La localidad de Ugarteche, en el sur de Luján de Cuyo, fuertemente agraria y comercial, vive con nostalgia el cierre de su única estación de servicio YPF que hasta hace unos días funcionó en la intersección de las rutas 40 y 16, en el acceso al pueblo.
A partir de ahora, los clientes, muchos de ellos lugareños y de El Carrizal, deberán transitar hasta la estación más cercana, a unos 12 kilómetros, en Perdriel, para surtirse de combustible.
Su propietario, el empresario Eduardo Aregall, repasó historias y vivencias cosechadas durante tantos años. “No es fácil despedirse. Nos iniciamos el 11 de marzo de 1987 cuando Ugarteche era un lugar muy pequeño y familiar. Recuerdo a los chicos que iban a la escuelas con sus guardapolvos inmaculados y sus zapatos lustrados”, evoca.
Hoy, dijo, el escenario cambió. La localidad sumó habitantes y perdió algunos encantos propios de la época. La falta de rentabilidad ha llevado a las petroleras a tomar decisiones en el interior del país y el caso de Ugarteche no es la excepción.
“Me quedo con la excelente relación y el vínculo con los clientes, además de miles de anécdotas, sinsabores y alegrías. Hoy nos queda el servicompras”, dijo.
Oriundo de la capital de Mendoza, el empresario recorrió diariamente durante 35 años el trayecto que separa la ciudad de esta comunidad donde está arraigada una importante población de bolivianos que cultivan la tierra. La zona es atravesada por el río Tunuyán.
Concluyó: “Hay que aceptar las reglas de juego, pero podemos decir con orgullo que nuestro negocio operó con prosperidad durante 35 años”. La zona presenta chacras de grandes extensiones con preferencia por uvas comunes y variedades de tinto.
Ugarteche es famosa por sus carnavales en el mes de marzo, donde participan más de 20 comparsas de la comunidad boliviana de Mendoza mostrando sus costumbres y sus pintorescas y coloridas vestimentas, al son de sus bailes tradicionales, y comidas regionales en un evento de gran identidad.
Los bolivianos se asentaron en la zona, en la década del ‘60, cuando los carnavales juntaban a más de 20.000 personas. Por la vinculación con el agro, es muy importante en la zona el colegio técnico agrario Arturo Jauretche, ya que los jóvenes que asisten al establecimiento suelen luego ser contratados por las bodegas del área, muchas de ellas de capitales extranjeros.
Casi el 80 por ciento de la población del distrito es boliviana o descendientes de bolivianos. La inmigración desde Bolivia comenzó en los 60, primero con trabajadores golondrina y luego con familias que se instalaron en la zona.
Los fines de semana y feriados funciona una feria persa en la que se comercializa ropa, bicicletas, repuestos, artículos de librería y otros elementos, a la que concurre gente de todas las zonas aledañas.
Una característica negativa que lamentan los lugareños: circula mucho el alcohol y no han faltado hechos de violencia que los locales repudian porque les resta posibilidades de progresar.
