Demoras de hasta 90 días en la entrega de hierro y aluminio

Desde el sector aseguran que en algunos casos los proveedores simplemente no envían ni dan explicaciones. Preocupación por cumplimiento de contratos de obras.

Demoras de hasta 90 días en la entrega de hierro y aluminio
Imagen ilustrativa / Archivo.

El sector de la construcción vive por estos días una situación que más de uno calificó como “angustiante”. Es que al complejo panorama general que se presenta en el país a causa de la pandemia de coronavirus, se le suma el problema del desabastecimiento de materiales, la demora en la entrega de pedidos y la especulación que existe en torno a los precios de las mercaderías.

Con el hierro, el aluminio y el acero a la cabeza, hoy los comerciantes enfrentan el dilema de agotar el stock que tienen en sus negocios y cumplir con los requerimientos de sus clientes o aguardar a que la situación se estabilice y evitar pérdidas monetarias a la hora de reponer los insumos.

A partir de que comenzaron las restricciones impuesta por el Banco Central de la República Argentina a la compra de dólares para ahorro, el ladrillo se convirtió en una interesante alternativa para la inversión, sobre todo si se tiene en cuenta la baja en el precio de la construcción en divisa estadounidense, que acumula un -4,37% desde marzo hasta agosto según el último informe del Centro de Ingenieros de Mendoza.

Desde el sector entienden que la escasez de insumos para la construcción se da por varios factores: por un lado tenemos la ya mencionada inversión en el ladrillo. A eso se le suma un aumento de precios por las variaciones en el valor del dólar, la moneda en la que se cotizan la mayoría de los materiales. Y finalmente, las restricciones por parte de los fabricantes en la entrega de los pedidos, algunos amparados en la excusa del coronavirus.

Gerardo Fernández, presidente de la Cámara de Empresas Constructoras Independientes de Mendoza (Cecim) comentó que esto repercute de forma directa en el cumplimiento de los contratos. Primero por la falta de materia prima y luego por el aumento de costos que no estaban contemplados al momento de firmar los acuerdos.

El representante de Cecim lo calificó como “crónica de una devaluación anunciada” en un juego de palabras con el clásico de Gabriel García Márquez y para él, cada vez que la divisa estadounidense aumentó su valor se tradujo en problemas para los insumos de la construcción. “Al comerciante local no le sirven los pesos porque se está devaluando y no le asegura que el día de mañana pueda comprar. Nadie quiere tener pesos, las fábricas no los quieren recibir y los corralones prefieren quedarse con mercadería antes que con pesos”, aseguró.

Faltantes sin explicación

Según el racconto de información que ha podido hacer Los Andes, existen casos de algunos proveedores que deciden no vender sus productos porque no tienen la certeza de cuál va a ser el valor de reposición cuando puedan volver a adquirirlos y prefieren conservar lo que ya tienen para evitar futuras pérdidas. Mientras que en otros casos optan por vender sus mercaderías pero lo hacen con un valor muy superior al del dólar oficial.

Si bien el desabastecimiento de se da en todos los productos en general, uno de los materiales que mayor complicaciones trae es el hierro. En Chiappa, centro de Construcción, este insumo está en falta desde hace tres semanas y como explicó Eduardo Llanos, encargado del lugar, los proveedores no les dan una explicación de por qué no se entrega. El déficit se repite en clavos, chapas o todo lo que lleve acero.

Otro caso paradigmático es el de los termotanques, que desde las empresas que los fabrican les han anunciado que los pedidos podrían estar disponibles recién para el mes de diciembre.

Llanos comentó que en la mayoría de los casos, por la fluctuaciones cambiarias, quienes les proveen los insumos deciden aplicarle un plus a la cotización oficial. Incluso, existen ejemplos en los que se entregan los materiales con remito, dejando el valor del producto abierto hasta que puedan definirlo.

A eso se le ha sumado una “fiebre” de los consumidores por este tipo de materiales, que prefieren acaparar todo lo que puedan antes de que se produzcan fuertes subas. Esta realidad ha llevado al comercio mendocino a tomar algunas medidas como no tomar pedidos ante la incertidumbre de no saber si los van a poder entregar. Incluso en los últimos días han barajado la posibilidad de cerrar temporalmente hasta encontrar una certeza en los precios de comercialización.

Entre la resignación y el cansancio, Eduardo Zavaroni de Samaco sostuvo que esta situación ya la ha vivido en reiteradas oportunidades a lo largo de la historia argentina y que al faltante de productos se suma, excesivos aumentos de los precios.

En el caso del hierro, la escasez se da principalmente en las medidas del 6 y del 8, las más requeridas en la construcción. En tanto que en cerámicos o porcelanatos las entregas se dan con importantes demoras.

Demoras de hasta 90 días

Otro de los materiales que escasea por estos días es el aluminio. Negocios dedicados a la fabricación de aberturas de este material reconocieron que la situación es compleja y que es bastante difícil encontrar la materia prima y algunos accesorios que llevan puertas y ventanas.

En el caso de Lineal, empresa dedicada a la carpintería de aluminio, su titular, José Méndez, reconoció que están experimentando demoras de hasta 90 días en los pedidos a sus proveedores. Si bien ellos tienen material en stock y hacen entrega inmediata de los requerimientos de los clientes, hay algunas excepciones en las que deben esperar debido a los faltantes.

Méndez comentó que para asegurarse el abastecimiento de los productos y el congelamiento del precio deben pagar por adelantado y el valor se rige por la cotización oficial que el dólar tenga el día en el que hicieron la solicitud.

Para Aluglass, la situación es un poco más compleja. Según comentó Paul Aguilera, uno de los dueños, para poder cumplir con los pedidos que tiene, actualmente se encuentran trabajando a pérdida, ya que en el caso de conseguir los insumos, algunas fábricas se los venden con un aumento de hasta el 100%. Mientras que otros directamente no están fabricando o toman pedidos recién para febrero de 2021 con un aumento mínimo del 20%.

Las alternativas temporales que han encontrado para el problema son: por un lado buscar nuevos proveedores que les vendan aluminio y por otro el reemplazo de materiales y arreglárselas con lo que tienen disponible.

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