Eduarda Horacia es oriunda de la provincia de Neuquén. En enero de este año obtuvo la solicitud de rectificación de cambio de género. En declaraciones públicas a la prensa, admitió que realizó este trámite por motivos legales: siente que al ser juzgada anteriormente como varón en un litigio contra su ex-pareja se encontró muchas veces en desventaja jurídica.
Este hecho fue condenado públicamente por algunas instituciones vinculadas a los derechos de las mujeres y tildado de oportunista y fraudulento.
El caso generó nuevos debates respecto a los límites en la utilización de la Ley de Identidad de Género (LIG), que al no exigir más que la expresión de la simple voluntad, posibilitaría un abuso por parte de quienes intenten sacar ventaja identificándose de un modo distinto al asignado al momento de su nacimiento, según Página 12.
De todas maneras, técnicamente la solicitud de cambio de género de Eduarda Horacia no es fraudulenta ni infringe ninguna ley. No existe manera de interponerse ante el pedido que esta persona realizó siguiendo los debidos procesos. La ley no exige que la persona demuestre de manera alguna su condición transgénero.
En otros países, acceder al cambio registral del sexo en los documentos obliga a las personas a someterse a pericias psicológicas/psiquiátricas, procesos judiciales e incluso a la modificación de sus cuerpos con tratamientos hormonales y cirugías. Para la ley argentina el género es una vivencia personal y autopercibida, por ende no admite mediciones o validaciones externas. Su simple expresión es motivo suficiente para la obtención del reconocimiento.
¿Cuál es el problema con Eduarda Horacia?
Contrariamente a lo que muchos han indicado sobre las presuntas ambigüedades que quedan abiertas en la LIG, lo que llama la atención son las motivaciones que llevaron a Eduarda a utilizar este artilugio legal como forma de vehiculizar su demanda.
Ante la prensa ha señalado que ahora que tiene su documento que la acredita como mujer, se siente protegida. En el pasado, Eduarda Horacia fue acusado por su pareja de violencia de género y también del abuso de su hija, situaciones que a su entender no fueron probadas debidamente, sino que se sostuvieron en la tendencia de la justicia a favorecer a las mujeres en tales casos.
También señala haber recibido agresiones por parte de familiares de su ex-pareja frente a los que no puede defenderse de otro modo que amparándose en esta estrategia. Asimismo señaló que la justicia privilegia a las mujeres al momento de determinar la tenencia de los hijos, razón por la cual decidió hacer el cambio de género en su DNI.
El debate radica en que Eduarda no busca validar ante el estado su identidad autopercibida, sino que acude a ella como una estrategia para poder ser juzgada bajo un estatus diferente.