La oferta de agua de bebida al ganado en cantidad y calidad es un factor fundamental para expresar la potencialidad tanto de los animales como de los campos ganaderos que los contienen y alimentan. Conocer los principios básicos de su oferta y manejo es primordial. En muchos campos los productores enfrentan los desafíos de su almacenaje y distribución, y en este aspecto es en el que el presente articulo pretende colaborar. En el mismo sentido, la construcción de los acueductos ganaderos en el sur y este de la provincia, sustentados en estudios gestionados por el Clúster Ganadero Mendoza, se diseñaron para abastecer con agua de bebida de calidad regiones de la provincia donde es escasa o de muy mala calidad. Su gestión adecuada permitirá a los usuarios, contar con un recurso clave para lograr la máxima utilización de los recursos forrajeros disponibles.
¿Cuántas aguadas debo tener en un campo ganadero?
Los sistemas pastoriles de cría de zona árida determinan que los animales deban recorrer grandes extensiones para obtener su sustento forrajero. En esas enormes distancias hay que definir con precisión los puntos clave de oferta de agua, buscando esquinas confluyentes de potreros, tratando que cada sector del campo no esté alejado más de 2,5 o 3 km de las aguadas. Trabajos realizados por el equipo de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCuyo, dotando con collares GPS a vacas en pastoreo, demostraron que, en nuestros arbustales naturales de Mendoza, las vacas pastorean intensamente hasta un radio de 2,5 km de la aguada. Si bien se pueden encontrar a distancias mucho mayores, cómo 6 o 7 km, a partir de los 2,5 km disminuyen el aprovechamiento del forraje (subpastoreo). Por ello recomendamos que valiéndose de imágenes satelitales se haga el ejercicio de trazar círculos con eje en los puntos de oferta con radios de 2,5 km, para observar cuan bien o mal distribuida está la oferta de agua (Ver figura).
¿Cuánta agua toma una vaca y cuánta debo almacenar?
Cómo primera aproximación se debe estimar que la oferta de agua debe ser equivalente al 10% del peso vivo de los animales, esto es uno 40 litros de agua diaria por cada vaca. Sin embargo, esta cantidad puede aumentar significativamente durante períodos de calor extremo o en lactancia. El consumo dependerá fundamentalmente de dos factores: la cantidad de materia seca ingerida y la temperatura. Mientras mayor sea el consumo de materia seca o el calor ambiental, mayor será la necesidad de agua. En este aspecto es curioso como algunos encargados de campo han manifestado su creencia de que los animales necesitan más agua en invierno, fundamentado en que, efectivamente, suelen tener mayor requerimiento para llenar los depósitos de agua en la temporada invernal. Esto se debe, a que en el verano los animales ingieren forraje fresco con elevado contenido de humedad lo que cubre gran parte de la necesidad de agua, además de beber en los charcos que se forman luego de las lluvias. Por ello la cantidad y calidad de agua suele ser menos demandante en el verano que en el invierno, aunque cuidado, se pagarán más caros los errores.
Es importante almacenar mediante estanques, tanques o represas, una cantidad adecuada de agua que permita un suministro constante de agua para el ganado. Aconsejamos dimensionar los depósitos con la capacidad de cubrir al menos 7 días en el período más crítico a la totalidad de las vacas que de allí se surtan. Por ejemplo, si en algún momento de un determinado depósito de abrevan 500 animales, la cantidad de agua del reservorio (generalmente un tanque australiano), deberá ser de 500 animales x 40 litros por animal por 7 días: 140.000 litros.
¿Cómo debe ofrecerse el agua de bebida?
Es importante asegurarse de que las vacas tengan acceso a agua limpia y fresca en todo momento, especialmente durante los días calurosos de verano, en cantidades suficientes y en lugares accesibles para evitar la competencia y el estrés.
Con collares GPS observamos que, en nuestra zona árida, tanto invierno como verano, las vacas confluyen en los puntos de agua cada dos días. Llegan a la aguada, beben a saciedad, posteriormente se echan algunas horas dejando que su cuerpo se hidrate, luego vuelven al agua, llenan nuevamente su capacidad ruminal, retirándose posteriormente al pastoreo.
Los bebederos en lo posible deben contener agua fresca. Deben estar bajo sombra y no actuar de gran depósito, conteniendo demasiada agua expuesta al calor. Es preferible utilizar bebederos de baja capacidad de contención, provistos de un sistema de ingreso de agua que otorgue el caudal necesario para remplazar rápidamente, con agua fresca de los tanques o represas de reserva, lo que los animales están consumiendo.
¿La calidad influye?
Influye, y mucho. Existe una relación entre la cantidad de agua ingerida y la ingesta, y viceversa. En nuestra zona es común perder calidad por exceso de sales y en muchos casos, agravado por la presencia de sulfatos que empeoran aún más la calidad. Las sales no solamente pueden ser tóxicas afectando la salud de los animales, sino también, en exceso, perjudican la ingesta diaria de materia seca y en consecuencia disminuyen los rendimientos reproductivos. Un diagnóstico que realizamos en el marco del Cluster Ganadero Mendoza, permitió cuantificar la mala calidad y oferta en el este y sur de la provincia, impulsando la construcción de los acueductos. Queda en mano de los productores, hacer su uso eficiente.
*El autor es ingeniero Agr. Msc. Facultad de Ciencias Agrarias - UNCuyo. Esta nota se realizó en coautoría con los ingenieros agrónomos Gerónimo Iglesias y Dante Crisman, y el médico veterinario Julio Fontana.
Producción y edición: Miguel Títiro - mtitiro@losandes.com.ar