Dos niños prometieron lealtad a la bandera argentina en una emotiva ceremonia en la Antártida

Juan Ignacio Navarro y Mía Espejo son alumnos de la escuela "Raúl Alfonsín", ubicada en la Base Esperanza, y la única que no se vio afectada a raíz de la pandemia por coronavirus continuando con su funcionamiento educativo.

Dos niños prometieron lealtad a la bandera argentina en una emotiva ceremonia en la Antártida
Dos alumnos prometieron la bandera argentina en a escuela "Raúl Alfonsín" de la Base Esperanza en la Antártida.

Juan Ignacio Navarro y Mía Espejo son los dos estudiantes que hoy prometieron lealtad a la bandera argentina en la Escuela 38 “Raúl Alfonsín” de la Base Esperanza en la Antártida Argentina, el único establecimiento educativo del país que no vio afectado su funcionamiento por la pandemia de coronavirus.

A más de 3.200 kilómetros de Buenos Aires y con temperaturas bajo cero, la ceremonia se celebró hoy a las 11 de la mañana y estuvo a cargo de Mariana Ibarra, una docente nacida en Buenos Aires de 37 años que, además es la directora de la escuela y madre de Juan Ignacio.

Mariana es responsable del funcionamiento de la única escuela del continente antártico junto su esposo Víctor Navarro, un sanjuanino de 42 años a quien conoció en Tierra del Fuego, ambos padres de Victoriano, de 11, y Juan Ignacio, de 9, también sus alumnos.

Mariana contó a Télam que “el juramento a la Bandera de Juan Ignacio y Mía fue un momento muy emotivo para todos porque toda la dotación de la base trabajó durante la semana previa para acompañarlos en este momento”.

Víctor dijo a Télam que “dos horas antes de la ceremonia, los 14 chicos que estudian en la escuela tuvieron una teleconferencia con integrantes del regimiento de Patricios, quienes les contaron que Belgrano fue parte del mismo y que llegó a ser su general, y le hablaron de las ideas de Belgrano, y eso también le dio a los chicos otra dimensión del valor de la ceremonia”.

Mariana recordó que “como familia ya habíamos participado de la invernada de 2018 en la escuela, y aquella vez me había tocado tomarle juramento a mi hijo mayor, Victoriano, y como mamá fue muy emocionante. Cuando se abrió la convocatoria para tomar el cargo este año fue Juan Ignacio el que nos impulsó a presentarnos al concurso porque él tenía sueño de jurar la bandera en la Antártida como su hermano”.

“De la ceremonia de esta mañana participaron por teleconferencia las autoridades educativas de la provincia de Tierra del Fuego, a la que le corresponde esta escuela, y también el ministro de Educación, Nicolás Trotta, que envió un video”, agregó la directora.

Víctor señaló que “los chicos también están muy entusiasmados porque mañana el presidente Alberto Fernández les va a tomar la promesa a la bandera a 25 chicos de todas las jurisdicciones como gesto simbólico de las promesas que no se pudieron tomar por la pandemia, y en representación de Tierra del Fuego van a participar Juan Ignacio y Mía”.

La Base Esperanza tiene la particularidad de haber sido concebida y diseñada como un poblado que le requiere a los científicos y militares que forman parte de su dotación anual el traslado a la Antártida con sus hijos. Para ello fue creada la escuela 38 “Raúl Alfonsín”, que este año acoge a 9 estudiantes; 2 del nivel inicial y 7 de primaria, cuya educación queda a cargo del matrimonio de Ibarra y Navarro.

Además, dentro de las instalaciones de la escuela, 5 adolescentes cursan el secundario a distancia bajo la modalidad del Sistema de Educación a Distancia del Ejército Argentino (SEADEA).

Ibarra apuntó que “ser la única escuela del país que puede funcionar con normalidad es algo que los chicos acá recién empiezan a dimensionar cuando a través de internet se ponen en contacto con sus amigos en el continente y ellos les cuentan que hace casi tres meses que no pueden salir de sus casas”.

En este sentido, Navarro agregó que “nuestros estudiantes dimensionan lo que representa su presencia en la Antártida cuando tenemos contactos con escuelas del continente y ven cómo se sorprenden otros chicos con cosas que ellos hacen como visitar pingüineras, avistar ballenas y orcas, o viajar en el Hércules o helicóptero”.

“Para nosotros, dar clases en un lugar tan mágico como este es un desafío muy especial que tomamos con la responsabilidad de lo que representa nuestra presencia en la Antártida; nosotros dos -como equipo- tenemos que planificar los contenidos escolares para los chicos desde inicial hasta secundaria. Todos compartimos el mismo salón, lo que hace que también los chicos se interesen en las cosas que aprenden los que están en otros grados”, concluyó Navarro.

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