En el marco del derrumbe del Apart Hotel Dubrovnik en Villa Gesell, que resultó en dos muertes, una mujer herida y seis personas desaparecidas, las autoridades detuvieron a un contratista, sumando así cinco arrestos por el delito de estrago culposo agravado. A su vez, están investigando dos obras que estaba llevando adelante el hotel, con una arquitecta implicada.
Las labores de búsqueda de los seis desaparecidos y la remoción de escombros son dirigidas por 194 efectivos de seguridad, 153 bomberos y la brigada K9, y continúan sin pausa.
La fiscal Verónica Zamboni, encargada de la investigación del derrumbe, no solo está enfocada en los cuatro albañiles detenidos y acusados de estrago culposo agravado. También está realizando varios allanamientos y ha detenido a un contratista, el quinto implicado.
Además, la fiscal examina minuciosamente el trabajo de los arquitectos involucrados en el proyecto, así como la actuación del Municipio, descubriendo varias irregularidades en el proceso.
“Se sumaron dos obras conjuntas, con maquinaria pesada, gente tocando y peso sobre el lugar. En principio, eso hizo que colapsara”, expresó una fuente de Infobae y delinearon los factores que llevaron al colapso del edificio de diez pisos en la madrugada del martes, lo que afectó a las viviendas cercanas.
En primer lugar, explicaron que, a partir de testimonios y actas que la justicia ha revisado, se pudo determinar que el problema no era nuevo. Ya existían signos de deterioro cuando el hotel Dubrovnik estaba bajo la gestión de María Rosa Stefanic (52), quien este año había vendido el establecimiento fundado por sus padres croatas. Su cuerpo fue encontrado sin vida entre los escombros la noche del miércoles.
“En principio, y muy provisorio, se ve que el edificio ha tenido algún problema estructural de vieja data”, completaron las fuentes y de ellos tienen testimonios y actas de que hablan “de rajaduras y varios signos en el hotel que indicaban que había un problema estructural desde los cimientos”.
En este contexto, las autoridades descubrieron que, en el momento del derrumbe, la nueva administración del hotel tenía dos obras en curso de manera simultánea e independientes entre sí. Cada una contaba con su propia arquitecta, así como con obreros y contratistas, trabajando aislados unos de otros.
Así, un grupo se encargaba de la construcción de un nuevo ascensor, ubicado en la parte delantera del edificio y que quedó intacto, mientras que el otro realizaba “refacciones menores” en el área donde ocurrió el colapso, según ampliaron las fuentes del caso.
Además, se reveló que ante la fiscal Zamboni, uno de los contratistas se declaró prácticamente confeso, afirmando que él era quien pagaba a los trabajadores. Alegó no estar al tanto de una notificación de paralización de la obra enviada por la Municipalidad más de dos meses atrás, un documento que forma parte de la investigación judicial.
Por otro lado, las fuentes comentaron que les llamó la atención un detalle sobre los dos arquitectos que trabajaban en el Dubrovnik: una de ellas tiene una constructora en Mar del Plata y estableció su sede en una cochera, lo que les pareció inusual.
Pero no serían los únicos implicados: se sospecha que hay alguien más que estaba contratando personal de forma irregular, sin contratos formales y mediante acuerdos independientes. En este contexto, se llevaron a cabo varios allanamientos en las últimas horas, incluso en una terminal vinculada a la empresa que ahora es propietaria del hotel. Además, se logró la detención de un quinto sospechoso: un contratista.
Por ahora, la fiscal interrogó este miércoles durante más de siete horas al capataz y a los tres albañiles que sobrevivieron al derrumbe. Los imputados son Celso Paco Pérez, de 66 años, y Sergio Daniel Paco Laura, de 33, ambos de Villa Gesell; Miguel Andrés Choque Juchani, de 26 años, residente en Ostende; y Diego Alberto González, sobre quien no se proporcionaron detalles.
El capataz y los albañiles fueron arrestados mientras intentaban huir del colapso. Todos enfrentan cargos por estrago culposo agravado por la muerte de Federico Ciocchini, un jubilado de 84 años de Balcarce, que residía en una propiedad adyacente al hotel y que sufrió daños estructurales tras el derrumbe, así como por la muerte de Rosita Stefanic, la ex dueña del lugar.
Mientras tanto, continúan las labores de búsqueda de los seis desaparecidos, quienes se encontraban en la planta baja y el primer piso del edificio que se desmoronó en la madrugada del martes.
