De carretelera a recuperadora: la conmovedora historia de una joven madre que no dejó de trabajar durante la pandemia

Magda se muestra optimista y pone toda su energía para hacer su trabajo y salir adelante junto a sus hijas.

De carretelera a recuperadora: la conmovedora historia de una joven madre que no dejó de trabajar durante la pandemia
Orlando Pelichotti/ Los Andes

María Magdalena Martínez, o Magda como le gusta que la llamen, es una recuperadora urbana de Godoy Cruz. La joven de 32 años se dedica a recolectar los residuos sólidos reciclables en distintos puntos de ese departamento para luego llevarlos a un lugar de acopio, un galpón.

Cada día se levanta con los primeros rayos del sol y cerca de las siete sale desde su casa, ubicada en el barrio Sol y Sierra, camino a la ciudad para empezar con su trabajo.

Foto: Orlando Pelichotti/ Los Andes
Foto: Orlando Pelichotti/ Los Andes

Magda conoce el trabajo, si bien hoy en día lo hace sola desde que era una niña acompañaba a su familia en un carretela que le dio sustento a su familia durante años.

Desde que tenía doce años años ya andaba en la carretela. Acompañaba a mi papá. También íbamos con mi mamá y mis hermanos”, recuerda la joven madre de dos niñas.

De ese carro y caballo, que producían ingresos para toda la familia, Magda tiene buenos y algunos malos recuerdos.

Foto: Orlando Pelichotti/ Los Andes
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“Cuando tenía la carretela teníamso mucha discriminación. Nos miraban con cara, nos deliraban, te puteaban, nos decían ´matacaballo ´, y cosas por el estilo”, explicó .

“Hubo una vez en que una mujer chocó el carro de un chico porque ella pensaba que maltrataba al animal. En aquel momento pensábamos que ella era más mala que nosotros por golpear la herramienta de trabajo de una persona”, reflexionó.

Hace algunos años, gracias al Programa de Sustitución de Vehículos de Tracción Animal de Godoy Cruz, la familia de Magda cambió la carretela por una motocarro.

Foto: Orlando Pelichotti/ Los Andes
Foto: Orlando Pelichotti/ Los Andes

“Se extraña igual el caballo, siempre lo vamos extrañar. A la moto le hemos puesto ´El Moro´ que era el nombre que tenía” expresó la joven sobre el animal que había acompañado durante años a su familia.

Aunque aún lo extraña, Magda reconoce que desde que cambió el caballo por la moto las personas la tratan mejor. “Te miran de otra forma”, reconoció.

En la pandemia se trabajó igual

Magda es madre soltera. Vive con sus hijas de 9 y 14 años en una casita del barrio Sol y Sierra. Con su trabajo de recuperadora la joven no solo sustenta a su familia sino que además ayuda a su mamá.

Desde hace dos años, aproximadamente, maneja la moto ella sola y cada día sale a trabajar con una sonrisa. “A mi me gusta”, cuenta risueña. En el grupo hay otras mujeres, y según cuenta a Los Andes, “todas son mamás”.

Cuando empezó la pandemia por coronavirus y después la cuarentena, el ritmo de vida le cambió a todos los argentinos. Al principio, debido al aislamiento, la joven se quedó en su casa junto a sus hijas pero después volvió a trabajar.

“En la pandemia se trabajó igual. Nos dieron un permiso especial para poder salir a la calle. Fue distinto pero entre todos hemos podido salir adelante”, recalcó.

Foto: Orlando Pelichotti/ Los Andes
Foto: Orlando Pelichotti/ Los Andes

Magda se muestra optimista y pone toda su energía para hacer su trabajo y salir adelante. En el barrio donde vive, hay poca conectividad y para poder hacer o recibir una llamada a su celular tiene que caminar en busca de señal.

Sin embargo, la joven siempre le da una vuelta a las cosas y se las arregla para poder seguir adelante con la rutina.

Ante la consulta sobre como hizo con las clases virtuales de sus hijas durante la cuarentena, Magda respondió: “Iba hasta la municipalidad que me imprimieran la tarea y se las llevaba a la casa”.

En cuanto a su experiencia personal, Magda contó que llegó hasta el primer año de la secundaria pero el año pasado hizo una capacitación sobre la Ley Micaela y le dieron ganas de volver a los libros. “Tengo ganas de ponerme a estudiar”, cerró.

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