Daniel Ricart logró una gran hazaña y ni siquiera es consciente de ello. “La verdad no me pareció una cosa de otro mundo, sinceramente te lo digo”, manifiesta Daniel Ricart cuando cuenta cómo fue que hizo la carrera de contador público en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA en apenas un año y diez meses. Para todo estudiante universitario es de aplaudir el tiempo que le tomó a Ricart para recibirse, tanto que sigue siendo por lejos un récord histórico en esa universidad.
“Cualquier pibe que no labure y se dedique doce horas por día a estudiar como hacía yo, lo puede hacer. Las materias que di libre no lo hice porque soy un Messi. Iba a la clase como si la cursara, le explicaba la situación al profesor y después daba el examen” agregó el hombre al respecto.
Pero la hazaña de Ricart no comienza ni termina ahí. El paso súper veloz por la Universidad de Buenos Aires es apenas una de las múltiples facetas de este bonaerense. Nacido hace 54 años en Villa Ballester, en una familia de clase media, el economista es un personaje que ha hecho de su vida una historia muy peculiar.
En séptimo grado, y por problemas de adaptación que tenía en la escuela, a Daniel Ricart le hicieron un test de coeficiente intelectual que le dio 175 (100 es la norma para cada edad). En la década del noventa hizo su primera aparición pública como uno de los diez “jóvenes sobresalientes” a través del programa que promocionaba Bernardo Neustadt en la tevé. Tales fueron las repercusiones mediáticas sobre el joven Ricart que el antiguo gobernador de Mendoza, Juan Octavio “Pilo” Bordón, lo convocó para que pusiera en nuestra provincia una escuela donde se implementara un nuevo proyecto educativo de vanguardia, cuando tenía apenas 24 años.
Por su parte, Favaloro, fascinado con la inteligencia del muchacho, organizó una colecta para pagarle una beca para que vaya a perfeccionarse a Harvard. Daniel Ricart iba a estudiar economía, pero terminó especializándose en educación.
En ese contexto conoció al muy reconocido psicólogo Howard Gardner, el creador de la teoría de las inteligencias múltiples, con quien trabajó un tiempo. A su vez, Gardner lo conectó con el especialista en enseñanza a chicos con altas capacidades Joseph Renzulli, que por entonces armaba un sistema de escuelas públicas para alumnos con esa condición.
Posteriormente, Ricart expandió su conocimiento y lo compartió desde los Estados Unidos al desarrollar la teoría del creativismo cognitivo, publicando ocho libros al respecto. Luego volvió a la Argentina y abrió la escuela Norbridge con este enfoque, es decir, especialmente dedicado a alumnos con altas capacidades intelectuales. De este modo, el economista busca desarrollar el talento de los chicos y evitarles lo que él sufrió en la primaria, por no estar preparada para este perfil de estudiantes.
Convencido de su vocación, Ricart ahora le enseña a los estudiantes de sexto grado de su escuela el tema del momento, algo que tanto moviliza al país y al mundo como lo es la economía: invertir dinero en distintos activos, como acciones, bonos o criptomonedas. Preocupado por su futuro, el economista dicta estas clases para que sus alumnos sepan cómo manejar su dinero y para no caigan en estafas o falsas promesas. Él mismo da las clases.
Finanzas desde la primaria con Daniel Ricart
La escuela Norbridge, ubicada en el barrio porteño de Saavedra, ya cuenta con clases sobre inversión dictadas por el mismísimo Daniel Ricart. Al asistir a una de sus clases, se apagan las luces y en la pantalla aparece la cotización de Apple Inc. del último mes en TradingView (una herramienta digital que sigue la evolución de las acciones en el tiempo). Los alumnos hacen silencio y se disponen a escuchar la lección sobre velas japonesas, un indicador que muestra cómo se fue comportando la acción, en este caso de Apple, en cada una de las jornadas bursátiles anteriores.
Adelantado a los programas de estudios, Ricart detalló en una entrevista con Clarín que la idea, de dar clases de inversión en la primaria, surgió a partir del cambio que hicieron en el programa de la materia Economía Política de la secundaria (un bachillerato con orientación comercial). Lo que el economista hizo fue atender la demanda de los mismos alumnos que querían aprender cómo invertir en criptomonedas y que ningún centro de estudio enseñaba.
La importancia de estas clases radica en que las criptomonedas son hoy el activo más atractivo que buscan los jóvenes para proteger sus escasos ahorros de los efectos de la inflación. Aprender sobre criptomonedas no es solo entender las inversiones, ya que juega un rol más que importante en la economía actual.
“Entonces, cambiamos la materia y le pusimos énfasis en las actividades prácticas o métodos de casos reales. En vez de explicarles qué es el PBI, que es la suma de los productos y servicios de un país, etcétera, pasamos a hablar, por ejemplo, de la Argentina y del problema que tiene con sus déficits, y cómo se miden, en relación a qué. Eso deriva en otros temas vinculados como el Banco Central, la administración de las cajas de las jubilaciones, y así”, explica Ricart.
La clase desde adentro
En la escuela de Norbridge, los chicos de sexto grado comienzan estudiando inversiones, acciones, bonos, y otros activos hasta llegar a la criptomoneda. Ricart hace foco en la situación de sus alumnos para la edad en la que se encuentran y las maneras de cómo pensar a futuro para invertir.
“Por ejemplo, les digo que tienen un dinero que le prestaron y que lo tienen que administrar. ¿Qué hacen? ¿Compran dólares? Y vamos a un plano más imaginario. Ponele que les dieron 5 millones de dólares, ¿los ponen debajo de la cama?, ¿en un cajón?, ¿en un banco?, ¿en que banco?, ¿y si el banco quiebra?, ¿que vas a hacer?, les pregunto”, aclaró Ricart sobre la dinámica de su clase.
A continuación, el economista expuso uno de sus ejemplos: “Ahí les explico que si pusieron 5 millones en un banco de los EE.UU. y el banco quiebra, la Reserva Federal de ese país te da 150.000. Perdiste 4 millones 850 mil. Para no perderlo hay que invertir, porque una cosa es que el banco tenga 5 millones tuyos y otra que tenga el equivalente a 5 millones en acciones de una empresa, que son tuyas. Porque en ese caso el banco las está custodiando y si el banco quiebra te las tiene que entregar”.
Para este trayecto de la clase, Daniel Ricart manifiestó haber desarrollado la idea de la diversificación, pero continúa “Ahora, ¿qué acciones vamos a comprar?. Bueno, puede ser una empresa cualquiera, por ejemplo la de la bebida más importante. Pensemos de nuevo, les digo. ¿Qué pasa si cambia una tendencia, por ejemplo que ahora el público busca consumir menos azúcar y la gente busca menos las bebidas azucaradas? Bueno, compramos acciones de una empresa de agua, por ejemplo. Ahora, estas son todas empresas alimenticias. Si invierto todo ahí, ¿realmente estoy diversificando?”.
Para finalizar, Ricart explicó que hay otros sectores en los que invertir, como energía, bancos, entre otros. Luego, el economista advirtió que la cotización es volátil, lo cual se aprecia en las variaciones dentro de los gráficos que enseñó a sus alumnos.
Ante esto, Ricart sugirió: “Ver qué hacen los inversores grandes. Porque no voy a comprar cuando veo que Buffett está empezando a vender. Ahora ¿en qué página web me fijo? ¿Cómo se busca?, les explico esto también”.
Sobre las capacidades de inversión y la vuelta del dinero, Ricart manifestó: “También les explico que puedo invertir en vez de 20 acciones en 19 acciones y una criptomoneda. Si, porque es un activo más. Y ahí entramos a qué es la cripto. Acá sale temas del riesgo. Les explico cuánto gana una empresa promedio. ¿Saben cuánto gana en un año?, les digo. Siete por ciento. Ahora, ¿todo ese lío por 7%?, les pregunto y les digo: si quieren ganar 3.600% vayan a la ruleta y ponen los 5 millones en el número 14 y si ganan, se llevan el 3.600%. Pero claro, tiene un riesgo altísimo de que lo pierdan todo”.
Para finalizar, el economista detalló que “ahí les explico que cuanto mayor es el riesgo mayor debe ser el incentivo para la inversión. Por eso los bonos argentinos tienen que pagar una tasa fabulosa, porque si no acá difícilmente vengan a invertir. Les digo: imagínense que si acá pongo un bono a la misma tasa que EE.UU., ¿dónde van a ir a invertir?”.
La evaluación e importancia de esta materia
La materia en la escuela de Norbridge, se aprueba simulando un caso real. “Les presento un proyecto y me tienen que decir si lo van a comprar o no. Y en ambos casos, por qué. Y además les pregunto si detectan algo en lo que los están queriendo engañar”, describió Ricart.
Ricart ha hecho en su vida una larga trayectoria reconocida por grandes referentes, tanto dentro como fuera de la economía. Actualmente, el economista está apasionado por la idea de crear una educación distinta, con un enfoque mucho más práctico, siempre ligado a casos reales, como los de las clases de educación financiera.
Cuando Ricart rememora sobre su condición de alumno con altas capacidades, trae al presente su sufrimiento en el paso por la escuela primaria, lo cual lo catalogó como “una tortura”. En su infancia, Ricart aseguró que ayudaba a su padre en el negocio (una pollería), donde cobraba, daba vueltos, hacía todos los cálculos mentales, y después en la escuela lo obligaban a memorizarse la tabla de multiplicar. Se rebelaba, no lo hacía, por lo que terminaba fallando.
Para ese entonces, Ricart todavía no sabía lo que hoy se conoce como un chico con altas capacidades. Ahora el economista pelea para que haya suficientes escuelas que los tengan en cuenta y los incluyan, así como se hace con los alumnos que tienen problemas de aprendizajes.
La obsesión de Ricart es cambiar este aspecto de la enseñanza. Espera poder inspirar a muchos más.