Los glaciares son considerados reservas estratégicas de agua debido a su capacidad de almacenarla durante los meses y años de mayor acumulación y entregarla cuando más hace falta. En años de sequías, el agua producto del derretimiento de los glaciares representa más del 40% del caudal anual en algunos ríos andinos. Sin embargo, además de un mayor aporte de agua, el derretimiento y retroceso de los glaciares, también puede aumentar el riesgo de amenazas naturales.
Uno de los mayores peligros asociados a los glaciares son las crecidas catastróficas originadas por la rotura de morenas que cierran los lagos proglaciales. Estos lagos se forman debido al derretimiento y retroceso de los glaciares. Debido al cambio climático, la cantidad y extensión de estos lagos aumentó significativamente en las últimas décadas en los Andes. En el Norte de la Patagonia, más precisamente en las laderas del Monte Tronador, a poco más de 80 km de la Ciudad de Bariloche, debido al fuerte retroceso del glaciar Ventisquero Negro, se ha formado un lago que mantiene en alerta a la población.
El Ianigla, con el apoyo de Conicet y el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, y junto a otras instituciones nacionales e internacionales, realiza estudios con el objetivo de comprender que está sucediendo con este y otros glaciares de la región. Gracias a estos estudios hoy conocemos la historia de este particular glaciar y su lago proglacial.
Maravilloso glaciar
Las laderas del Monte Tronador están cubiertas por una de la superficie de hielo más extensas de los Andes del Norte de la Patagonia. De todos los glaciares del monte Tronador, el más conocido es sin dudas el glaciar Ventisquero Negro. Gracias a su mirador de fácil acceso desde el paraje Pampa Linda, miles de turistas visitan esta maravilloso e inusual glaciar cada año.
Desde los inicios del Parque Nacional Nahuel Huapi, para visitar el glaciar solo era necesario ir hasta el borde del mirador y prácticamente se lo podía “tocar”. Sin embargo, en los últimos años, el glaciar comenzó a retroceder en forma acelerada, dando paso a un, cada vez más extenso, lago proglacial.
Al Ventisquero Negro comúnmente se lo considera un glaciar independiente, formado a partir del hielo y los fragmentos de rocas que caen en forma de avalanchas desde las laderas superiores del monte Tronador y que luego, gracias a la comprensión y deformación el glaciar se “reconstituye” en el fondo del valle. Pero también, el Ventisquero Negro puede ser considerado como la parte inferior (zona de ablación) del glaciar Manso. La zona de acumulación del glaciar Manso nace entre el pico Internacional y el Argentino y se desarrolla hasta aproximadamente los 2000 msnm. Entre los 1.900 y los 1.400 m el flujo del hielo es interrumpido por acantilados de varios cientos de metros de altura que generan gran cantidad de avalanchas y desprendimientos de hielo. El estruendo de las frecuentes avalanchas de hielo, nieve y rocas que se precipitan desde los acantilados, ha dado origen al nombre “Tronador” para esta hermosa montaña. El hielo y la roca de las avalanchas alimenta a la lengua inferior “reconstituida” del glaciar, la cual transporta una importante carga de detritos y rocas que le confieren un aspecto sucio (de ahí el nombre “Ventisquero Negro”).
El Manso, es el glaciar más grande del Monte Tronador, el único que termina en un lago, y uno de los pocos glaciares cubiertos de la región. Según el Inventario Nacional de Glaciares, la lengua cubierta del glaciar Manso, es la superficie de hielo cubierta de detritos más extensa del Norte de la Patagonia. Además, es uno de los más rápidos de la región, en las zonas de máxima pendiente, antes de precipitarse por los acantilados, el hielo puede alcanzar velocidades cercanas a los 400 metros al año. También es uno de los más espesos, en la parte inferior se midieron espesores de hasta 240 metros. Finalmente, en las últimas décadas, casi 40% del volumen perdido de hielo del monte Tronador se debió a al retroceso y adelgazamiento de este particular glaciar.
Evolución del glaciar Manso
No hace mucho, la lengua cubierta del glaciar Manso ocupaba todo el valle y no existía lago proglacial. El lago comenzó a formarse a mediados de 1980 a expensas del retroceso y adelgazamiento de la lengua cubierta de este glaciar. Con la ayuda de fotografías aéreas, imágenes satelitales, mediciones de espesor de hielo y de profundidad del lago, reconstruimos la historia de la lengua cubierta de glaciar Manso y su lago. Hasta mediados de la década de ‘80, no hay evidencia de la existencia de un lago. Entre 1985 y 1987 existió en la zona del mirador un pequeño y somero lago. A finales de la década del noventa existían pequeños cuerpos de agua desconectados, algunos entre la lengua del glaciar y las morenas terminales, y otros en la superficie del glaciar. Recién en 2004 los cuerpos de agua se unieron para formar un único lago. Entre 2004 y 2008 el tamaño de la lengua del glaciar y del lago casi no cambió. Estos cuatros años fueron un periodo llamativamente estable en los 34 años de historia del lago proglaciar. Sin embargo, entre 2008 y 2009 se observa un fuerte aumento del tamaño del lago debido a un mayor retroceso del frente glaciar. En mayo de 2009 se produjo el vaciamiento parcial del lago proglacial. El nivel del lago cayó más de 20 metros y el lago se redujo considerablemente (51% del volumen y 33% de la superficie). Después del vaciamiento parcial, entre 2011 y 2022 la velocidad de retroceso del frente del glaciar y del crecimiento del lago proglaciar aumentaron significativamente. Actualmente es considerado el lago proglaciar que más ha crecido en los Andes en las últimas décadas.
¿Qué pasó el 21 de mayo de 2009?
El jueves 21 de mayo de 2009 la paz de Pampa Linda, al pie del Monte Tronador, se vio interrumpida por un impresionante aluvión generado por el vaciamiento parcial del lago proglacial. El aluvión fue tan grande que inundó el valle del río Manso, afectó severamente la infraestructura local, aisló durante días a la población local y destruyó parte del bosque. Tal fue su magnitud, que se encontraron bloques de hielo a decenas de kilómetros del glaciar. El vaciamiento repentido del lago proglaciar fue disparado por un aumento del nivel del lago, generado por fuertes lluvias, pero fue la falla en la morena terminal debido a la presencia de hielo en el interior de la morena, la que permitió que aproximadamente 10 millones de metros cúbicos de agua se derramaron en menos de 3 horas, produciendo un flujo más de 28 veces mayor que el caudal promedio del río.
Consideraciones finales
No hay dudas de que el cambio climático está afectando a los glaciares de los Andes y del mundo. En las últimas décadas la pérdida de masa del glaciar Manso aumentó considerablemente, y hoy en día, es el glaciar que más masa pierde en todo el monte Tronador. Este aumento en la pérdida de masa se puede atribuir, además de los factores climáticos, a la respuesta dinámica del glaciar debido a la presencia del lago proglaciar y los mecanismos de retroalimentación entre adelgazamiento, aceleración y aumento de la tasa de desprendimiento de témpanos.
Estudiar la evolución del glaciar y su lago proglacial son claves para mejorar nuestro conocimiento del impacto del cambio climático y el desarrollo de medidas de adaptación para la región.
*El autor es doctor en Geología. Investigador adjunto en Ianigla-CCT Mendoza-Conicet
Edición y producción Miguel Títiro - mtitiro@losandes.com.ar