Pensar el bullying dentro de un sistema o de la estructura en la que sustentan las relaciones en la escuela, es la clave de una innovación en noruega para echar por tierra este flagelo que afecta a los chicos y chicas en todo el mundo y en que Mendoza se registró un impactante caso que llegó a los medios nacionales, con una pequeña asediada por sus compañeros y que no podía volver a clases por temor a la violencia que sufría.
En el mundo, se habla cada vez más del método Programa de Prevención del Acoso Olweus (Olweus Bullying Prevention Program), ideado por el psicólogo sueco-noruego Dan Olweus, quien encabezó gran parte de las primeras investigaciones académicas sobre la victimización infantil.
El programa se basa en la idea de que los casos individuales de acoso suelen ser producto de una cultura más amplia que tolera la victimización, el maltrato entre pares. Por eso, va más allá e introduce el concepto de ecosistema escolar.
Como muchas otras intervenciones, el Programa Olweus comienza con un reconocimiento del problema. Por este motivo, los colegios deberían realizar una encuesta para preguntar a los alumnos sobre sus experiencias.
“Saber lo que está pasando en tu edificio es realmente importante y puede guiar tus esfuerzos de prevención del acoso escolar”, dice Susan Limber, profesora de psicología del desarrollo de la Universidad de Clemson, en Carolina del Sur, Estados Unidos.
El Programa Olweus alienta a la escuela a establecer expectativas muy claras para un comportamiento aceptable, y las consecuencias si se infringen esas reglas.
De todas formas, muchas veces los contratos de convivencia se infringen por distintas razones, por lo que las sanciones deben imponerse.
También deben aprender a reconocer los lugares dentro de la escuela donde es más probable que ocurra la intimidación y supervisarlos regularmente.
Por otro lado, cada persona que trabaja dentro de una institución debe capacitarse sobre el problema del bullying y reprobar estas conductas en todos los ámbitos.
Resultados positivos
En Pensilvania este método se implementó en 200 escuelas en Pensilvania y arrojó los siguientes resultados: hubo 2000 casos menos de intimidación durante dos años. Es importante destacar que los investigadores también observaron cambios en la actitud general de la población escolar hacia el acoso, incluida una mayor empatía con las víctimas, por lo que se busca extender en otros países del mundo.
