La pandemia trajo cambios en la forma de vida, de alimentarse, de dormir, muchos que podrían calificarse hasta como desórdenes, en particular durante el aislamiento. Como consecuencia, los médicos anticipan que habrá un aumento de enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT), tan asociadas a estas conductas.
Por ser algo tan reciente, no hay datos estadísticos ni evaluaciones al respecto pero es lo que están apreciando y anticipando los especialistas. Habrá un agravamiento de cuadros preexistentes por falta de controles adecuados y la incidencia de nuevos casos.
Entre estas enfermedades se incluyen las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, las afecciones respiratorias, los trastornos de salud mental, la diabetes, la hipertensión arterial, el sobrepeso y la obesidad, que conllevan además, desórdenes metabólicos.
Lo preocupante de esta situación es que implicaría un aumento o agravamiento de patologías que actualmente son la causa de 7 de cada 10 fallecimientos en el mundo, según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). En el país, según el Ministerio de Salud de la Nación, producen más de 260.000 muertes cada año.
En septiembre, un encuentro organizado por la iniciativa “Actuar contra las ECNT” reunió opiniones de expertos de diferentes disciplinas de Argentina, Chile y Colombia. Álvaro Ruiz, médico internista y epidemiólogo clínico, profesor de Medicina Interna y de Epidemiología Clínica de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá (Colombia) fue uno de los disertantes. Consultado por Los Andes señaló que, claramente, aumentarán las enfermedades crónicas.
“Por las cuarentenas, los aislamientos y por el temor al contagio las personas con ECNT, es decir con enfermedades cardiovasculares, de corazón y cerebro, diabetes, cáncer, enfermedades respiratorias (por cigarrillo y asma) y trastornos mentales dejaron de consultar a tiempo; dejaron de tomar sus medicamentos por no ir a reclamarlos, o por no poder ir a que los prescribieran; dejaron de hacer ejercicio, dejaron de comer sano, aumentaron el consumo inadecuado de alcohol, fumaron más y tuvieron más situaciones de estrés”, enumeró.
Ruiz indicó que se observa menos control de la presión alta, de la diabetes, del colesterol, más ansiedad, más depresión, más trastornos de sueño. Y agregó que esto se ha observado y descrito en todo el mundo.
El cardiólogo Alejandro Saracco se expresó en el mismo sentido y agregó que, al no tener síntomas la ENT, ven que los pacientes llegan ya con las complicaciones de la enfermedad, como infartos evolucionados que luego serán una insuficiencia cardiaca.
“Ha aumentado el sedentarismo, la alimentación rica en hidratos de carbono por la ansiedad y todo el impacto en la salud mental en distintas edades”, explicó el cardiólogo.
El estrés y otros condimentos
Aunque se trate de especialidades diversas, los médicos coinciden en el impacto del estrés. “Somos personas sociables y no poder reunirnos, entre otras cosas, ha aportado al estrés, y ello genera aumento de la enfermedad cardiaca”, apuntó Saracco.
El titular del Registro de Tumores, el mastólogo Walter Laspada, señaló que durante la pandemia han visto casos de cáncer avanzado por falta de atención adecuada. Dijo que el cambio en los hábitos hacia otros más tóxicos podría impactar en la aparición de cáncer. “El aumento podría llegar a suceder como co-factor de riesgo producto del estrés que hemos padecido todos”, consideró.
Ruiz señaló que todo lo anterior está agravado por el deterioro económico en una gran parte de la población, que perdió sus negocios o que tuvo pérdidas económicas importantes, o que se quedó sin trabajo. Incluso el drama social que implicó transitar la pandemia con sus temores y pérdidas.
“Se ha visto que hay más complicaciones de la presión alta no controlada (daño en el cerebro y en el riñón); ya se ha visto que hay más complicaciones de la diabetes no controlada (más infartos en el corazón, más daño en la retina, más daño en el riñón); más complicaciones por colesterol no controlado (infartos en el corazón, demencia por infartos múltiples cerebrales), entre otros”, explicó el epidemiólogo.
Estas patologías tienen un común denominador: son promovidas por el desarrollo de algunos factores de riesgo modificables, como una mala alimentación, sedentarismo, estrés, consumo excesivo de alcohol y de tabaco, detalló un comunicado de aquel encuentro. Justamente conductas que se exacerbaron durante la pandemia. Como consecuencia, hay un aumento de demanda de salud mental y de consumo de medicamentos. Los nutricionistas también se encuentran con nuevos pacientes e incluso casos cada vez más frecuentes de diabetes tipo II en adolescentes.
El futuro
“Se espera que la situación empeore por los próximos dos o tres años, que veamos los resultados de todo ese descontrol. Más suicidios, más violencia intrafamiliar, más depresión, más infartos, más daño en el riñón”, advirtió Ruiz. Y agregó que, por supuesto, esto implicará más gastos para el sistema y para cada persona.
“Esto es muy grave, porque las personas que más sufrieron deterioro económico durante la pandemia son los que más complicaciones van a tener y son las que menos opciones de control van a lograr. Se quedaron sin trabajo y, por lo tanto, sin seguridad social o se quedaron sin dinero para comprar medicamentos o para ir al médico”, remarcó.