Cruzar la Cordillera para ir desde Mendoza a Chile o regresar del pacífico a tierras cuyanas suele transformarse en una odisea, no solo por la imponente ruta de alta montaña sino además por las demoras que registran las aduanas de ambos países.
En un principio, del lado chileno, los viajeros se enfrentan al minucioso control del Servicio Agrícola Ganadero (SAG) que requisa vehículo por vehículo, “no como en todas las fronteras del mundo donde los controles son aleatorios”, remarcan desde este lado de la cordillera. Sin embargo, en contraposición, el viaje de regreso, o de ida en el caso de turistas chilenos, ha suscitado un nuevo inconveniente que atenta contra el normal expeditivo trabajo en Horcones, complejo fronterizo argentino: los tours de compras.
Son decenas los micros, muchos sin habilitaciones correspondientes, los que llegan por día a la frontera. “El problema no es lo netamente burocrático, sí lo es la cantidad de mercadería ilegal o compras excesivas que intentan pasar los turistas compradores”, aseguraron desde el gobierno local.
Más allá de esto, que el Gobierno provincial no tiene jurisdicción sobre lo que ocurre en la frontera. Son todos organismos federales los encargados de la infraestructura y del funcionamiento.
“La provincia está al tanto de la situación y reclama constantemente que se atiendan las quejas para eficientizar la atención para el turismo”, remarcaron desde Mendoza.
En el complejo Roque Carranza (Horcones) depende del Ministerio del Interior. Mientras que lo operativo recae sobre la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) Dirección General de Aduanas.
Sobre esto se suma la “pata” de sanidad que es del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA).
“Es un sistema que está aceitado y su funcionamiento en términos generales es bueno, pero los tours de compras requieren un control exigente que es lo que está demorando el cruce hacia Mendoza”, agregaron las fuentes consultadas.
Sobre esto, las autoridades de la Coordinación del Paso Internacional Cristo Redentor, explicaron que los problemas registrados esta semana se incrementaron por la habilitación del paso fronterizo las 24 horas.
“El flujo de colectivos ha aumentado drásticamente, lo que ha generado embotellamientos y largas esperas. En promedio, se atienden entre 33 y 40 colectivos diarios, y cada uno tarda aproximadamente una hora en completar los controles. El proceso es minucioso: se identifica la mercadería, se cuentan bultos y se verifican las boletas de compra. Todo esto lleva tiempo, especialmente cuando se trata de productos como ropa interior, que deben ser contados uno por uno”, señaló a Los Andes Jose Báscolo, coordinador del Paso Cristo Redentor Alta Montaña.
Báscolo afirmó que la mayoría de los baños estaban clausurados por reparaciones, pero ya se habilitó un módulo externo. Sin embargo, con 44 colectivos y más de 65 pasajeros por cada uno, la demanda de instalaciones sanitarias sigue siendo insostenible.
Otro factor que contribuye a las demoras, detalló, es la diferencia en los requisitos aduaneros entre ambos países. “Mientras que Argentina ya no exige el formulario aduanero, Chile aún lo solicita, lo que genera embotellamientos en los trámites. Durante las fiestas patrias en Chile, el número de personas cruzando la frontera se incrementó, con más de 5.000 personas diarias ingresando a Argentina y unos 1.500 vehículos”, señaló.
