Los cascos para tratamiento de Covid 19 desarrollados por una empresa argentina son un sistema de ventilación no invasiva que reemplaza en muchos casos el uso de respiradores mecánicos, uno de los insumos más críticos a la hora de enfrentar la pandemia.
Estos elementos, que llegarían a Mendoza, son utilizados en más de 100 centros de salud de todo el país, y fueron desarrollados por ingenieros de la empresa Ecleris en colaboración con equipos médicos de distintos hospitales públicos.
En junio pasado su uso fue aprobado por la máxima autoridad sanitaria, la ANMAT, y a partir de entonces comenzó su utilización. Los primeros pacientes tratados con este equipamiento ya fueron dados de alta, sin ser intubados para respiración mecánica, proceso que siempre resulta traumático para el enfermo y pone presión a la infraestructura sanitaria.
Evita intubaciones
Se informó que esta tecnología evita entre un 30 y un 60 por ciento de las intubaciones. “Los cascos son similares a una escafandra, transparentes, y permiten inyectar el oxígeno con una presión superior, lo que genera un efecto benéfico en los alvéolos pulmonares, que en muchos casos colapsan por el efecto del Covid 19”, explicó Marcos Ledesma, médico y director de la empresa que desarrolló el equipamiento-.
Además señaló que evitan la dispersión del virus a través del aire expirado por el paciente, ya que cuentan con un filtro viral y bacteriológico. Con otros sistemas de oxigenación esa dispersión existe, y es causa de muchos casos de enfermedad en médicos y enfermeros.
Según informaron, las principales ventajas de estos cascos son que suministran oxigeno de forma no invasiva, a presión positiva, permitiendo aliviar el trabajo respiratorio y favoreciendo el reclutamiento alveolar, para que mayores porciones del pulmón afectado pueda funcionar de manera normal. Además, el paciente no precisa sedación, se mantiene lucido y en contacto con sus familiares en esta dolencia, ya conocida como “la enfermedad de la soledad” por la aislación a la que deben ser sometidos los contagiados.
Al ser la escafandra completamente transparente y con un visor frontal sin refracción óptica el paciente puede leer su teléfono, un libro, ver TV eventualmente, facilitando el contacto humano y, por tanto, mejorando su estado de ánimo general.
Por otra parte, el dispositivo se puede conectar al suministro de oxígeno y aire comprimido existente en las cabeceras de las camas de internación. Y también se puede conectar a un respirador y o a respiradores portátiles para traslado o eventualmente a un tubo de oxigeno
Es importante destacar que el dispositivo es completamente sellado, no contaminante para el personal sanitario. El aire exhalado se elimina por una salida con un filtro viral/bacteriano. Y los cascos son reutilizables, con el sólo reemplazo de algunas piezas específicas como el filtro viral/bacteriana. Son esterilizables por glutaraldehído, un producto de uso común en todos los centros de salud.
Ante la falta de personal especializado, el dispositivo puede ser operado por médicos de diversas especialidades, no necesariamente emergentólogos o terapistas, que resultan recurso escaso en los picos de infección.
Normalmente se prueba la respuesta de mejora en la saturación de oxígeno o disminución de la frecuencia respiratoria entre 2 y 4 horas. Si el paciente responde, se lo puede dejar con el casco hasta 6 ó 7 días recuperándose.
También se utiliza en la etapa de weanning (destete del respirador) permitiendo liberar respiradores para que sean utilizados por pacientes más graves. Se agregó que el costo del dispositivo es accesible, el costo de utilizarlo también porque disminuye el uso de equipo de protección personal costoso y otros materiales utilizados normalmente en UTI.
Marcos Ledesma, de la compañía, destacó: “los helmets comenzaron a usarse para el tratamiento de Covid 19 en Italia a principios de año -cuenta-. Vimos esa experiencia y nos pusimos a trabajar para desarrollar el producto con nuestros ingenieros y profesionales de distintos hospitales públicos. Hoy los helmets se están usando en varios países de Europa y en los Estados Unidos, en casi toda América Latina y aún en la India y Oriente Medio”.
Agregó que la ventilación no invasiva con helmets “no fue incluida en los protocolos al comienzo de la pandemia porque no estaban estos cascos disponibles pero ahora es la opción previa al respirador y por suerte se está generalizando su uso”.