Vecinos de un sector de Montecaseros, en el distrito de Buen Orden, San Martín, quienes comparten una pilastra que distribuye energía eléctrica y, por lo tanto los gastos del consumo, reclaman públicamente a la Cooperativa de Electrificación Rural Alto Verde y Algarrobo Grande la necesidad de obtener sus propios medidores y así evitar conflictos entre las familias.
Según señalaron, este mes la boleta rondó los 200.000 pesos, que se distribuyeron en partes iguales entre 40 vecinos. “Es algo injusto porque todos, más allá de lo que hayamos consumido, tuvimos que abonar casi 5.000 pesos”, se quejó Patricia Figueroa, una de las damnificadas.
De acuerdo con los usuarios, la cooperativa hace caso omiso y se niega a colocar medidores porque el barrio “no está urbanizado” y, además, según dijeron, les responden que las maquinarias no pueden ingresar por un callejón menor a los 12 metros de ancho requeridos.
Más allá de los conflictos vecinales que representa el hecho de abonar facturas de iguales valores, otro verdadero problema es lograr reunir puntualmente el dinero en efectivo en cada domicilio.
Sin escrituras
El presidente de la distribuidora, José Álvarez, aclaró a Los Andes que varios sectores aledaños padecen la misma dificultad y explicó que son asentamientos irregulares y cuyos propietarios no cuentan con la documentación necesaria para proveer el servicio de modo individual.
“Muchos de estos barrios se están formando y los vecinos carecen de escrituras. Sin ese requisito no podemos ingresar. Es por eso que colocamos un gabinete con todas las reglas y, desde allí, cada familia realiza su cableado”, respondió Álvarez.
“Nuestra solución, por el momento, es la que hemos dado. Porque sin los papeles en regla del domicilio, es imposible ingresar por una cuestión de seguridad”, completó.
En este caso, Álvarez indicó que el terreno es fiscal y los vecinos se instalaron paulatinamente. “Por eso se ubicó una pilastra y cada cual se provee del servicio”, dijo.
También aclaró que se están vendiendo lotes sin advertir a los dueños que carecen del servicio eléctrico y que es una limitante cuando concurren a la entidad.
Patricia Figueroa, quien dijo tener su correspondiente escritura, manifestó que la pilastra en común, habilitada años atrás, fue abonada por los vecinos.
Esta columna trifásica alimenta a 40 viviendas. “El problema radica en que algunos propietarios tienen apenas un foco en toda la casa mientras que otros encienden reflectores toda la noche”, apuntó la vecina.
Figueroa, junto con las vecinas Liliana Santini y Verónica Pillayo, se refirieron, en otro orden, al monto sideral que llegó los últimos días. “Es traumático no sólo para el que no puede afrontar esa suma sino para quien tiene que juntar el dinero: algunos lo pagan tarde, otros la mitad y el resto en tiempo y forma”, ejemplificaron.
“Obras Públicas del municipio debe dar el visto bueno a la cooperativa para iniciar la obra y poder independizarnos”, señalaron las vecinas. Álvarez, por su parte, insistió: “No podemos hacerlo”.
“Es un caos, así no podemos seguir”, sostuvo Santini, quien se refirió al riesgo que representa contar con dinero en efectivo en una vivienda.
Denuncian reiterados robos de transformadores en zonas rurales
El presidente de la Cooperativa de Electrificación Rural Alto Verde y Algarrobo Grande Lda., José Álvarez, se refirió a la preocupación de la entidad debido a los reiterados robos de transformadores en zonas rurales del área Norte de San Martín, es decir, alrededor de 130 mil hectáreas de líneas eléctricas.
En lo que va de la pandemia se ha sufrido el destrozo de 65 equipos, en todos los casos para extraer cobre, más allá de las medidas tomadas en tal sentido, como alarmas o jaulas de hierro.
“Esta situación repercute en varios aspectos: económicos, de seguridad y de calidad de servicios. Día por medio estamos sufriendo robos de algunos de nuestros 1.800 transformadores sin poder controlarlos”, sostuvo Álvarez.
“El mecanismo no frena y los delincuentes pasan de una zona a otra. Nos hemos reunido con autoridades policiales, hemos colocado medidas de seguridad y personal de la Fuerza pero no se resolvió”, agregó.
El último episodio, dijo, se padeció el martes en medio de la lluvia cuando vándalos robaron un aparato de 63 KVA en perfectas condiciones, en la subestación V1951. Como es habitual en estos casos, los delincuentes desvincularon el equipo de la red de media tensión (tarea sumamente peligrosa) y luego lo separaron de la base para arrojarlo al piso y desarmarlo para retirar las tres bobinas de cobre.
“Además de la pérdida total del costoso transformador se sufrieron daños en la red de baja y media tensión, movilización de personal y equipos móviles de la cooperativa, como así también personal policial y la interrupción del servicio eléctrico en el lugar o zona que, sumado al factor climático, hizo que las tareas de reposición y normalización de esa subestación fueran muy difíciles”, amplió.