Cuando alguien tiene un diagnóstico de alguna patología, es habitual que se recurra a internet para obtener más información. Claro, hay ansiedad, inquietud y según el caso, hasta angustia que, de este modo, busca calmarse. Sin embargo, los médicos no recomiendan esta práctica y en gran medida tiene que ver con que la información que hay no siempre es certera, tratada adecuadamente e incluso las fuentes no necesariamente son confiables.
Incluso, esta búsqueda puede volverse obsesiva en algunas personas y generar, al contrario, mayor ansiedad. Esta conducta tiene un nombre: cibercondría, la obsesión por buscar información médica en Internet.
En el marco del Día Internacional de Lucha contra el cáncer de mama, que es el 19 de octubre y de un mes completo dedicado a la concientización, lanzaron una guía para pacientes con cáncer de mama. Se trata de material generado por el laboratorio Pfizer que apunta a responder las principales preguntas e inquietudes de estas personas.
En el país, más de 20.000 personas son diagnosticadas con cáncer de mama al año y es el tumor maligno más frecuente en mujeres.
La guía contiene recomendaciones de prevención y diagnóstico temprano, busca promover la construcción de un vínculo de confianza entre médico y paciente al momento de un diagnóstico confirmado, que les permita dialogar abiertamente sobre el abordaje de la enfermedad. Puede descargarse de manera gratuita desde www.cuidarnosjuntos.com.ar.
La propuesta se hace desde la perspectiva de que las consultas médicas puedan ser cada vez más un espacio de intercambio entre médico y paciente, donde se promueva un diálogo abierto y sincero sobre el diagnóstico, las opciones de tratamiento y el pronóstico de la enfermedad.
Pacientes empoderados
Bajo el lema “Cada minuto cuenta, cada elección también”, la ‘Guía para pacientes’, constituye una herramienta que puede ser de gran utilidad para la creación de un marco que ayude a la persona a entender desde un principio las posibilidades de tratamiento, los objetivos y los posibles efectos secundarios. Cuenta con una serie de preguntas y respuestas orientativas, como ¿En dónde estoy parada y hacia dónde voy?, ¿Cómo impacta el diagnóstico en mi vida?, ¿Cuáles son las opciones de tratamiento para mi caso?, ¿Cuáles son los pasos a seguir para obtener la medicación?, ¿Cómo informarme por fuera del consultorio?, ¿Cómo comunicar la situación a los seres queridos? (tan importantes en el acompañamiento) y complementos para un soporte emocional (entre ellos, los grupos de apoyo).
“Sin lugar a dudas esta Guía contribuirá a empoderar a las pacientes y promover la creación de un diálogo más fluido, que no solo va a despejar sus dudas y seguramente dejarlas más tranquilas y con mayor confianza respecto de las estrategias que se decidan en conjunto, sino que finalmente facilitará también nuestra tarea y contribuirá a mejorar ese vínculo tan particular que se genera entre médico y paciente”, señaló la doctora Valeria Cáceres, médica oncóloga, Jefa del Departamento de Oncología Clínica del Instituto Ángel H. Roffo-UBA.
“Hoy por hoy, cuando le comunicamos a una paciente que tiene un cáncer de mama le decimos exactamente su diagnóstico. No se le disfraza la verdad. Esto es un cambio que se produjo en los últimos años. En la década de los 90, la mujer venía al consultorio con todos sus familiares y hacían señas por detrás para que no se le dijera nada”, señaló.
Este cambio de paradigma centrado en el paciente viene de la mano del avance científico, la investigación y el desarrollo de nuevas opciones terapéuticas. Sobre todo teniendo en cuenta que la expectativa de vida creció en los últimos años, alcanzando en nuestro país un promedio de 76,9 años, lo que aumenta también la incidencia de cáncer en la población. Sin embargo, los tratamientos son cada vez más personalizados y con mejores pronósticos.
“Al momento del diagnóstico, se le explica a la paciente que tiene un tumor, cuáles son las características y se le plantean las estrategias terapéuticas: si será necesaria una cirugía, un tratamiento antes para reducir el tamaño del tumor, si va a hacer radioterapia, si necesita hacer un tratamiento adyuvante de quimioterapia, si recibirá hormonoterapia, alguna terapia blanco dirigida, inmunoterapia o si necesitará una medicación de por vida”, explicó la doctora Cáceres, quien también es Directora de la Carrera de Especialistas en Oncología, de la Facultad de Medicina de la UBA.
Sin embargo, la médica aclaró que a cada paciente se le brinda la información hasta donde quiera saber. “Todo lo que pregunta, se le contesta. Siempre se intenta dar un panorama de dónde estamos posicionados. Si estamos ante una situación curable, si estamos ante la posibilidad de transformarla en una condición crónica y los tipos de tratamientos que se pueden realizar. Es raro que un paciente no quiera saber nada, pero hay muchos que no se animan a preguntar”, afirmó.
Por otro lado, hay personas que se adelantan demasiado. En estos casos, se les aconseja ir paso a paso, sin anticiparse, pero siendo claros con los riesgos que implica, los beneficios y potenciales complicaciones.
En tanto, la doctora Cáceres mencionó que las dudas y miedos más frecuentes que surgen en las consultas están relacionadas al pronóstico, si es curable, el riesgo o la posibilidad de que la enfermedad regrese, el cambio de la imagen y si podrán seguir haciendo las actividades diarias.
“Si tienen que hacer quimioterapia, el cabello puede caerse, dependiendo del esquema, pero van a poder seguir haciendo su vida habitual. Seguramente, habrá un par de días que van a estar un poco más cansadas por efecto del tratamiento. Sin embargo, hay que considerar que siempre se habla en porcentajes, pero cada paciente es su propio 100% de la estadística. No se le puede decir a nadie que hay un 100% de chances de curación; lo único que se puede hablar es de un pronóstico y de una probabilidad”, precisó la profesional.
Sobre el cáncer de mama
En la Argentina, se diagnosticaron 22.024 casos nuevos de cáncer de mama en el 2020, lo que representa un 16,8% de los tumores malignos detectados y el de mayor prevalencia en mujeres. Éste se origina cuando una célula de un conducto mamario cambia y se transforma en otra distinta, que ya no responde a los estímulos normales, comenzando a crecer y reproducirse de manera descontrolada, por lo cual se las conoce como células anárquicas. Al dividirse sucesivamente, este grupo de células conforma un pequeño tumor que irá creciendo de manera paulatina y, si no es detenido a tiempo, puede invadir los tejidos vecinos, los ganglios linfáticos regionales y también otros órganos del cuerpo.
“El cáncer de mama no es una sola enfermedad, sino que es un grupo heterogéneo de enfermedades. Es muy importante que los pacientes estén bien informados, que sepan dónde está localizado, si tiene o no diseminación a distancia, si sus ganglios están enfermos o no, cuál es el tipo de tratamiento y qué clase de enfermedad tienen”, detalló Cáceres.
Existen diferentes tipos de cáncer de mama, dependiendo de aspectos como el tipo específico de células afectadas, si expresa receptores hormonales, de la prueba del receptor 2 del factor de crecimiento epidérmico humano (HER2) y de las pruebas mutagénicas para observar la actividad de los genes. Asimismo, existen diferentes estadios de la enfermedad, que determinan si la misma se limita a una zona puntual de la mama o si se ha diseminado (metástasis) a otras partes del cuerpo.
Ante la sospecha de cáncer de mama, el médico podrá solicitar un análisis del tumor y de los tejidos próximos a la mama para elaborar un “perfil” que revele la apariencia y el comportamiento del cáncer. Los resultados de estos análisis conformarán el informe patológico del tumor. Estos datos serán la clave para que el médico especialista pueda elegir -en conjunto con su paciente- el tratamiento más adecuado.