Un trabajo hecho en el país pudo determinar que si antes de la pandemia había derechos sexuales y reproductivos vulnerados, durante el transcurso de esta, la situación se agravó. Y no sólo eso, advierte además notorias inequidades y diferencias al interior del territorio.
Para el caso de la provincia, la trabajadora social Paula Quevedo, lleva muchos años trabajando la temática y en particular sobre parto respetado. “Muchos derechos sexuales y reproductivos siguen sin estar garantizados en Mendoza, particularmente los que tienen que ver con el respeto a nuestras decisiones, aquellos establecidos en la ley 25.929, comúnmente conocida como ley de parto respetado, que lleva 17 años de sanción y todavía estamos trabajando para su real cumplimento”, remarcó.
Mencionó entre los incumplimientos el derecho de la persona gestante a estar acompañada en todo el proceso de nacimiento, la posibilidad de decidir sobre las intervenciones que se realicen sobre su cuerpo con información oportuna y el contacto piel a piel con el recién nacido.
Consideró que la violencia obstétrica se incrementó durante la pandemia e incluso se perdieron derechos. Las mujeres embarazadas estaban desinformadas sobre dónde realizarse estudios y “la pandemia fue la excusa perfecta para no respetar el derecho a dejar ingresar un acompañante”. Resaltó que se cerraron espacios como la maternidad del hospital Carrillo y algunas mujeres que tuvieron Covid-19 fueron separadas de sus bebés cuando las recomendaciones de los organismos internacionales era mantener el contacto.
“La violencia obstétrica ha sido una de las violencias más invisibilizadas y sistemática contra las mujeres”, subrayó y queda guardada en los entornos de las instituciones de salud se sostienen en un sistema hegemónico y patriarcal que justifica esas prácticas. Dijo que hubo naturalización y justificación durante la pandemia y que recuperar derechos es difícil.
“Hay un mapa muy claro de la desigualdad en Argentina. Por el solo hecho de vivir en provincias fuera de Ciudad Autónoma de Buenos Aires, especialmente en la región norte del país, tenés más posibilidades de sufrir violencia obstétrica, no acceder a tus anticonceptivos, a ILEs (Interrupción Legal del Embarazo) y la vulneración general de tu salud sexual y reproductiva si sos mujer o pertenecés al colectivo LGTTBIQ+”, expresó la Coordinadora Editorial, Sonia Tessa.
”Los derechos no se aíslan”, es una investigación colaborativa publicada por la organización Chicas Poderosas Argentina y realizada con el apoyo de la Federación Internacional de Planificación Familiar Región Hemisferio Occidental y el Fondo de Población de las Naciones Unidas de Argentina.
Concluyeron que el acceso a derechos sexuales y reproductivos fue dificultado por la pandemia y el confinamiento. En este plano, no sólo hay que considerar que las consecuencias de tal situación son de largo plazo sino que además, ante la posibilidad de una segunda ola de Covid-19, hay probabilidades de que estas situaciones persistan o se profundicen.
La falta de acceso adecuado por falta de respuesta oportuna por parte de los sistemas de salud, también podría impactar en las garantías del cumplimento de la Ley 27610 de Interrupción Voluntaria del Embarazo, promulgada el jueves.
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Marcha atrás
El abordaje incluyó un trabajo de reportería realizado con 45 periodistas y comunicadoras en cada provincia.
Permitió mostrar, a través de historias, las desigualdades, el rol del Estado y de los gobiernos provinciales, el acompañamiento de las socorristas, y las deudas hacia sectores vulnerables cuyos derechos fueron afectados.
Lo que pudieron detectar fue dificultades en el acceso a ILEs, anticonceptivos, la falta de dictado de Educación Sexual Integral en las escuelas, complicado acceso a tratamiento para el VIH y tratamientos hormonales para mujeres y personas de LGTTBIQ+ en todo el país.
”La pandemia sumó barreras a un sistema que ya estaba lejos de facilitar el pleno ejercicio de derechos; y también afectó el derecho a acceder a información pública”, dijo Nicole Martin, directora de proyecto.
Mirada local
Sabina Nallim, es la periodista que realizó el trabajo desde Mendoza y que elaboró sobre el acceso a medicación para el VIH.
En diálogo con Los Andes expresó que la provincia se encuentra en un punto intermedio respecto de otras en cuanto a la vulneración de estos derechos.
”Mendoza no ha tenido protocolo de aborto no punible, uno de los accesos más vulnerados”, señaló. Si bien desde el gobierno provincial aseguran dar cumplimiento, para ella, está más garantizado por socorristas que por el Estado.
Advirtió que en Mendoza también ha habido incumplimiento de la ESI. Lo cierto es que es una deuda larga, con una implementación dispar y pobre en términos generales, situación que se vio agravada durante las clases no presenciales en 2020.
”La falta de educación sexual genera desconocimiento y prejuicios”, apuntó.
”También se complicó la entrega de preservativos en centros de salud y eso conlleva más enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados”, agregó.
El trabajo destacó que el acceso a otros métodos anticonceptivos estuvo menos afectado pero no exento. “Estuvo limitado porque el traslado a los centros de salud era complicado y funcionaban a media máquina, no se consideraba que las familias iban a estar meses sin ir pero no se dejaba de tener relaciones sexuales, no se consideró tampoco el dinero para el traslado y también se incrementó la brecha entre los que tienen dinero y los que no, la diferencia entre quienes pueden acceder y quienes no”, explicó.
En su reportaje, Sabina muestra a través de diferentes testimonios cómo se vio afectado y dificultado el acceso a tratamientos para el VIH en la provincia, debido entre otras cosas a que los recursos se orientaron fundamentalmente a atender la Covid-19.
”Lo que me llamó la atención, y es la pregunta latente en mi artículo, es cómo es posible que siga muriendo gente por VIH si hay tratamientos disponibles que pueden garantizar calidad de vida”, comentó.
Dijo que hay médicos que no saben cómo conducirse con un paciente y gente que no consulta por temor al diagnóstico.