La papas fritas, tal como las conocemos hoy, se originaron entre Bélgica y Francia. Los franceses se adjudican la invención del plato; se dice que a fines del siglo XVIII sobre el Pont Neuf de París se instalaban los vendedores de esta delicia, que preparaban a la vista de sus clientes dentro de braseros y sartenes. Los belgas la cocinan en dos etapas: en aceite y con grasa; los franceses sólo en aceite.
Con el paso del tiempo, las papas fritas han ido mutando y adquiriendo la forma propia de cada cultura, sin embargo, no se sabe con certeza porque cada 20 de agosto se celebra el Día Mundial de las Papas Fritas, pero a nadie le importa eso y todos se suman a su festejo.
Para que las papas fritas te salgan perfectas tenes que seguir estos paso. A tomar nota:
1) Pelá las papas y cortalas. Dales una enjuagada con agua tibia para eliminar la “babita” que tienen por el almidón o podés hervir agua y sumergirlas por 5 minutos.
2) Secalas con un repasador, o ponelas en una ollita o sartén a fuego bajo y remové hasta que estén secas.
3) En esa misma ollita o sartén, cubrilas de aceite frío (el que quieras usar, si es oliva mucho mejor), dales una removida para que no se peguen al fondo y ahí poné el fuego bien fuerte. Si, aceite frío. Hace mucho que los cocineros científicos demostraron que es un mito que si el aceite está frío la papa sale aceitosa y poco crocante.
4) Mientras se cocinan, remové 1 o 2 veces para asegurarte que no se peguen al fondo. Esperá a que las papas tomen un color bien dorado y listo. Un poco de sal y a comer.