Desde el arranque de la pandemia y en una de las primeras líneas de batalla, los efectivos policiales de Mendoza continúan su labor y empiezan a padecer también la segunda ola del coronavirus. Como en todos los ámbitos, en la fuerza los casos van creciendo y obligan a las autoridades a tomar decisiones para rearmarse y seguir brindando seguridad. En las últimas semanas se reportan 20 casos diarios de policías con Covid-19
“La Policía está teniendo los mismos efectos y consecuencias que el resto de la sociedad ante este rebrote. A la fecha tenemos alrededor de 250 aislados, entre contagios confirmados y contactos estrechos”, comentó Roberto Munives, la máxima autoridad policial.
“A este escenario hay que agregarle el personal que ha sido preservado desde el comienzo, por estar entre los grupos de riesgo. En esta situación hay 300 trabajadores, aproximadamente”, añadió.
El contexto que describe el director general de la Policía se apoya en el crecimiento del número de uniformados infectados a partir de marzo pasado. A modo de estadística, hasta febrero se registraban de uno a dos PCR positivos por día y actualmente llegan a confirmar hasta 20 diarios.
“Todas estas situaciones nos van llevando a tomar determinaciones permanentemente, en busca de armar estrategias para continuar prestando un buen servicio. La pandemia nos desafía y necesitamos tener información rápida para después decidir sin errar”, remarcó Munives.
E insistió: “En un momento difícil como este, entregamos el máximo para seguir dándole seguridad a los mendocinos, pero la realidad es que todos los días tomamos decisiones urgentes e importantes”.
Víctimas fatales y casos graves
Desde que el Covid-19 llegó a la provincia infectó a unos 1.700 policías, de los cuales tres murieron a causa de la enfermedad. Hoy hay cinco efectivos internados, entre ellos el comisario general Camilo Uvilla, el jefe del Centro Estratégico de Operaciones, quien se encuentra en terapia intensiva del hospital El Carmen desde hace más de 10 días en grave estado.
Más allá de estas bajas, fuentes de la fuerza aseguran que la operatividad, los patrullajes y la prevención no se resienten. “Buscamos la manera de ir armando todo y que siga funcionando. El año pasado tuvimos varias comisarías cerradas por contagios, pero ahora han sido casos muy aislados. En la calle no mermamos con la seguridad activa y preventiva”, explicó Munives a Los Andes.
Como sucedió en varios meses de 2020, desde hace casi tres semanas los uniformados retomaron la tarea de hacer respetar la alerta sanitaria y la restricción nocturna, que implica detectar la circulación prohibida entre las 0.30 y las 5.30 y la desarticulación de fiestas clandestinas.
“Además de esto, seguimos trabajando con los robos, los homicidios y demás delitos. De todas maneras, se va notando la disminución de hechos, ya que en la madrugada no se ve a casi nadie afuera”, remarcó el comisario general Munives.
El “segundo chaleco antibalas”
Desde hace unos 10 días, los policías comenzaron a ser vacunados contra el coronavirus y esta semana eran casi 2.000 los trabajadores de seguridad inoculados. Para este viernes esperaban además un envío de 1.000 dosis para continuar la vacunación.
“Se ha ido vacunando a quienes se desempeñan en puestos estratégicos, como los que realizan patrullajes y operativos, pilotos, los telefonistas que reciban denuncias, el sector de Sanidad Policial e integrantes de comisarías judiciales, entre otros”, detalló el jefe policial.
Todo el proceso de aplicación se está realizando en el club Petroleros de Godoy Cruz, contiguo al Ministerio de Seguridad. “Tenemos nuestros propios enfermeros para hacerlo y diseñamos toda una logística para llevar a cabo la vacunación de forma ordenada. Es una tranquilidad que se vayan vacunando por la exposición que día a día tiene el policía en la calle. Yo les digo que se están poniendo el segundo chaleco antibalas”, destacó Munives.