Muchos años atrás, Natalia Atencio (46), madre de cuatro hijos y oriunda de Godoy Cruz, vivió un verdadero infierno en su hogar. Sufría violencia de género y salir de ese ambiente era casi una utopía.
Fue su mamá, María Muñoz, quien tomó cartas en el asunto: con decisión y firmeza, la llevó a una obra de teatro donde se abordaba la temática. Natalia tuvo contacto con otras mujeres en idéntica situación y, de a poco, fue saliendo, participando de charlas y estudiando siempre bajo la supervisión de su madre. Pese a que carecía de instrucción, actuaba por instinto. Y no se equivocó.
Ni por asomo, Natalia y María iban a imaginar la obra inmensa que iban a fundar entre las dos y que sigue creciendo: el refugio Mujeres de Fuego, que reúne a víctimas de violencia y lleva en su haber más de 70 casos recuperados; y el comedor Huellitas de Fuego, que funciona en su propio domicilio de barrio Barrancos II, manzana Ñ casa 8.
El refugio funciona en distintas habitaciones que se aquilan, con muy bajo perfil por razones de seguridad. La asociación tiene un terreno donado en su momento por el Instituto Provincial de la Vivienda (IPV) aunque necesitan financiamiento para levantar la sede definitiva.
Buscan ayuda para un refugio
“Nuestro principal objetivo es levantar un refugio nuevo con espacio suficiente y confortable para ayudar a sacar del infierno a muchísimas mujeres. Muchas más de las que creemos”, sostuvo.
El comedor, en tanto, es punto de encuentro y alegría para alrededor de 140 niños que retiran sus viandas todos los días, mientras que los sábados acuden a compartir la denominada “Horita feliz”. El comedor cumple 5 años de existencia y lo celebrará en diciembre con shows musicales y una merienda para todos los presentes.
Ni el refugio ni el comedor tienen banderas políticas y, por ende, carecen de ayuda gubernamental. “Nos autogestionamos, ya que que brindamos talleres de tejido, costura, manualidades y hasta tenemos un emprendimiento textil donde fabricamos vinchas, calzas y otras prendas de vestir que vendemos en ferias”, comentó Natalia.
El dinero que obtienen las mujeres involucradas se reinvierte en insumos para seguir confeccionando ropa y en alimentos para el comedor, como carne y verdura.
“Es una verdadera cadena de amor y solidaridad, ya que todas las mujeres trabajamos, nos acompañamos y producimos. Si yo pude salir con muy pocas herramientas en una época en que no existía ningún tipo de información, cómo no van a salir estas mujeres”, dijo.
“Parecíamos Los Simuladores”
Totalmente recuperada y hoy, aunque está divorciada, con buena relación con el padre de sus hijos (Micaela, Elías, David y Bárbara), Natalia sigue valorando el accionar de su madre, una mujer de 70 años que, sin conocimientos ni estudios, solía tomar cartas en el asunto de manera práctica y rápida para ayudar a mujeres en situaciones de maltrato.
“Me acuerdo de ir con ella en la camioneta y retirar a las mujeres de la casa pese a la presencia en el lugar del hombre violento. Lo hemos hecho miles de veces. Mi mamá nunca tuvo miedo, sino coraje. Hemos asistido a muchísimos hogares disfrazadas de monjas, de testigos de Jehová, de lo que sea con tal de ayudar, de alejar a esas víctimas del infierno que yo conocí”, agrega y grafica: “Parecíamos Los Simuladores”.
Fue en el marco de ese trabajo intenso y profundo cuando ambas pudieron observar en carne propia las necesidades que se sufrían en el entorno de esas familias. Y así comenzaron a generar una olla popular que cada vez era más concurrida. Todo, a pulmón y en la propia vivienda de Natalia.
“¿Por qué no hacer algo?, nos preguntamos. Y puse mi patio a disposición. Hoy 140 niños retiran viandas de lunes a viernes y los sábados compartimos un momento hermoso en forma presencial. Todos los esfuerzos están puestos en el festejo de los 5 años del comedor, que se celebra este viernes pero que festejaremos en diciembre”, adelantó.
Convocarán a algunas bandas musicales y para eso planean colocar un escenario. “Cerraremos la calle, como hacemos todos los años”, dijo, mientras dejó su teléfono abierto para quienes deseen colaborar como puedan: 2615 02-1557.
No tienen banderas políticas ni partidarias
Insistió en que el objetivo es seguir funcionando con la fuerza y el empuje de siempre. Eso sí: sin colores políticos que distorsionen la acción genuina. “Todas las donaciones serán bienvenidas porque asistimos a muchos niños de barrios vecinos que se acercan religiosamente a retirar sus raciones. El comedor funciona muy organizadamente, solo quedan algunos detalles, sobre todo vajilla, mesas, sillas, utensilios”, dijo.
El refugio, en tanto, es un objetivo y deben levantarlo de cero, aunque el terreno ya lo tienen. “Nuestra asociación tiene muchos años y tenemos trayectoria. Lo más interesante es que fue fundada por personas que sufrimos violencia, pero nos fuimos capacitando, estudiando y autogestionándonos. Siempre hemos salido adelante”, reflexionó.
Las capacitaciones, continuó, permitieron que muchas mujeres pudieran trabajar sin necesidad de permanecer con un violento “proveedor económico”, definió.
“Nuestra forma de trabajo en el refugio es de bajo perfil por razones de seguridad. Hemos trabajado en los propios domicilios y también en forma conjunta con la policía y Grupo Alcón. Queremos levantar la sede, lo merecemos y no vamos a descansar hasta lograrlo”, concluyó.