Una se quiere casar, la otra no. Pero en el fondo sí, también lo desea con todo su corazón pasa que la abruma el miedo. Ellas están de novias hace cinco años y conviviendo hace dos. Se conocieron por un amigo en común que las presentó, ambas se enamoraron perdidamente desde aquel día. Vanesa, la más joven, le pidió casamiento a Daniela, tres años mayor, cuando llevaban siete meses saliendo.
Pero, como decíamos, si bien Daniela siempre ha soñado con casarse aún no se siente libre así que la propuesta quedó en stand-by. Es que proviene de una familia ultraconservadora de Tucumán, en la que no todos sus integrantes saben aún que ella es lesbiana. Su abuela, por ejemplo, cree que Vanesa es su compañera de departamento. Sus padres sí conocen la historia -de amor, por cierto- pero todavía no aceptan que así sea. Menos su mamá, que su papá. Por eso el miedo, la duda y hasta una especie de culpa –confiesa-.
En este mes que hoy termina se celebró en muchísimos países del mundo el Día Internacional del Orgullo LGBT (lesbianas, gay, bisexuales, transexuales) y el que viene, precisamente el 15 de julio se conmemoran 10 años de la jornada histórica en la que se aprobó la ley 26.618, conocida como de Matrimonio Igualitario. Argentina se convirtió en el primer país de América Latina en reconocer el derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo.
Hay fechas, cifras. Pero detrás de esos números fríos que en realidad, para la comunidad LGBT y para miles de personas más que la respetan representa una reivindicación de derechos, hay historias, sentimientos, alegría y también dolor. Está el amor de Vanesa y Daniela. En el que sí, obvio, hay diferencias como en todas las parejas del mundo. Pero, por sobre todas las cosas ellas se aman, respetan y eligen.
Una historia de amor
“Yo nunca había tenido novio, mis padres creían que era raro eso porque tengo cuatro hermanos y hermanas y todos han sido novieros desde chicos. El tema es que yo no me sentía bien cuando me querían presentar a un chico. No entendía bien porqué pero no me hallaba. Hasta que la conocí a Vanesa y ahí comprendí todo. Me había enamorado, no importaba nada más”, busca resumir Daniela.
La versión de Vanesa es diferente, porque ella desde niña supo que le gustaban las mujeres y su familia siempre la apoyó. “Hija, a mí lo único que me interesa es tu felicidad. No tenés que darme ninguna explicación, sólo presentarme a mi futura nuera”, recuerda con precisión que le dijo su padre cuando ella, segura de su orientación sexual pero igual algo temerosa de la posible reacción de su papá, le contó que estaba enamorada.
El deseo de casarse sigue vigente
Según información del Registro Civil de Mendoza, que toma el 31 de mayo de 2018 como referencia, en la provincia se casaron en ése año 46 parejas igualitarias, 102 en 2019 y en lo que va de este 2020 se han concretado 36 matrimonios. Lo que quieren estas chicas es engrosar esas cifras y llevar, en un auto antiguo que les va a prestar un amigo, el cartel de “felizmente casadas”.
“Hay gente que le puede resultar discriminatorio que se diferencie entre parejas igualitarias y heterosexuales. Yo creo que es fundamental esta diferenciación y no porque no seamos todos las mismas personas con iguales derechos, si no porque aún persisten conductas homofóbicas espantosas en nuestra sociedad y desde ese lugar, siempre es bueno seguir levantando bandera”, asegura Vanesa.
Mientras que entre ambas cierran la charla con Los Andes, invitando a la reflexión: “Ojalá algún día todos puedan entender que, como dice nuestro lema; amor es amor. No debería hacer falta tener que dar explicaciones de lo que una siente. Nos encantaría vivir en una sociedad más igualitaria en donde prime el respeto y la comprensión. Somos dos pibas laburantes, a nadie le hacemos daño. Sólo hay que respetar la diversidad, es muy simple”.