En las últimas horas, una investigación de la Universidad Estatal de Washington, Estados Unidos, determinó que acariciar a tu perro de forma regular se convierte en una terapia que reduce en gran medida los niveles de ansiedad y de estrés.
A lo largo de los años, diferentes estudios se han centrado en la influencia que tiene el simple hecho de contar con un perro cómo mascota. Hasta la fecha, la gran mayoría de los resultados son positivos y el cuadrúpedo genera una estabilidad psicológica en las personas.
Esta investigación que realiza la casa de estudios norteamericana es muy importante, ya que además de incidir en los niveles de estrés y ansiedad, también repercute en los estudiantes. Específicamente habla de que acariciar un perro frecuentemente, elimina el estrés en un estudiante y mejora su nivel cognitivo.
No sabemos si los investigadores habrán tenido alguna dificultad para encontrarlos. Pero, para el experimento, buscaron un total de 309 estudiantes estresados. Entonces, los hicieron completar un programa de cuatro semanas con terapia animal.
Dicha terapia consistía en acariciar un perro durante un corto periodo de tiempo, diariamente por al menos cuatro semanas. Al final encontraron que los estudiantes habían mejorado sus habilidades cognitivas. Y estas se mantuvieron durante al menos las cuatro semanas posteriores.
Acariciar un perro: un hallazgo poderoso
El estudio hace foco en tratar de mejorar el performance de los estudiantes en sus instituciones. Sin embargo, encontraron que mejora en diferentes aspectos de la psiquis en el resto de las personas.
El portal Daily Mail señala que la autora de este estudio fue Patricia Pendry, experta en interacción entre humanos y animales. Y además, profesora e investigadora de la casa de estudios mencionada.
“Las universidades están haciendo un gran trabajo tratando de ayudar a los estudiantes a tener éxito académicamente. Especialmente se enfocan en aquellos que pueden estar en riesgo debido a un historial de problemas de salud mental o problemas académicos y de aprendizaje”, dijo Pendry.
“Este estudio muestra que los enfoques tradicionales de manejo del estrés no son tan efectivos para esta población como los programas que se enfocan en brindar oportunidades para interactuar con perros de terapia”, sostuvo, y añadió: “Es un hallazgo realmente poderoso”.
El estudio fue extenso
En total el experimento abarcó un largo periodo de tiempo de tres años. Los estudiantes fueron asignados a uno de los tres programas académicos de manejo del estrés, de la universidad de la capital estadounidense.
Durante este periodo, en el que a cada estudiante se le asignaba un perro, que obviamente tenían que acariciar, los investigadores midieron algo a lo que ellos llaman “funcionamiento ejecutivo de los estudiantes”. Dentro de este título los expertos cuantifican la habilidad que tiene una persona de planificar, organizar, concentrarse, memorizar hechos y motivarse.
“Los resultados fueron muy sólidos. Vimos que los estudiantes que estaban en mayor riesgo terminaron teniendo más mejoras en el funcionamiento ejecutivo en la condición de interacción humano-animal. Estos resultados se mantuvieron cuando hicimos un seguimiento seis semanas después”, sentenció la profesora Pendry.