Pablo Feighelstein (67) se volvió viral luego de que se conociera que tuvo que recurrir a un ojo de cartón para poder registrar en la app “Mi Argentina” y tramitar el certificado de circulación que era obligatorio a principio del 2022. En nota con Los Andes contó sobre su situación y que la “sensación de total desamparo en que estamos frente al Estado”. Sin embargo, las autoridades aseguran que la validación en la app se logró por la “sumatoria de todos los factores que dieron positivo” y no porque el hombre usó un ojo de cartón.
El hecho se convirtió en noticia y tema de conversación durante las últimas horas en todo el país por un episodio que protagonizó a principios de años, pero que este martes contó a Los Andes. Y es que este abogado y psicólogo cordobés, quien perdió su ojo izquierdo cuando tenía 15 años, prácticamente se sintió obligado a recurrir a una estrategia simpática -o vergonzante, según como se mire- para poder registrarse en la app “Mi Argentina” y tramitar el certificado de circulación que era obligatorio a principios de 2022 para transitar y vacacionar por territorio nacional.
Tras intentar -en reiteradas oportunidades y sin éxito- tomar una fotografía de su rostro para registrarse en la aplicación oficial que concentra todos los datos biométricos y personales de cualquier ciudadano, Pablo decidió recortar el ojo de una caricatura en una revista para pegarlo sobre su parche izquierdo, ese que lleva donde debería estar su globo ocular. Y recién allí “Mi Argentina” identificó a la fotografía como la de una cara verdadera. El dato es que mientras intentó registrarse con su “rostro original”, la app nacional no lo reconoció.
La versión oficial
Según explican desde la Secretaría de Innovación Tecnológica, a cargo de la aplicación “Mi Argentina”, la validación se logró porque Ferighelstein cumplió con la “sumatoria de todos los factores, dio positivo”. No fue porque el hombre haya usado un ojo de cartón, explicaron.
“El sistema de validación de identidad de Mi Argentina toma valores de la biometría facial de la persona. Evalúa los rasgos de la cara, distancia, profundidad, forma, colores y capas de piel”, dijeron desde el organismo que depende de la Jefatura de Gabinete al diario La Nación.
Agregaron que “también tiene una prueba de vida, que básicamente es el reconocimiento de movimientos y acciones, por ejemplo, una sonrisa o un guiño. Cuando la sumatoria de todos estos factores da positiva, la persona es autenticada”.
Los datos que la App valida son los mismos que figuran en el Registro Nacional de las Personas (ReNaPer), en donde figura el rostro de la persona tal cual es, por lo que en teoría, no debería haber habido problema desde el principio. Desde la Secretaría de Innovación Tecnológica indicaron: “Por eso, no tiene nada que ver lo del ojo falso. Lo que sucedió es que se pudieron validar todos los datos que estaban en el Renaper. Lo del ojo postizo/falso no tiene nada que ver. El sistema tomó la sumatoria de todas las características y por eso se autenticó la identidad”.
Aseguraron que, puede que en un principio el sistema haya fallado por las demoras que existen en el proceso de validación. “A veces existen demoras en el proceso de validación, lo que sucede pocas veces, por suerte. Eso, lamentablemente, le pasa a cualquier persona que intentan validar. No digo que este hombre mintió, seguramente intentó validar su identidad, tuvo estas demoras que cuenta y después finalmente pudo”, explicaron fuentes a La Nación.
“Lo que nos interesa destacar es que más allá de que hay circunstancias en las que existen demoras e inconvenientes en el proceso de validación, en este caso puntual -que da origen a la nota- el sistema efectivamente funcionó, la persona pudo validar su identidad”, cerraron desde la secretaría que conduce Micaela Sánchez Malcolm.