Ignacio Pavesi cumplió 19 años el 28 de octubre. De todos sus cumpleaños, 10 los ha festejado en una alfombra mágica. “Le encanta, nos debemos haber tirado, por lo menos, 40 veces en total. Se vuelve loco con todo lo que sea movimiento, como por ejemplo ir a la montaña o andar en lancha”, cuenta su papá, Adrián.
Por una mala praxis durante el parto (sufrió una hipoxia -falta de oxígeno-), Nacho desarrolló una encefalía crónica no evolutiva. Ello repercutió y se manifestó en un compromiso motor muy grande, que es lo que hoy marca su día a día: no tiene autonomía para caminar por sus propios medios. No obstante, intelectualmente no le dejó ninguna secuela, algo que -según relatan sus padres- hace un poco más difícil su día a día, ya que Nacho es consciente de su discapacidad.
Más allá de su fascinación por la alfombra mágica y por las excursiones a las montañas y cerros mendocinos, esta realidad de Nacho lo obligan a depender siempre de los demás y a, por ejemplo, necesitar de otros para poder ir de excursión a un cerro, por ejemplo.
Por esto mismo es que un grupo de docentes y autoridades de la Facultad de Informática y Diseño de la Universidad Champagnat (UCh) desarrolló una silla de ruedas especial para poder trasladar a Nacho en cualquier excursión. Se trata de una estructura en la que el joven puede acomodarse sentado y, con ayuda de dos personas que la trasladan, Nacho puede salir y disfrutar de los paseos como cualquier otro de sus compañeros.
“Como papás, hemos intentado que él siempre haga lo mismo que los otros chicos de su edad y que nosotros. Hemos hecho juntos tirolesa y hemos ido a la montaña, por ejemplo. Pero ahora, esta silla nos abre un panorama que no lo teníamos pensado y nos entusiasma e ilusiona mucho más. Nunca Nacho había podido disfrutar de un sendero de montaña”, destaca emocionados los padres de Nacho, Adrián Pavesi y Fernanda Jara.
La silla adaptada ya fue estrenada -a modo de prueba- por Nacho y sus compañeros, y en los próximos días tienen programada una salida al cerro Arco junto a todos los alumnos del Colegio Universitario Santa María, justamente dependiente de la UCh y donde está estudiando.
“Esto nos abre nuevos horizontes, estamos entusiasmados. El amor que han puesto quienes han trabajado en esto es increíble. En esa primera salida, cuando íbamos subiendo con los chicos, se nos caían las lágrimas a todos. Y el fue todo el el camino riendo y repitiendo ‘gracias’”, agregan sus padres.
INCLUSIÓN
Adrián, Fernanda y sus 3 hijos -Nacho y sus dos hermanos- son “bichos de montaña”, como se definen. Los adultos han estado en los cerros Aconcagua y El Plata, mientras que -desde siempre- han salido en familia a distintas aventuras. Cuando Nacho era más pequeño, lo cargaban en una mochila que sus padres llevaban en la espalda, y sobraban los motivos para disfrutar de una salida familiar y al aire libre.
Sin embargo, Nacho fue creciendo, la mochila quedó chica y para sus padres cada vez era más difícil poder incluirlo en las salidas montañesas.
Actualmente Nacho Pavesi está cursando en quinto año del Colegio Universitario Santa María. Cada fin de ciclo, los alumnos del colegio hacen una salida recreativa y de estudio al cerro Arco, y en los años anteriores a Nacho lo llevó su profesor de historia, Mauricio Fourcade, quien -además- es porteador en el Parque Provincial Aconcagua.
“El proyecto se generó a partir de la necesidad concreta que hubo con Nacho Pavesi, y hace dos años se empezó a trabajar Extensión. Participó gente del colegio y de la facultad”, resume por su parte Verónica Miguez, vicedecana de la Facultad de Informática y Diseño de la UCh.
La idea surgió del propio Mauricio Fourcade y su vinculación, no solo con el adolescente, sino con la vida de montaña. Así fue como los referentes se propusieron diseñar y construir un soporte o medio de transporte ergonómico y útil para ir a circuitos y participar de caminatas al aire libre, así como también disfrutar de los senderos de los cerros mendocinos.
Y, aunque surgió para dar respuesta a la necesidad específica de Nacho, la intención es que este prototipo pueda repetirse y aplicarse a otras personas en situaciones similares y que puedan precisarlo.
“Mauricio me lo comentó en 2021 y desde entonces venimos trabajando en el proyecto. Además de Mauricio -quien aporta desde su experiencia como porteador en la montaña- y yo -como investigadora y vicedecana-, fue clave el papel de Jimena Caballero, quien es diseñadora industrial, profesora y tiene su propio emprendimiento”, destacó Miguez.
Incluso, los 3 artífices detrás de esta silla hicieron una visita al cerro Arco para adentrarse en las condiciones del terreno y estar concentrados en lo que haría falta.
La fabricación de la silla adaptada tampoco fue un trámite sencillo. Porque debieron conseguir el material y gente que ayudara (prácticamente toda la materia prima es importada), y no fue fácil. Pero, con los resultados a la vista y la felicidad de Nacho ya materializada, Miguez, Caballero y Fourcade cayeron en la cuenta de que todo había valido la pena.
CÓMO ES LA SILLA Y LA PRUEBA DE FUEGO
Si bien la primera salida oficial de Nacho en su silla de ruedas adaptada será durante los próximos días y al cerro Arco, el joven ya hizo una primera salida de prueba al cerro Llorón y ya vivió en primera persona como este invento le cambiará la vida.
“Es una silla para que la sujete una persona atrás (empujando) y otra adelante (tirando). Tiene ruedas y frenos atrás y es súper liviana y confortable. Y en la prueba quedó demostrado que pueden soportar el peso de Nacho y es súper apta para él”, explica la vicedecana de Informática y Diseño de la UCh. Y agrega que, a futuro, la idea es que la misma universidad pueda fabricar más de estas sillas.
Las metas de Nacho y su familia van más allá de la salida ya programada al cerro Arco. Les gustaría, entre otras cosas, poder participar de una carrera que tendrá lugar en Villavicencio el 12 de noviembre y, por qué no, llegar hasta Plaza Francia con los porteadores, ya en el Parque Aconcagua. “Lo único que esperamos para su vida es que disfrute y sea feliz, y esto abre nuevas oportunidades. Es como las sillas de ruedas adaptadas a la playa, que permiten llevar a las personas al mar, pero en este caso en la montaña”, concluyen los padres.