Cristian Soloa es músico, nació en Palmira (San Martín), tiene 33 años y hace casi 12 que su nombre y su rostro fueron noticias en todo el país. Es que el palmirense se convirtió en el primer mendocino (y único, hasta ahora) en ganar un reality show de canto. En el caso de Soloa, fue Operación Triunfo en 2009, cuando este formato internacional todavía era una novedad creciente en la televisión nacional.
Soloa, de 22 años por aquel entonces, llegó a la instancia final con otra mendocina (Johana Quinteros) y sus canciones –imposible olvidar la particular impronta que le otorgó a “No me doy por vencido” de Luis Fonsi- lo convirtieron en el elegido por el público.
Si bien esta consagración en el prime time de la televisión nacional le permitió sacar su primer álbum (que llegó a convertirse en Disco de Oro) y terminar de darle forma a su sueño de dedicarse a la música, no todas las cosas salieron como se esperaba desde entonces. Y es que una serie de infortunios fueron apareciendo y dejando sus huellas, pero -siempre optimista- Soloa salió adelante y logró sortearlos, uno por uno.
A casi 12 años de esta consagración en OT -que marcó su vida profesional, pero también el inicio de esta seguidilla de adversidades-, Cristian Soloa deja en claro que pudo sobreponerse a todas ellas. Y que podrá hacerlo cuantas veces haga falta.
“Si hubiese tenido la oportunidad de ganar con más edad, también tendría mucha más maduración de la cabeza. Todo ha cambiado mucho, hoy en día las redes sociales sirven y ayudan porque los productores musicales ven números allí. A eso sumale que, cuando gané, solo se manejaba el disco en formato físico y la gente solo podía acceder comprándolo en las casas de música. Pero hoy hay muchas plataformas digitales donde, incluso, los artistas pueden proyectarse”, resume Soloa a Los Andes.
De hecho, marca la gran diferencia de formatos entre Operación Triunfo y La Voz Argentina (programa sensación por estos días) y la fortaleza en cuanto a alcance que dan las redes sociales por estos días.
“Yo me abrí mi perfil de Instagram hace algunos años, y llegué a tener –con suerte- poco más de 4.000 seguidores. Los hermanos Vílchez (NdA: dos de los mendocinos seleccionados hasta ahora en La Voz 2021), que son primos míos, tienen más de 20.000 seguidores ya con una sola presentación”, compara y sonríe.
Tocar el cielo con las manos
En 2009, el palmirense Cristian Soloa se convirtió en el primer y único mendocino que ha ganado un reality show de canto hasta el momento. Fue la edición de ese año del ya extinto Operación Triunfo. “Todo era muy nuevo y fueron emociones muy intensas. En ese momento yo no tenía un horizonte marcado con la música, más allá de algunos sueños. Tenía una bandita de barrio y salíamos a tocar, pero me estaba planteando si dedicarme a la música o no”, rememora el artista mendocino quien, además, venía de una familia con tradición musical, aunque solamente como hobby (cada uno tenía su propio trabajo, además).
Aunque antes de Operación Triunfo Cristian no tenía decidido dedicarse a la música, destaca que el apoyo de sus padres y su familia para hacer lo que quisiera y sintiera estuvo desde el primer momento.
Una vez superado el casting y habiendo sido confirmado para la edición 2009 de OT, Cristian vio cómo fue creciendo su oportunidad, aunque confiesa que nunca se vio ganador, ni siquiera estando ya en la final. “Cuando gané, creo que ahí se terminó de completar la barrita de cumplir mi sueño”, destaca con humildad.
Si te postran diez veces, te levantas
Lejos de lo que puede llegar a creerse -o de lo que, se suponía, debería haber ocurrido-, la serie de episodios que se sucedieron tras consagrarse ganador del reality confabularon para que la vida artística de Soloa se hiciera cuesta arriba (y más).
“Ni bien terminé el programa se terminó el contrato con Telefe, y empezó otro con Warner. Pero la época en que gané justo coincidió con la transición del CD a la música digital. Entonces Warner cerró sus oficinas de muchos años y se achicó. Me tocó ganar en un momento crítico para la industria discográfica”, repasa con una mirada hacia atrás.
Como artista esto también lo afectó, ya que su primer álbum alcanzó el Disco de Oro, pero al segundo (que ya estaba grabado y terminado) nunca llegó a lanzarlo de la forma en que estaba previsto. La misma discográfica, que no atravesaba sus mejores épocas, decidió “aletargarlo”, según palabras de Cristian Soloa.
“Lamentablemente tuve que rescindir contrato con Warner para poder lanzar el disco de forma independiente y poder recuperar algo de dinero. Recién pude hacerlo en 2016”, recuerda. Y no duda en afirmar que, si hubiese lanzado ese segundo disco con Warner, probablemente su vida artística hubiese sido otra.
La esperanza en Viña del Mar y el terremoto
Todo el proceso de reinvención no fue nada fácil para el palmirense. Porque a la coincidencia de su consagración en OT con uno de los peores momentos para las discográficas en general, se sumó otra fatídica situación: el terremoto de Chile en 2010.
“En 2010 yo había llegado a la final del Festival de Viña del Mar, pero se suspendió por el terremoto. Había sido muy importante para mí y le puse el mejor empeño, pero no pude culminar el certamen. Y yo estaba convencido de que podía ganar, tenía muchas cosas proyectadas ya a nivel internacional. Fue un poco frustrante asumir esa parte y poder salir adelante”, reflexiona Cristian, quien –viendo el vaso mitad lleno- aclara que no desprecia ni se lamenta de nada de lo que le pasó, ya que considera que a la larga lo ayudó para formarse como persona y empresario.
Actualmente, Cristian sigue cantando con una banda que lo acompaña incondicionalmente. Ya no piensa en sacar discos completos, sino más bien en presentar “de a singles” sus trabajos y difundirlos por distintas plataformas. Además, su familia (tiene 3 hijos) es lo que le ocupa la mayor dedicación y tiempo; y su amor.
Una pandemia que truncó proyectos
“Antes de la pandemia estuve trabajando con una persona que quería largar algo conmigo, pero quedó en stand by por ahora. Igual, soy un eterno convencido de que las cosas tienen que ir mejorando y todos vamos a salir adelante”, destaca con optimismo.
Otro de los emprendimientos que encaró en el último tiempo y que -a la fuerza- debió modificar luego del brote de la pandemia de coronavirus fue el de un salón de eventos propio. Soloa optó por fraccionar el lugar e instalar locales comerciales que ahora está alquilando.
“Además, por intermedio de un amigo me he metido en el rubro vitivinícola. Estoy produciendo un vino de marca propia, trabajando con una bodega y un enólogo”, destaca el talentoso artista.
Y, sin abandonar su optimismo pese a tantos tropezones de los que debió levantarse, concluye: “Estoy muy contento, la pandemia me ha dado la posibilidad de abrir otras posibilidades. Y sé que tengo que aprovechar todo lo que pasa para llegar a algo mejor, porque las oportunidades con música y negocios en paralelo van a prosperar”.