La historia de amor que unió -y une todavía- a Ricardo Gutiérrez y a su esposa, Elba Villacorta es digna de una novela literaria romántica. O, mejor dicho, de una crónica periodística digna de ser reflejada en las páginas de los matutinos mendocinos. Y es que, aunque Ricardo falleció el 4 de julio del año pasado con 78 años, él y su esposa se conocieron “entre los diarios”. Porque él era canillita -lo fue durante más de 60 años-, mientras que ella aprendió el oficio de su esposo y todavía se dedica a la venta de diarios y revistas.
“Hace casi 40 años conocí a mi esposo, en 1983. Yo iba a comprar diarios y revistas a su puesto, recuerdo que lo conocí comprando la ‘Para Ti’, y así nació el amor. ¡Era muy buen vendedor!”, cuenta entre risas Elba, quien vive en calle Moreno de Ciudad de Mendoza, tiene 70 años y desde hace ya 40 se dedica también a la venta en su propio puesto ubicado en Patricias Mendocinas y Necochea.
“El papá de Ricardo era canillita y de ahí lo heredó él, mientras que sus dos hijos lo son también. Uno tiene su puesto en San Martín y el Zanjón de los Ciruelos, mientras que el otro lo tiene en San Martín y Jujuy. Ya hay una tercera generación de canillitas en la familia, y es algo que también mantengo yo”, destaca con orgullo la mujer, quien precisamente este lunes 7 de noviembre celebra su día.
Un “amor diario”
Luego de que el amor entre Ricardo y Elba naciera entre hojas de diario y el aroma de la tinta fresca, el día a día de ambos comenzó a girar en torno a la venta de diarios y revistas. “En 1990 abrimos el kiosquito de Patricias Mendocinas y Necochea, y desde que falleció Ricardo, lo atiendo yo. Recuerdo que él siempre me decía: ‘quedate en el kiosquito’, mientras él se encargaba de todo lo demás. Desde esos años me quedó la rutina de levantarme a las 5, empezar el reparto por las casas y departamentos -me acompaña un sobrino- para a las 6 ya estar en el escaparate. Ahí me van a encontrar siempre, de lunes a lunes, de 6, 6:15 hasta las 14″, resume -con una sonrisa- su cotidianeidad.
Al igual que la mayoría de los canillitas, Elba Villacorta tiene 5 días fijos de descanso a lo largo del año y que son los 5 días en que el diario impreso no sale a la calle. Estos son el 7 de noviembre (Día del canillita), el 1 de mayo (Día del Trabajador), el Viernes Santo, Navidad (25 de mayo) y Año Nuevo (1 de enero).
“Todos los días, cuando llego al puesto, hay gente esperando para comprar el diario. Y mucha gente comenta conmigo lo que lee en los titulares, porque soy la primera persona que tienen en frente cuando los ven. Empiezan a hablar de política, de economía. Y no quedan dudas de que la gente está muy enojada con los políticos y con la situación”, reflexiona la mujer.
Incluso, más allá de la venta propiamente dicha, Elba sabe que la situación no está nada fácil. Por esto mismo es que, por fuera de la venta y de la actividad que le permite ganarse la vida, también suele “prestarles” el diario a quienes se lo piden para hojearlo en búsqueda de trabajo. “Mucha gente viene, revisa los clasificados y me lo devuelve. Yo jamás le voy a hacer problemas a nadie por eso, porque sé lo difícil que está la situación”, piensa en voz alta.
Un asado con Doña Elvira Calle
Entre los recuerdos más felices de Elba Villacorta, se destaca la celebración del Día del Canillita de hace casi 20 años. “No recuerdo si fue en 1995 o 1996, pero sí recuerdo que Ricardo (NdA: Gutiérrez, su esposo) invitó a Doña Elvira Calle a un asado en el Camping de los Canillitas de Mendoza. Ella estaba al frente de diario Los Andes y un día le dijo a mi esposo, que estaba en el sindicato, que no conocía el camping. Y él le dijo que eso no podía seguir así, y la invitó a un asado. Fue un asado que hizo con toda la comisión y ella fue con sus sobrinos. Fue un hermoso momento, por la calidez de Elvira y lo que era como persona”, rememora, emocionada, Elba.
Más allá de cómo han cambiado los tiempos y de que el día a día de su oficio transcurre con mucha más calma que el que sobrellevaba su esposo (“Ricardo repartía hasta 100 diarios en las casas”, ejemplifica la mujer), Elba Villacorta disfruta mucho de su día a día.
“La verdad es que todo me gusta de mi trabajo. El poder conversar con la gente, que nos conozcan y sepan que siempre estamos. Siempre vamos a tener tema de conversación, con los porteros de los edificios, con la gente en la calle. Siempre me acompañó Ricardo, y ahora que me he quedado sola en el puesto, siempre viene algún conocido a acompañarme”, concluye la canillita.