Ya se advertía: el aislamiento del año pasado, con los cambios de hábitos que implicó, tuvo impacto sobre el peso corporal de los mendocinos y los argentinos. Por ello, los licenciados en Nutrición advierten que han aumentado las consultas entre 15% y 30% respecto de la situación pre-coronavirus.
Argentina tuvo una de las cuarentenas más largas del mundo. Fueron meses en los que la actividad cotidiana se redujo drásticamente, con clubes y gimnasios cerrados y en los que incluso no se podía siquiera salir a caminar a un parque.
Silvina Rodriguez Blanco, coordinadora del Departamento de Nutrición de la Obra Social de Empleados Públicos de Mendoza (OSEP), estimó en esa proporción el incremento. Dijo que observan sobrepeso y obesidad, que hay pacientes nuevos, otros que estaban con un plan y recayeron y quienes incluso habían logrado su peso y volvieron. Es decir que ven rebrotes o reganancia de peso de quienes ya afrontaban el exceso.
“Siempre tenemos las consultas al tope, al 100%, pero vemos ahora que están acudiendo afiliados que no conocíamos y estamos con los servicios bastante saturados”, explicó Rodriguez Blanco.
Agregó que la situación no ha discriminado edades y hay afectados por igual: “En los niños tenemos un alto porcentaje de sobrepeso y obesidad y ha aumentado también en adultos jóvenes y adultos mayores”.
“Sí, hemos visto ese incremento. Estamos terminando de sacar un paper sobre el aumento de peso en alumnos universitarios por la pandemia”, contó, por su parte, el licenciado Pablo Mezzatesta, quien trabaja en la Universidad Juan Agustín Maza.
Detalló que en estudiantes universitarios los datos prepandemia respecto de los posteriores muestran que el aumento de peso promedio fue de 800 gramos y un incremento del índice de masa corporal de 0,3.
En un estudio hecho a nivel mundial, Argentina quedó quinta entre los países con más proporción de población que reconoció haber ganado peso en la pandemia. De los consultados en el país, 40% dijo estar en esa situación, 9 puntos por encima del promedio global de 31%. Brasil es el país que quedó peor posicionado, con 52%.
Pero no están cómodos, ese es el comienzo y lo que explica el incremento en las consultas: 49% dijo que está intentando perder peso y 41% indicó que está tratando de perder peso ganado con la pandemia.
Además, en Argentina, el 28% de los consultados dijo haber disminuido la actividad física, por encima del promedio global de 23%.
Se trata de un trabajo realizado por la consultora Ipsos a fines de 2020.
A nivel mundial, tres cuartas partes de los encuestados informaron cambios en su peso, ejercicio, consumo de alcohol o tabaquismo desde que comenzó la pandemia, y el aumento de peso se observó de manera más generalizada.
Los países de América del Sur (por ejemplo, Brasil y Chile) son los más propensos a decir que han aumentado de peso desde el comienzo de la pandemia.
Causas
Rodríguez Blanco agregó que durante lo más crudo del año pasado los equipos de la red de nutrición pediátrica trataron de mantener el tratamiento con telemedicina pero se les hacía difícil porque las personas no tenían actividad física o había dificultades de acceso de alimentos por problemas para la compra.
Sobre esto último, la especialista indicó que pasaron dos cosas durante la cuarentena. Por un lado, gente que estuvo aislada o mientras no se podía salir demasiado, tuvo dificultades para acceder a alimentos indicados en el plan de alimentación; quizás lo más complicado fue el acceso a vegetales. La situación llevó a consumir más productos envasados que podían almacenarse, como harinas.
Pero además, y le pasó a la gran mayoría, la prolongada estadía en casa hizo incursionar en la cocina hasta al menos cocinero. Era una forma de pasar el tiempo y, por qué no, de compartir con los convivientes.
Pero además, se aprovechó para probar y se optó por alimentos que no se comen habitualmente con la intención de generar un buen momento en el encierro.
Por eso la licenciada destacó las consecuencias de haber optado por incluir tantos postres y alimentos calóricos.
Otro elemento de impacto fue el sedentarismo. “Hay personas que estuvieron meses en la casa, y si bien intentaron hacer actividad allí, no es lo mismo que la actividad normal”, apuntó Rodríguez Blanco.
Consecuencias
Aunque quizás es muy pronto para sacar conclusiones, ya se ve el impacto en los desórdenes metabólicos que suele provocar el exceso de peso.
Algunas licenciadas en Nutrición consultadas por Los Andes coincidieron en que se aprecian más casos de dislipidemia, un trastorno de los lípidos en sangre, como aumento de colesterol y triglicéridos.
Silvina Rodríguez Blanco agregó el aumento de casos de presión arterial elevada e hígado graso al listado de los desórdenes.
“Tenemos además el problema de la sarcopenia; las personas se quedaron quietas, no pudieron hacer actividad física y se debilitó la parte muscular, más en adultos mayores”, apuntó la especialista de OSEP.
Aceptó que puede que este año impacte más la parte económica porque hay más gente comprometida en ese aspecto. “Pero la verdad es que cuando educamos y organizamos la alimentación de la familia notan que quizás estaban gastando de más o que compraban alimentos que no eran necesarios y son costosos. Por eso se trata en las consultas de educar a la población y de ayudarlos a planificar la alimentación, siempre dentro de sus posibilidades”, destacó la profesional consultada.
