El trabajo remoto, conocido globalmente como home office, es una modalidad que sigue en auge y que para muchos les permite dedicarse a ciertos empleos que no podrían realizar de otra forma. En homenaje al día del trabajador, un grupo de jóvenes nos relatan su oficio desde casa y comparten un denominador común: la facilidad de poder gestionar los tiempos, de manera eficiente y desde cualquier lugar que cuente con wifi.
“Es muy bueno porque brinda comodidad, hasta podés elegir si querés trabajar en medias y ojotas. Hay personas que se pasan todo el día en la oficina y es lo mismo o peor”, cuenta Martina Lucero, una joven profesora de inglés internacional.
“La modalidad home office me parece muy buena. La empresa donde trabajo ha crecido mucho con este formato y mejorado su productividad, ya que antes de la pandemia era presencial y hoy en día es 100% remoto. También depende de las áreas en las que se aplica puede ser muy conveniente, especialmente en el rubro de IT (Tecnología de la información), ya que facilita los procesos”, agrega Leonardo Memoli, quien se desempeña como consultor en seguridad informática para una empresa chilena.
El joven experto ayuda a las empresas a protegerse ante posibles ataques en la red, por lo que dedica muchas horas a reuniones con clientes, y aunque se considera un fan del trabajo remoto, también valora la posibilidad de elegir cómo trabajar. “Si bien trabajar desde casa te asegura cierta comodidad, también es bueno tener opción de una modalidad híbrida, poder elegir de dónde trabajar”, menciona a Los Andes.
Un antes y después de la pandemia
Emiliano Caravita es un trader de 28 años que se dedica al arbitraje de activos digitales. Luego de perder su trabajo durante la pandemia, decidió instruirse para poder trabajar por internet.
“Trabajo desde esta forma desde que comenzó la pandemia ya que me quedé sin trabajo y pensé en trabajar por internet, que era lo único que se podía hacer en el momento”, cuenta Emiliano a este diario. Y continúa: “Cuando cobré el ingreso familiar de emergencia (IFE), que eran 10.000 pesos, me planteé que si me los gastaba y no lo recibía más, no iba a tener cómo comer. Por lo que decidí invertir en algo que me diera ingresos”.
El joven emprendedor está muy feliz con el trabajo desde casa: “Cada uno es dueño de su tiempo y la rentabilidad es muy buena, en mi caso trabajo por comisión y me pagan en criptomonedas, dependiendo de la cantidad de tiempo que le dedico es lo que gano”.
Emiliano aprendió más sobre el tema estudiando en internet por cuenta propia, especialmente sobre finanzas. “Aprendí primero por YouTube para crear una estrategia propia que me fuera rentable. Lo difícil de este tipo de trabajo es que hay que estudiar y capacitarse, porque también hay muchas estafas”, confiesa.
Por último, el joven entusiasta agrega que no le gustaría cambiar a un modelo de trabajo presencial porque la empresa está radicada en México y debería trasladarse del país.
Trabajos en educación
Martina trabaja como docente de inglés para una empresa ubicada en El Salvador, y hace un año firmó un contrato freelance, con valores y objetivos, donde se mide la performance de cada persona y le pagan hasta un dólar más la hora por cumplirlos.
“Trabajamos mediante una plataforma para dar las clases, me gusta mucho más enseñar en este formato, y con limitada cantidad de alumnos, ya que antes brindaba clases particulares en Mendoza y me tomaba mucho tiempo buscar alumnos y dar clases”, relata la joven profesora de 26 años.
Martina asegura que ese fue uno de sus motivos para cambiar de trabajo: “Pasaba mucho tiempo planificando y gestionando los cobros de los alumnos, hasta que descubrí la opción de hacerlo para el exterior y comencé a dar clases de forma remota”.
La docente coincide con Leonardo en que hay ciertas limitaciones en la sociabilización al trabajar desde casa. “Me gustaría ir presencial al menos una vez al mes, poder conocer a más a mis colegas, o tener un espacio aparte de mi casa para trabajar”, apunta.
“Mucha gente me dice que no es bueno mentalmente, yo creo que cualquier trabajo puede generar estrés si el ambiente no es el mejor”, finaliza Lucero.