Desde que su hijo Franco era muy pequeño María Gómez, quien tiene 37 años y vive en Godoy Cruz, comenzó a notar que crecía de manera desproporcionada. Siempre era el más alto entre sus compañeros del jardín y la primaria.
Sin embargo, el primer “gran estirón”, que llamó la atención lo dio a los 13 o 14 años. “Ya me pasaba”, dice la mamá de Franco, aunque no fue hasta hace poco, a punto de cumplir 17 años, cuando la mujer decidió acercarse al área de Desarrollo Social de su municipio a pedir ayuda.
Fue entonces cuando, en forma conjunta, comenzaron a tomar cartas en el asunto. No sólo para evaluar un posible diagnóstico de acromegalia, sino para facilitar una cama adaptada a su estructura, proveer ropa, mercadería y estimularlo para que practicara un deporte.
Sin embargo, lo que surgió más tarde resultó una sorpresa y una alegría. “Son muchas las dificultades con las que uno se encuentra cuando sobrepasa la estatura promedio. La cama era un problema para mi hijo, que dormía incómodo y doblado”, expresa María.
Un taller, una cama, un cambio
Durante el primer acercamiento que mantuvo con Desarrollo Social, María se enteró del programa denominado “Despertar solidario”, que consiste en capacitaciones de carpintería básica y fabricación de camas marineras que luego son donadas a la población vulnerable de Godoy Cruz. María describió la situación de Franco y el municipio puso manos a la obra con una cama especial, que está a punto de ser entregada a la familia.
Así, esta mamá fue por más y se anotó en el curso. “Como ayudaron a mi hijo, ahora quiero aprender y hacer lo mismo con otras personas”, cuenta a Los Andes.
Franco es el único de los tres hijos de María que tiene estatura elevada. Pero a pocos metros de su casa vive su primo, Nahuel Roque, que tiene la misma condición.
Médicos del centro de salud 172 Alicia Moreau de Justo evaluarán la situación, aunque mientras se determine el diagnóstico, Franco sigue entusiasmado con el básquet en el club Petroleros YPF.
“Estamos muy agradecidos por la ayuda recibida en nuestro departamento. La ropa deportiva es muy costosa y no estaba a nuestro alcance. En general, la ropa que necesita Franco es para personas muy grandes y con sobrepeso, por eso debemos llevarla a la costurera para que la adapte a su medida. No es fácil y se necesita mucho dinero”, reitera su mamá.
Franco nació el 14 de septiembre de 2005 y tiene dos hermanos, María de 20 años y Noah, de 4. “Ya en el jardín Franco era el más alto y me preocupaba, pero no le dimos demasiada importancia. Hoy me tranquiliza saber que hay médicos detrás del caso”, dice la mujer, que vive en el barrio Chile 1.
Dispuesta a seguir aprendiendo carpintería, María, que siempre fue ama de casa, dijo que conoció un mundo nuevo en el taller. “Está buenísimo. Pensé que sólo era para hombres, pero no: hay muchas mujeres y si bien es complicado, sobre todo por las medidas, me encanta”, cuenta entusiasmada.
La cama que fabrica ese taller para su hijo tendrá un largo de 2,30 metros. “Hasta ahora dormía incómodo. Incluso se le hacía un hueco en el medio del colchón. Estamos muy contentos porque cambiará la calidad de vida de Franco”, sostiene su madre.
El municipio provee las herramientas que los asistentes al curso necesitan para trabajar en el lugar. “No tengo demasiado lugar en casa, pero me entusiasma pensar en dedicarme a la carpintería y este taller me abrió la cabeza para emprender y vender”, agrega María.
Desade el área de Desarrollo Social de Godoy Cruz dijeron a Los Andes que en el marco del proyecto “Despertar solidario” se trabaja en el acompañamiento de familias que, debido a su situación socio-económica y casos particulares, requieren diversas prestaciones adaptadas.
“Para responder nos encontramos coordinando con otras áreas municipales y fue muy gratificante que la mamá de Franco se sumara a nuestros talleres”, dijo un vocero de esa secretaría.
“Siempre me decían que jugara al básquet”
Con la camiseta 20 de los Spurs, Franco Acevedo deja en claro que la casaca no es azarosa: es fan del bahiense Emanuel Ginóbili. “Es un deporte donde podés hacer amigos, ser mejor y aprender muchas cosas”, dice el jugador de Petroleros YPF, que cursa el cuarto año en la escuela Mario Pérez Elizalde, de Godoy Cruz.
De pocas palabras, Franco dice estar muy agradecido con la ayuda y el estímulo que le dieron para practicar este deporte a través de la Red Deporte Solidario, un grupo de personas ligadas al deporte convencidas de que, a partir de su práctica, se inculcan valores. Además, fomenta el trabajo en equipo y la participación social generándose lazos genuinos, duraderos y hábitos saludables y de cuidado personal.
Red Deporte Solidario funciona como nexo entre clubes, asociaciones y grupos de aficionados para conseguir aportes solidarios destinados a instituciones o grupos de deportes más necesitados.
“Siempre, incluso desde muy chico, me decían que jugara al básquet pero yo insistía con fútbol. Hoy estoy muy enganchado”, admite Franco, sonriente, para agregar que a veces se siente observado y que no es fácil ostentar casi dos metros de altura.
“Me cuesta mucho el tema de la ropa”, concluye y agrega que, según le dijeron, puede seguir creciendo. Su primo Nahuel Roque atraviesa una situación parecida. “Incluso calza más que yo, casi 50″, apunta Franco.