Cada 13 de mayo se conmemora la aparición de la Virgen de Fátima, a quien, en 1917, tres niños la vieron por primera vez cuando fueron a pastorear sus ovejas a un lugar conocido como Cova da Iria, cerca de su pueblo natal de Fátima en Portugal.
Celebración por el Día de la Virgen de Fátima en Mendoza
Para todos los fieles y consagrados de la comunidad religiosa, se tomarán las intenciones de la Virgen de Fátima el sábado 13 y el domingo 14, de mayo en la parroquia Nuestra Señora de Fátima ubicada en Joaquín V. González 163 de Godoy Cruz.
El sábado se celebran dos misas en honor a la Virgen, una a las 9:00 y la otra a las 19:00 horas. La misa de las 12 será presidida por el Monseñor Marcelo Colombo quien invita al pueblo mendocino a la fiesta patronal.
El domingo 14 se llevará a cabo la procesión que iniciará a las 16 horas en Salvador Civit y Corredor del Oeste. Al finalizar, se realizará la Santa Misa en el templo Nuestra Señora de Fátima.
La historia de la Virgen de Fátima en Mendoza
Lucía describió haber visto, sobre una encina, a una mujer “más brillante que el sol”, vestida de blanco, con un manto con bordes dorados y con un rosario en las manos, que les pidió que retornaran el mismo día y a la misma hora durante cinco meses consecutivos, encomendándoles el “Rezo Del Rosario Diario”.
Francisco, por su parte, declaró no haber escuchado ni hablado con la Señora, sino solo verla. Asombrados por la aparición, los niños corrieron de regreso a su pueblo y anunciaron a todos lo que acababa de ocurrir. Pero los vecinos, al igual que los padres de Lucía, no les creyeron. En cambio, los padres de Jacinta y Francisco sí tuvieron fe en la palabra de los menores.
Los niños anunciaron más apariciones, el día 13 de los meses de junio y julio. Tras la segunda aparición, en junio, declararon que se les había anunciado la muerte de Jacinta y Francisco a causa de la mortífera epidemia de gripe conocida como “Gripe española” que azotó a Europa y América.
Francisco y Jacinta Marto cayeron enfermos en diciembre de 1918. Francisco no se recuperó y murió el 4 de abril de 1919. Mientras que Jacinta mejoró algo su salud, pero al poco tiempo sufrió una pleuritis purulenta y fue internada en el hospital de Vila Nova de Ourém en el verano de 1919. Luego la trasladaron a Lisboa, donde murió el 20 de febrero de 1920.
En los mensajes que los niños transmitían, la virgen exhortaba al arrepentimiento, a la conversión y a la práctica de la oración y la penitencia como camino de reparación por los pecados de la Humanidad.
Paulatinamente, los niños experimentaron una transformación profunda basada en la práctica de la oración y los ejercicios de piedad. Como forma de disciplinarse comenzaron a llevar cordones apretados alrededor de la cintura y a realizar distintas obras de penitencia o mortificación.