Una familia de Buenos Aires, que había adoptado a un perrito rescatado, se llevó una gran sorpresa cuando la mascota creció y empezó a cambiar su comportamiento.
Según informó diario La Nación, todo empezó luego de que unos chicos encontraran un cachorro de pocos meses en completa indefensión. Ante esto, decidieron llevarlo a un hogar de tránsito hasta que pudiera ser adoptado.
Una vez allí, el animal fue desparasitado y comenzaron a alimentarlo con mamadera, ya que tenía pocas semanas de vida. Pero, con el paso del tiempo, el animal comenzó a cambiar de actitud y se volvió un poco más violento.
“Quien lo adoptó nos relató que gruñía a quien se le quería acercar e intentaba morder. Ese comportamiento también se vio acompañado de cambios morfológicos tales como el alargamiento del hocico”, explicó a La Nación Lina Zabala, Coordinadora Operativa del Centro de Recuperación de Especies de Fundación Temaikèn.
Cuando los especialistas vieron el animal, le explicaron a la familia que habían adoptado a un zorro gris. Aunque parezco un episodio extraño, los expertos señalaron que se trata de un problema que se repite cada vez más.
Ocurre que los barrios se siguen extendiendo más allá de los conglomerados y comienzan a invadir áreas naturales que son hogar de muchas especies autóctonas. “Es fundamental aprender a convivir con ellos en armonía”, destacó la especialista.
De vuelta a la normalidad
Una vez que identificaron al animal decidieron que lo rehabilitarían junto a otros cinco cachorros de zorros que habían ingresado al lugar en condiciones similares.
Los expertos remarcan que el contacto con humanos -como ofrecerles comida o acariciarlos- deriva en problemas para los animales silvestres y tiene que ver con lo que se denomina impronta.
“El proceso de impronta se da en una ventana temporal muy breve y consiste en que el animal, al abrir los ojos, se identifica con la primera especie que ve (generalmente la humana). En condiciones normales, vería a su madre”, explicó Zabala.
Una vez que cumplan el periodo de cuarentena y reciban el alta de veterinarios y biólogos, serán enviados a diferentes reservas y reinsertados en un ambiente protegido.