Este sábado 4 de septiembre se celebra el Día de la Secretaria en la Argentina. Esa labor tan necesaria e históricamente ligada a las mujeres, ya que generalmente son ellas las que desempeñan la función, tiene su origen en dos historias muy particulares.
La primera historia sobre este día cuenta que, durante la segunda etapa de la Revolución Industrial, en el siglo XIX, Christopher Scholes inventó la máquina de escribir. Con ella, nació la dactilografía, disciplina que se dedicaba al uso de esta máquina, y los dactilógrafos, quienes se especializaban en la escritura mecánica. Hoy, escribir en un teclado nos resulta un hábito natural pero, en ese entonces, nadie había nacido con un teclado cerca. Por eso era algo que requería enseñanza, práctica y aprendizaje.
Esta primera historia cuenta que Lilian Scholes, la hija del inventor, probó la máquina por primera vez, convirtiéndose en la primera dactilógrafa. Luego, el uso de las máquinas de escribir se extendió por muchas empresas e industrias, para agilizar las tareas cotidianas. Y, mayormente, eran utilizadas por mujeres, muchas de las cuales habían realizado la carrera de mecanografía, para perfeccionarse en su uso.
La otra historia que justifica esta efeméride es un poco más actual: cuenta la vida de María Barret, la secretaria que trabajó por el reconocimiento de los derechos laborales de sus tareas, ya entrado el siglo XX. Gracias a ello, se creó en Estados Unidos la Asociación Nacional de Secretarias.
En todo caso, cada país designó un día particular para el homenaje de quienes tienen esta profesión. En el caso de Argentina y Uruguay, se estableció el 4 de septiembre.
Lo importante para destacar es que, hoy en día, es una tarea realizada por personas indistintamente de su género. Si bien, en un principio, fue un rubro mayoritariamente femenino, en la actualidad es normal encontrar también secretarios varones.