Alegre, sobre todo, fue el ánimo reinante anoche durante la Fiesta de la Cosecha, que comenzó puntual, como siempre, con una obra clásica interpretada por la Orquesta Filarmónica de la provincia, con la dirección a cargo del maestro Luis Gorelik. Unas 13.000 personas, según estimaron los organizadores, disfrutaron de un show de lujo.
Un instante antes de que el director diera la orden, en la pantalla que atraviesa el escenario y que sirve de recurso escenográfico, el anuncio de que este año el evento estaba dedicado a Gladys Ravalle arrancó aplausos y emoción.
Prosiguió con una maravillosa interpretación de Cavalleria Rusticana, de Pietro Mascagni, para continuar con El Danubio azul, de Johann Strauss y otras obras igualmente conocidas por el público, que tuvo la oportunidad de disfrutar la orquesta a pleno, en el predio del aeropuerto.
El maestro Gorelik nació en La Plata, pero se formó en Israel, donde se graduó con distinción en la Academia de Música Rubin de Jerusalén. Fue director titular de la Orquesta Filarmónica de Mendoza, la Orquesta Filarmónica de Israel, Sinfónica de Jerusalem y Sinfonietta Beer Sheva, entre otras. Fue director asistente de la Orquesta Sinfónica de Haifa y director titular de la Orquesta de Cámara de Ashdod.
También ha sido director titular de la Orquesta Sinfónica Universidad de Concepción, en Chile, y la Orquesta Juan de Dios Filiberto. Desde 2010 dirige la Sinfónica de Entre Ríos. Fue distinguido con el Premio Konex en 2009 como Director de Orquesta destacado de la década y en 2019 junto a la Orquesta Sinfónica de Entre Ríos como mejor orquesta de la década.
Una vez terminado el repertorio de música clásica, tonada, gato y cueca llegaron con las voces de Analía Garcetti, Cynthia Lozada y Celeste Fredes, en el momento que se perpetuaba el hecho que da nombre al evento: las candidatas cosechando, bajo los flashes que documentaron el momento.
Inmediatamente, la aparición de David Lebón, de impecable blanco, se llevó los aplausos de bienvenida y, tras mediar un breve pero cálido saludo para los mendocinos con los que compartió años de vida durante su estadía, comenzó una interpretación exquisita de “Cuanto tiempo más llevará”. Luego “San Francisco y el lobo”, “Esperando nacer”, todas de la época de Serú Girán dejaron claro los Gardeles ganados, los años de escenarios, las giras y la maestría de Lebón.
Para “Casa de arañas”, la entrada de Lisandro Aristimuño, que interpreta este tema en el último disco de Lebón que se llevó todos los premios Gardel en 2020, fue con una cálida invitación de astro del rock quien, tras el tema, preguntó: “¿Se acuerdan de mí? Estoy muy emocionado, es muy lindo estar acá”. Y agregó: “Soy muy grande para estar chupando medias, es muy especial Mendoza”.
La participación de Aristimuño concluyó con “Parado en el medio de la vida” y dio lugar a Cynthia Lozada, la mendocina que acompañó a Lebon en “El tiempo es veloz”.
De pronto, la década del ‘80 a pleno llegó con “Puedo sentirlo”, acompañado en coros y guitarra por el músico y compositor mendocino Polo Martí. Luego, Mateo Sujatovich, vocalista de Conociendo Rusia e hijo de un viejo amigo de Lebón, Leo Sujatovich, le dio vida a “Mundo agradable” en un dueto imposible de imaginar y, sin embargo, perfecto.
Tras el anuncio del último tema, los acordes de “Tiempo sin sueños”, de 1982, que fue grabado por Conociendo Rusia junto a Lebón, dieron lugar a la despedida de una de las mejores Fiestas de la Cosecha de los últimos años.
Por supuesto, esto difícilmente hubiera sido posible sin la magnitud de los músicos en escena, tanto de la Orquesta Filarmónica como de la banda de Lebón, músicos invitados y los responsables de los arreglos Joaquín Guevara y Juan Emilio Cucchiarelli.
Lejos de cumplir, Lebón arremetió con “Sueltate Rock and Roll”,en un delirio musical propio de un monstruo del rock, para finalizar, tras el pedido de bis, con Mateo Sujatovich y Lisandro Aristimuño y “Seminare”. Inolvidable.
Apostillas
Multitudinaria
Se trató de una de las ediciones que más cantidad de público reunió. Quienes se acercaron a los viñedos del aeropuerto Gabrielli llevaron reposeras y heladeritas. Allí se mezclaron señoras elegantes con hombres de estricto elegante sport.
Cada uno en su lugar
Si bien había food trucks que ofrecían distintos y variados menúes, además de puestos de artesanos, el público no deambulaba por el predio una vez que empezó el show. Previo al espectáculo prefirieron asegurarse un lugar cerca del escenario.
Vacas flacas
La situación económica actual también se notó en los regalos de bienvenida con los que las marcas y municipios suelen recibir al público. Esta vez brillaron por su ausencia. Sólo la Municipalidad de Las Heras tuvo un detalle para los ingresantes.