El 2 de abril se conmemora el Día Mundial de Concientización sobre el Autismo, el síndrome que se calcula afecta a más de 400.000 personas en el país, de acuerdo a las estadísticas de la Asociación Argentina de Padres de Chicos con Autismo (APAdeA). En ese contexto, es importante compartir consejos para convivir y relacionarse con Trastornos del Espectro Autista (TEA).
En este caso, vale destacar una serie de recomendaciones de la Asociación Navarra de Autismo (ANA), entidad española especializada en el tema que compartió consejos para comprender, convivir y relacionarse con el autismo de la mejor manera posible.
Consejos para convivir con el autismo
En primer lugar, es muy importante el conocimiento del trastorno. Para el entorno cercano a un niño que lo padece, es necesario un trabajo de formación sobre el TEA para que, especialmente los padres, sean conscientes de qué es y qué implica convivir con ello.
Establecer una rutina es muy necesario para los niños con autismo, porque requieren mantener horarios regulares y muy estructurados en todo momento. De hecho, en algunos casos la interrupción de la rutina o los cambios bruscos pueden generarles disgustos, confusión o ansiedad.
Anticiparse a los horarios y la rutina les facilita afrontar el día, como saber con antelación qué es lo que va a hacer o qué va a pasar cuando vaya a un lugar. Para eso, recomiendan preparar agendas visuales de los próximos planes o actividades, y enseñar con tiempo al niño a gestionar situaciones sociales nuevas y, si es necesario, también de forma visual.
Siempre que haya que decirle algo, debemos intentar el contacto ocular, que te mire a los ojos. Para asegurarte de que te escucha, los especialistas aconsejan agacharse y ponerse a su altura para hablarle. Los niños con autismo tienen dificultad en mirar y oír a la vez, por eso es tan importante que establezcan contacto de alguna manera.
Los momentos de enfado o disgusto pueden ocurrir en cualquier momento, y cuando esto suceda, hay que tener preparado en casa un espacio tranquilo, con algún juguete preferido, para gestionar y sobrellevar adecuadamente los enojos.
La paciencia es la clave. Las personas con autismo tardan en responder a cualquier pregunta, por lo que es mejor darles tiempo y no insistir, porque esto puede llevarnos a la frustración, tanto del niño como del adulto. Además, recuerda que este trastorno es una carrera a largo plazo y que puede resultar muy cansadora para todos, por lo que la paciencia siempre será un buen aliado.
De la mano con ello está el trabajo constante. Toda la forma de relacionarse y la intervención terapéutica que se realice desde la familia, centro terapéutico, escuela u otros profesionales, debe ser diaria y muy regular. Como padres, es importante centrarse en lo que querés mejorar y no dejar de formarte en cómo hacerlo.
Por último, pero no menos relevante, prepará a tu entorno. Todas las personas cercanas deben estar informadas del trastorno que sufre el niño, de cómo y qué puede ocurrirle en reuniones sociales con demasiada estimulación sensorial para que su reacción no suponga más dificultades.
