Si un hombre dice que nunca le pasó, no es cierto. La disfunción eréctil es mucho más frecuente de lo que hombres y mujeres creen, y puede tener diversos orígenes que van desde nervios o estrés hasta enfermedades como diabetes. Más allá de eso, el momento in situ suele ser bastante incómodo para ambos (hablando de parejas heterosexuales) porque muchas veces la mujer no sabe cómo decodificar lo que está sucediendo y menos aún cómo manejar la situación.
Debido a que la cultura popular a menudo representa las erecciones como un símbolo de masculinidad, no es de sorprender que la disfunción eréctil pueda hacer que el hombre se sienta avergonzado, aislado, con ansiedad y depresión.
El problema de disfunción suele ser más frecuente en dos situaciones: cuando recién se conocen - o llevan poco tiempo saliendo- y cuando es una pareja establecida y con varios años recorridos.
En el primer caso puede ocurrir que el momento sexual se dé de manera espontánea y que a poco de comenzar alguno de los dos se sienta incómodo, con vergüenza. Si esto le ocurre al varón, es probable que la erección disminuya. También puede suceder que el hombre tenga muchas expectativas de conocer o salir con una mujer, y cuando logra una cita se sienta cohibido, estresado o “bloqueado”, con la consiguiente inmovilidad de su miembro.
En el caso de las parejas que llevan cierto tiempo juntas, la disfunción eréctil se convierte en una preocupación y -a veces- en el gran elefante blanco de salón: Es evidente pero no se habla.
De acuerdo con estudios realizados en Estados Unidos, “por cada 1000 hombres, 7,7 padecen disfunción eréctil regularmente”. La revista “Psychology Today” ofrece algunas pistas que pueden ser de ayuda para la mujer en esos momentos.
1. Sí le gustas y no es tu culpa: La norma es que la mujer piense que la culpa es suya porque no es sexy, no le gusta, no tiene una técnica suficientemente buena o él ya no siente lo mismo. En ese momento hay que poner cabeza fría y saber que no tiene que ver con lo que el hombre siente por la mujer, ya sea una atracción física reciente o una relación de larga data que involucra sentimientos más profundos.
2. No huir: Lo primero que muchas mujeres piensan es “mejor me voy para no alargar el momento incómodo”. Gran error. Aquí lo más importante es conservar la calma e intentar mediar la situación.
3. Desdramatizar: Para empezar, es bueno recordarle al hombre que el sexo no siempre requiere penetración, y que no hace falta probar acorbacias exóticas para reanimar su miembro. A veces los hombres, por los nervios, comienzan a intentar cosas “de último momento” (posturas poco frecuentes, incómodas y hasta imposibles) con el objetivo de que el pene se yerga.
4. Hacerle saber que “está todo bien”: La mujer puede decir algo simple que le de a entender al hombre que lo está pasando muy bien (por supuesto, no mentir, porque eso se nota) sin necesidad de penetración le dará a él un enorme alivio y le sacará el peso de tener que blanquear la situación por demás obvia. También se le puede hacer saber que se puede ir despacio y que se puede disfrutar de muchas maneras, empezando por la simple compañía o por un abrazo.
5. Retomar despacio: Cuando decidan intentar nuevamente -en ese momento u otro día- tener relaciones, deben comenzar poco a poco, con caricias sin ir mucho más allá. Lo importante es tratar de no centrar la atención en el pene. Y cuando él se sienta preparado para entrar en acción con la penetración, dejarlo ir a su ritmo.
6. Cuando son pareja: La disfunción eréctil no puede curarse con lencería sensual nueva o con una mayor variedad en la cama, ya que no está relacionada con la atracción que pueda sentir por su pareja, sino que es una afección física que con mayor frecuencia está relacionada con problemas médicos tales como diabetes, colesterol alto o afecciones cardiovasculares en sus primeras etapas.
7. No culpar al porno ni compararse: La pornografía no da problemas de erección, y tampoco la masturbación. Si el hombre no tiene problemas para seguir el ritmo cuando ve pornografía, pero luego tiene problemas con la pareja, se debe a que cuando está solo viendo pornografía no hay presión, las imágenes en la pantalla no juzgan. Sin embargo e irónicamente, estar con una persona real puede llevar a sentir presión por hacerlo bien y, por tanto, no conseguirlo.
8. Hablar: Algunos hombres odian abordar el tema, pero puede ser útil tener una conversación al respecto. Hablar lo normaliza y reduce la vergüenza, y puede ser útil para que ambos compartan qué les gusta. Lo más importante es brindarle la confianza necesaria para tocar el tema, aunque no sea en ese exacto momento. No es necesario que hablen al instante. Puedes planear una salida juntos, ir a un lugar tranquilo en el que ambos estén relajados y sin presiones.