Ruca es una ovejera alemana de la considerada línea de trabajo. Nació el 2 de julio de 2009 y durante casi 6 años fue protagonista principal en distintos operativos y procedimientos, además de pieza clave en la resolución de distintos casos judiciales resonantes. El más importante de ellos fue el del doble homicidio cometido por el israelí Gil Pereg, quien en enero de 2019 asesinó a su tía y a su madre y las enterró en el patio de su caótica casa en Guaymallén. Fue Ruca quien señaló el lugar exacto donde estaban enterrados los cuerpos de las dos mujeres y cuyo hallazgo permitió resolver uno de los casos más impactantes de la historia judicial y policial de Mendoza.
Este 29 de abril, Ruca está viviendo el Día del Animal “como una mascota”, según resume su compañera de vida, Ayelén Castro (40). “En octubre del año pasado fue el acto de retiro de Ruca, pero ella ya estaba retirada hacía un tiempo. En julio cumple 13 años y, obviamente, está con los achaques de la edad y un problemita en la vista. Pero duerme en el sillón, pide comida y sigue mañosa.
Es una perra con espíritu joven y que se mantiene activa en el ánimo, más allá de lo físico”, repasa Ayelén desde su casa de Maipú. “Todavía lloriquea cuando salimos a entrenar y ella no viene. La saco a pasear poco, porque tiene esos achaques”, agrega la instructora y compañera, quien encontró en Darwin (otro ovejero alemán de 2 años y también de línea de trabajo) su nuevo compañero de binomio desde lo operativo. Aunque, desde lo sentimental y afectivo, nunca nadie reemplazará a Ruca.
Una perra que hizo historia
Desde su primer día de vida, Ruca tuvo en claro que tenía su destino escrito: dejar su huella -literalmente- y, con su aporte, ayudar a los demás. Casi diez años después de su nacimiento (julio de 2009), en enero de 2019, fue ella quien dio con la pista clave que permitió esclarecer el terrible doble crimen por el que fue condenado el israelí Gil Pereg en Guaymallén.
Ruca no sólo logró identificar el lugar exacto en el que estaban enterradas las mujeres sino que, minutos antes, había detectado manchas de sangre en unos ladrillos y bolsas de cemento.
El 13 de octubre de 2021, Ruca tuvo su merecido acto de retiro. “Estos perros se retiran más por una cuestión física, pero no emocional. Lo que es seguro es que Ruca va a seguir con su vida de mascota, aunque sin entrenamiento. De la misma manera en que se jubilan los humanos”, sintetizó Ayelén Castro en la previa del emotivo acto de retiro.
La ovejera y Ayelén integraron lo que se conoce como binomios de búsqueda (debe su nombre a que lo integran una persona y un can). Miembros del grupo ESCAM, ambas hicieron historia a lo largo de más de cinco años.
“Nos convertimos en binomio certificado como tal cuando rendimos el examen del Ministerio de Seguridad de la Nación, el 10 de diciembre de 2016. Ruca fue la segunda perra en integrar el registro nacional en el país, mientras que fue la primera de Cuyo”, sintetizó hace unos meses Ayelén quien, tras ser certificada en el mismo momento que la perra, se convirtió en la primera mujer en entrar al Registro Nacional de Binomios.
“Cuando Ruca tenía solo dos años, obtuvo la certificación LETS, que es una especialidad en detección de restos humanos y que brinda una organización de Estados Unidos”, destacó.
La historia de Ruca
Criada como ovejera alemana de línea de trabajo desde su nacimiento, 70 días después de que la perra viera la luz, Ayelén fue a buscarla. “Desde el primer día en que llegó a casa arrancamos con un entrenamiento especial. Son entrenamientos que se hacen a través del refuerzo positivo, porque nunca se los obliga o fuerza, sino que es por medio del estímulo que se trabaja. Se trabaja e incorporan aromas y estímulos”, explicó Ayelén.
Aunque estudió y se recibió en Turismo, Ayelén Castro nunca ejerció en el rubro. De hecho, trabaja en la distribuidora de su padre hace 20 años. Las participaciones -cuando se las convocaba a ella y a Ruca- como binomio eran ad honorem y de forma voluntaria. Y así continuará su legado Darwin. “Siempre hemos trabajado en este tema de manera seria, porque hay vidas de personas en el medio”, advierte Ayelén.
Las participaciones de Ayelén trabajando en binomio con canes adiestrados tienen su origen desde antes del nacimiento de Ruca. En el 2000, con su antiguo compañero -otro ovejero alemán de nombre Chopper-, dio sus primeros pasos y siempre estuvo dispuesta a participar de los operativos en que fuera necesario.
“Hice cursos de capacitación y siempre me expuse a exámenes que evaluaran la capacidad de binomio”, agregó la mujer. De hecho, junto a Chopper, participaron en la búsqueda de personas luego del recordado terremoto de 2010 en la zona de Concepción, en Chile.
El CV de Ruca y sus casos resonantes
Aunque su participación en el hallazgo de los cuerpos de la madre y la tía de Pereg -en 2019- fue el caso que más exposición pública e internacional tuvo, Ruca y Ayelén fueron fundamentales en distintos procedimientos que permitieron esclarecer otros recordados hechos policiales en Mendoza también.
La propia Ayelén Castro los recordó, desde el lugar de haber sido coprotagonista de estas intervenciones. “El primer caso en que participamos ya como binomio certificado fue en 2017, en el caso de Marina Vedia. Era una mujer que estaba embarazada, fue asesinada y su cuerpo fue hallado desmembrado.
En ese procedimiento, antes de que se encontrara el cuerpo de la víctima, Ruca marcó el baúl donde había estado encerrada la mujer mientras se requisaba el auto de su ex pareja. Luego fue hallado el cadáver y se comprobó que María había muerto tras ser golpeada con un elemento contundente”, reconstruyó Castro sobre aquel procedimiento.
La perra, además, marcó el arma con que había sido golpeada y asesinada la víctima: una masa. “Cuando hicieron la prueba luminosa para identificar las manchas hemáticas (de sangre), se comprobó que el arma había sido justamente la masa. Ruca la marcó antes, y en ese lapso se comprobó que la mujer había estado encerrada en el baúl”, continuó.
En junio de 2018, el asesino -identificado como Luis Alberto Araujo (36)- fue condenado a prisión perpetua por el crimen de su ex pareja, Marina Vedia.
También en 2018, la ovejera alemana Ruca fue uno de los eslabones claves para lograr encontrar el cadáver de Concepción Arregui, la mujer chilena que fue asesinada por su pareja y cuyo cuerpo fue arrojado por el asesino -Roberto Aduano- al dique Potrerillos. Y, ya con el cuerpo, el caso pudo ser esclarecido.
“La detección de restos humanos en agua tiene algunas características especiales. En estos casos, el perro marca un perímetro específico y suele ser allí donde se encuentra el cuerpo”, explicó Castro sobre este caso.
Sobre el caso Pereg y el protagonismo de la perra, su compañera también se detuvo en algunas especificaciones. “En esa oportunidad, lo primero que marcó Ruca, y que demostró que es una perra bien entrenada, fueron unos ladrillos y bolsas de cementos en los que había manchas de sangre. Luego, con más tiempo y ya con la zona delimitada, marcó la zona en la que estaban enterrados los cuerpos de las mujeres”, siguió Ayelén.
En todos estos procedimientos en que intervienen binomios de personas y perros, luego de que uno de los canes realiza un hallazgo sospechoso por medio del olfato, debe recorrer el lugar otro perro (que se conoce como perro de remarcado). En pocas palabras, un primer hocico marca y el segundo reconfirma. “Ruca es muy especial, no muchos perros tienen estos antecedentes”, concluyó Ayelén Castro en la víspera de su merecidísimo acto de retiro.