Día de la Memoria: entre la reparación y una herida que no termina de cerrarse

Para la historia presente y futura del país, expresa una mirada reivindicatoria de los derechos humanos en pos de fortalecer el proceso democrático. Pero al mismo tiempo, hay deudas no saldadas y dolores incurables que son marcas imborrables.

Día de la Memoria: entre la reparación y una herida que no termina de cerrarse
Este 24 de marzo se conmemora el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia

Este año se cumplen 20 años desde que se estableció el 24 de marzo como el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia en Argentina. Hace dos décadas que esta sociedad busca sanar, reconstruir, resignificar los dramáticos hechos de la última dictadura cívico-militar. Ese día, de 1976, las Fuerzas Armadas despojaron del poder al gobierno constitucional de María Estela Martínez e iniciaron una etapa de terrorismo de Estado que se extendió hasta 1983.

Durante estos años se ha recorrido un proceso en busca de Verdad y Justicia, con logros pero también con grandes deudas. Pero el olvido, que los organismos de derechos humanos, víctimas y familiares aseguran que no llegará, expresa la herida incurable con la que carga la historia argentina ante lo irreparable.

“Sin dudas el 24 de marzo tiene mucha relevancia para la sociedad argentina en general, ha habido políticas reparatorias que no implica que vayamos a olvidar lo que ocurrió”, señaló la historiadora Laura Rodríguez Agüero.

Destacó que desde la apertura de los juicios por delitos de lesa humanidad hubo por parte del gobierno argentino cierta reparación tras la búsqueda de Verdad y Justicia, que es el reclamo desde siempre de los organismos de Derechos Humanos (DDHH). “Además permitió que las personas víctimas directas e indirectas del terror estatal pudieran dar testimonio y eso implicó cierta reparación para las víctimas”, subrayó.

Repensarse

La fecha adquiere una significación particular en términos de reconstrucción histórica, sienta bases para nuevas generaciones y un futuro en el que no olvidar sea el sustento del “nunca más”.

En este sentido, Rodríguez Agüero subrayó que es fundamental que las nuevas generaciones conozcan lo que pasó, que puedan reflexionar sobre qué implican los derechos humanos hoy en Argentina. Destacó la importancia de la fecha para “pensar los derechos humanos en general, de manera más integral, en la actualidad, pensar la dictadura desde el punto de vista actual, lo que es vivir en un país racista, la violencia institucional, la violencia hacia las mujeres, hacia los pueblos originarios y disidencias sexuales, nos permite analizar lo que ocurrió en el pasado y analizar el presente de manera crítica e identificar ciertas prácticas represivas estructurales muy instaladas en Argentina”.

Quienes están inmersos en la temática aseguran que los cambios son visibles en nuevas mentalidades, en quienes de a poco lograron despojarse de los miedos para encontrar las palabras y en nuevas generaciones para las que es impensada esa realidad.

La historiadora consideró que en el país son grupos minoritarios los que reivindican la dictadura: “Hoy salir a reivindicar públicamente la dictadura tiene muchas repercusiones y eso no es casual sino fruto del trabajo de los organismos de DDHH que durante décadas han instalado el tema y han trabajado en la transmisión y preservación de esa memoria”.

Tres conceptos

Si hay alguien que sabe de heridas abiertas y búsqueda de verdad es Viviana Beigel, abogada querellante en los Juicios de por crímenes de Lesa Humanidad cometidos durante la última dictadura militar en Mendoza.

Desde su punto de vista es importante “desmenuzar” los tres conceptos que se entrelazan y engloban en una sola frase: la Memoria, la Verdad y la Justicia.

Memoria. Explicó que tiene que ver con la posibilidad de reconstrucción del pasado reciente, revivirlo y “re-traerlo” al presente para poder comprenderlo y resignificarlo, a la vez hacerlo palpable para las generaciones presentes y futuras. “Me parece que la memoria es fundamental para el fortalecimiento de nuestro proceso democrático y nuestras instituciones, para reconocer cosas que hoy damos por naturalizadas y que en el pasado se llevaron muchas vidas”, subrayó.

Verdad. En este punto cobran relevancia los juicios por delitos de lesa humanidad, en esta búsqueda de saber qué ocurrió con los desaparecidos y desaparecidas, la necesidad que tienen los familiares y sobrevivientes de que se reconozca esa represión tan brutal que existió y que se ponga en palabras, en sentencias, en decisiones. “En una reconstrucción que además indague sobre el hecho para poder decirnos al menos cuál fue el recorrido de esa persona que en algún momento estuvo en un centro clandestino de detención”. Pero claro, en este plano se llega un punto álgido y crucial que asegura la herida eternamente abierta: “El pacto de silencio de los genocidas nunca se rompió, nunca”, remarcó.

Justicia. Resaltó que es mucho más que una condena: “Si bien los organismos de DDHH exigen la condena a los responsables del genocido, la Justicia abarca también un proceso de reparación moral y de reconocimiento a víctimas (...) esa reparación moral se expresa cuando una sentencia judicial puede resignificar el hecho, representar simbólicamente y socialmente el pasado entendiéndolo como un proceso genocida”.

La herida

Hay una deuda que no se saldó, hay un dolor que vive en los recuerdos casi palpables cada vez que regresan y en ausencias que queman en una búsqueda sin respuestas. Hay padres, madres, hermanos, amigos, nietos arrebatados, sin destino. Hay un limbo inexorable, identidades robadas, familias que esperan.

Sofia D’Andrea, integrante del espacio para la Memoria y los Derechos Humanos ex D2 detalló que la información va cambiando porque aún hoy siguen enterándose de nuevas víctimas, en particular durante los juicios. Informó que en Mendoza tienen registro de 275 desaparecidos y que los bebés apropiados de los que hay certezas son 5. Hay además una sexta mujer detenida desaparecida sobre la que hay dudas sobre si estaba embarazada. De ellos, tres mujeres han recuperado su identidad y dos permanecen sin ser localizados.

“Creo que nunca se va a olvidar lo que ocurrió, todavía queda un camino largo para recorrer en materia de juicios de lesa humanidad, hay nietos y nietas por recuperar y debido al pacto de silencio de los perpetradores del terror, hoy es escasa la información que se tiene sobre el destino de las personas desaparecidas”, consideró Rodríguez Agüero. Y subrayó: “Pese a que ha habido juicios, el pacto de silencio no ha permitido que los familiares de las víctimas puedan recuperar esos cuerpos”.

En el mismo sentido opinó Beigel: “Nunca se va a sanar esa herida mientras no aparezcan los cuerpos de los desaparecidos y desaparecidas, porque el pacto de silencio genocida ha destruido muchas familias y afectado muchas vidas, a la sociedad argentina en su conjunto, por algo son delitos de lesa humanidad”.

Reparación

Para la historiadora Amanda Gómez, el Día de la Memoria es reparador desde el punto de vista histórico y de DDHH, porque es reconocer que algo pasó con una mirada de reivindicación de los derechos por los que se luchaba.

Consideró que las vivencias son distintas según que tan cercano se esté de la victimización que produjo. “Para una persona que ha tenido a alguien desaparecido, o que tuvo que exiliarse la herida es permanente y esa es otra mirada”, señaló.

Para ella, el proceso que se ha dado ha sido positivo en términos de reparación. “El miedo es latente -aseguró- muchos no se han animado a hablar y gracias a las políticas de DDHH y las organizaciones, las personas han podido testificar, antes estaba ese estigma de ‘se lo llevaron’ o ‘algo habrá hecho”. En este sentido, puso como ejemplo lo difícil que ha sido para muchas mujeres poder poner en palabras las violencias que sufrieron detenidas en la ilegalidad. Para ella, las nuevas generaciones también son diferentes porque han crecido con el Día de la Memoria. En tanto, Beigel, resumió: “Los procesos de Verdad y Justicia son reparadores, revolucionarios, en términos de comprensión del pasado con una dimensión mucho más humana”.

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