La historia de Lorena Gómez se convirtió en algo diferente a lo que uno está acostumbrado a ver cuando se dirige a una carnicería a comprar carne, pollo, cerdo u otros productos. La mujer aceptó el desafío que le propusieron, combatió los estereotipos y hoy es una de las carniceras de Mendoza.
A meses de cumplir 40 años, la mujer que nació en el barrio porteño de Villa Devoto, pero que reside en General Alvear desde los 8 años, se puso el delantal, tomó el cuchillo y desde entonces espera contenta a los clientes que van al local donde trabaja desde enero de este año.
“Fui por un aviso de trabajo que vi en Facebook. Cuando llegué el dueño me dijo que necesitaba alguien para atender pero que también quería darle un toque femenino a la carnicería y fue así que terminé quedando para ese sector del local”, recuerda Lorena sobre sus inicios en este oficio liderado históricamente por hombres.
Gómez no le teme a nada ni a nadie y utiliza una frase para describir lo que piensa: “Todos podemos hacer lo que nos propongamos”. La mujer ya está familiarizada con todos los cortes de carne y cerdo. “Es a lo que se dedican en la empresa donde trabajo porque son productores. También me manejo muy bien con el pollo”, cuenta orgullosa.
Abriendo camino
El rubro de la carnicería no parece ser para cualquier persona porque se debe tener cierta habilidad para cortar y “ojo” para determinar los mejores cortes que se exhiben para los clientes.
Dentro de este mundo de la carne, heladeras y cuchillos, Lorena comenta que, al principio, le costó un poco insertarse pero que, con el paso del tiempo y sobre todo con la enseñanza de sus compañeros, se le hizo más fácil. “Más allá de cortar carne o cerdo, me gusta mucho la atención al público. A mis compañeros les pedí que me enseñaran a despostar novillo, por ejemplo, porque era algo que quería hacer”, relata Lorena.
En sus quehaceres diarios hay una actividad que la carnicera no realiza y es la descarga de las medias reses, tarea que la hacen los hombres del local. “No lo hago por una cuestión de fuerza. Hay medias reses que pesan 60 y otras que pesan unos 100 kilos y no puedo cargar eso”, explica.
Mensajes positivos
Cuando los clientes llegan a la carnicería donde trabaja Lorena, muchos se sorprenden al verla detrás del exhibidor pero otras personas no porque ya han naturalizado su presencia. Entre sus varias anécdotas, la mujer comenta que no hace muchos días fue una clienta a comprar y al mirarla le dijo: “Me alegra que una mujer ocupe el puesto que generalmente tienen los hombres”.
Además, la carnicera de General Alvear reconoce que en el barrio donde vive también había una mujer que no sólo vendía y cortaba carne, sino que también cargaba al hombro la mercadería. “Es más, en el distrito Bowen había una carnicería que era atendida por todas mujeres”, rememora.
“Creo que, si uno se propone algo, puede hacerlo más allá de que sean actividades de hombres o al revés, que hombres hagan tareas que suelen hacer las mujeres”, acota Lorena.
Técnica en redes
Lorena llegó a General Alvear con 8 años, luego de que sus padres decidieran venir a Mendoza desde la antigua Capital Federal, hoy denominada Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En el Sur mendocino ella conoció a su pareja, se casó y tuvo tres hijos.
Como trabaja desde muy joven, sus estudios secundarios quedaron truncos hasta que los retomó de grande para luego seguir una carrera terciaria. “Estudié en el ITU y soy la primera recibida en Alvear de técnica en redes de datos y telecomunicaciones”, dice emocionada.
Claro está que para esta mujer, que lleva adelante un hogar y trabaja en un rubro históricamente masculino, nada es imposible y lo que se propone, siempre busca cumplirlo.
Los cortes que recomienda
Ubicada detrás del mostrador y con la experiencia que adquirió en estos meses, Lorena se anima a recomendar cortes, tanto de ternera como de cerdo para el asadito del fin de semana. “Para la parrilla, si es novillo, recomiendo comprar asado ruso que sin es sin hueso. Si el cliente quiere algo con hueso se lleva las tradicionales costillas”, reseña.
Y concluye: “En cuanto al cerdo, tienen que comprar pecho, que es parecido al matambre pero con un poco más de carne. Sale muy rico cuando uno cocina”.
Un oficio más profesional
En mayo de este año, se conoció una noticia que tenía que ver con la relación entre las mujeres y las carnicerías. En la provincia de La Rioja se lanzó una escuela de carniceras, cuyo objetivo es “darle las herramientas a las mujeres para que aprendan este oficio que toda la vida fue manejado por hombres para posibilitar así la inclusión de la mujer dentro de este rubro, que siempre fue machista”.
Los coordinadores de este programa laboral riojano coincidieron en que “esto es un empoderamiento, es darle las herramientas para que la mujer salga de ese estado en que quizás está en su casa esperando alguna changuita”.
Previo a la creación de este programa laboral de La Rioja, en 2022 el Instituto de Ciencias y Oficios de la Carne fundó la primera Escuela Argentina de Oficios de la Carne, una institución educativa que enseñará el oficio en forma estandarizada y con base técnica y científica.
La iniciativa surgió de un acuerdo de cooperación y de transferencia de conocimientos con la École Nationale Supérieure des Métiers de la Viande, entidad francesa creada en 1894, que cuenta con una extensa trayectoria en la formación de trabajadores de la carne.