Dejó su pueblo para estudiar y ahora se dedica a la venta de contenido erótico

Marian nació en la localidad bonaerense de Daireaux y dejó su casa a los 17 años para estudiar Artes Visuales en la Universidad Nacional de Córdoba. Tras acumular problemas económicos, decidió realizar encuentros sexuales para después ofrecer sus servicios en las redes.

Dejó su pueblo para estudiar y ahora se dedica a la venta de contenido erótico
Dejó su pueblo para estudiar y terminó vendiendo contenido sexual en las redes

“Me defraudaste”, fue la frase que recibió Marian de su padre cuando éste se enteró que la subsistencia económica de su hija dependería -exclusivamente- de la venta de contenido erótico a través de las redes sociales.

Según informó TN, sucedió luego de que la joven que hoy tiene 23 años prescindiera de cualquier ayuda económica por parte de sus padres. “Me había ido a estudiar a Córdoba y ellos me ayudaban con el alquiler y los gastos. El tema es que empecé a tener problemas porque me siguieron depositando la misma cantidad de dinero y no llegaba a fin de mes”, reveló la joven.

Comenzó en Daireaux, un pequeño partido de la Provincia de Buenos Aires en donde aún viven sus padres, de quienes se alejó tras admitirles que es trabajadora sexual.
Comenzó en Daireaux, un pequeño partido de la Provincia de Buenos Aires en donde aún viven sus padres, de quienes se alejó tras admitirles que es trabajadora sexual.

Conocida en las redes sociales como meriandheavy, no revela su apellido pero sí la historia que la tiene como protagonista. Comenzó en Daireaux, un pequeño partido de la Provincia de Buenos Aires en donde aún viven sus padres, de quienes se alejó tras admitirles que es trabajadora sexual.

La historia de Marian muestra cómo muchas personas costean sus gastos con la venta de contenido erótico en plataformas, combinando la autogestión con una exposición que trasciende fronteras y le dan visibilidad a su actividad en todos los ámbitos por donde transitan día a día.

En el pueblo hice la primaria y la secundaria, en un lugar así se vive con costumbres más estructuradas que en una ciudad.
En el pueblo hice la primaria y la secundaria, en un lugar así se vive con costumbres más estructuradas que en una ciudad.

Bullying, violencia y el alejamiento de sus padres

“Crecí yendo al campo de mi papá. En el pueblo hice la primaria y la secundaria, en un lugar así se vive con costumbres más estructuradas que en una ciudad. A los 17 me fui a estudiar Artes Visuales a la Universidad Nacional de Córdoba. Son más de 800 kilómetros de distancia”, indicó.

Elegí Córdoba para vivir porque me gusta mucho la naturaleza. Específicamente Río Ceballos, en donde hoy estoy a media cuadra de un arroyo. Acá encuentro espacios más vírgenes, me encanta”, agregó Marian.

Un escape a los años difíciles de su niñez, continuados en los años de primaria en donde fue víctima de bullying por tener pecas en la cara y sobrepeso.
Un escape a los años difíciles de su niñez, continuados en los años de primaria en donde fue víctima de bullying por tener pecas en la cara y sobrepeso.

En su adolescencia se enamoró de la fotografía. Un espacio en el que volcó su creatividad dentro de los paisajes que le regalaba su pueblo. Un escape a los años difíciles de su niñez, continuados en los años de primaria en donde fue víctima de bullying por tener pecas en la cara y sobrepeso.

En la adolescencia mis padres ejercieron violencia psicológica y física hacia mí. Pero bueno, qué sé yo, estaba bien visto en esa época que de vez en cuando te peguen un bollo, ¿no? Después de eso empecé a sacarme fotos. Fotos eróticas. No mostraba nada, pero estaba desnuda”, relató.

“En esa época tuve relaciones muy lindas. Sólidas por sobre todas las cosas. En el pueblo existe eso del amor romántico, que no siempre es bueno porque habilita otro tipo de violencia. Ahora me pasa que tengo vínculos más líquidos. No sé si es por lo que hago o porque no encuentro a las personas indicadas”, manifestó.

“Mi papá tiene una empresa en el campo. Y en mi casa siempre hubo una negación económica. Se repetía que nunca había plata. Pero no me quiero meter en el dinero de mis padres. Ya está”, dijo.

Cuando finalizó la secundaria, Marian se mudó a un departamento de Nueva Córdoba, el cual debió abandonar al poco tiempo por la suba del alquiler y la imposibilidad de mantener el resto de sus gastos. “Me fui a otro barrio y me robaban todo el tiempo. Sabía que no podía seguir así”, explicó.

“Lo primero que hice fueron los encuentros sexuales”
“Lo primero que hice fueron los encuentros sexuales”

“Mis papás querían que yo me recibiera cuanto antes, y eso me generó mucha presión. No es fácil terminar una carrera en cinco años. Querían que me recibiera de lo que sea, pero que lo haga de una vez por todas. Lo último que imaginaban es que iba a ser trabajadora sexual”, contó.

Marian ahondó en el recuerdo de aquel instante en el que se sentó frente a ellos y lanzó su verdad. “Lo peor fue con mi papá. Nos dijimos muchas cosas hirientes y feas. Hoy no tenemos nada en común, él no tiene aceptación alguna por lo que hago. No soy la hija que mis padres esperaban”.

Tuve que replantearme estar con hombres que no me gustaban

A los 18, una propuesta de inversión la llevó a adoptar una decisión tan apresurada como fatal: “Entregué USD300 a un negocio que terminó siendo una estafa piramidal. Había sacado cuentas y creí que si podía recuperarla rápidamente. Pero lo perdí, era todo el dinero que tenía”.

Fue a partir de allí cuando sacó cuentas y tomó la primera decisión que la trajo hasta aquí: “Lo primero que hice fueron los encuentros sexuales”.

“Antes me inclinaba por la hegemonía de las personas. Pero al empezar a trabajar tuve que replantearme estar con hombres que no me gustaban, incluso mayores, hasta que entendí que es un laburo y no me tiene que interesar quién está del otro lado. Siempre que me trate bien y con respeto, lógicamente”, explicó.

En relación al dinero, expresó: “No solo me permite comer bien, que me parece un montón, sino también pagar un alquiler, comprarme ropa, un buen teléfono, herramientas de trabajo para la virtualidad. Ahorrar para comprar algo o viajar. Es mucho”.

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