilización y del propio acompañamiento docente son factores de peso que influyen.