El síndrome de colon irritable es un trastorno intestinal en el que los órganos digestivos tienen una apariencia normal, pero no funcionan como deberían. Para la mayoría de las personas, el síndrome de colon irritable es una enfermedad crónica en la que los síntomas fluctúan entre leves y severos, e inclusive desaparecen algunas veces.
Se estima que entre el 9 y el 22% de la población occidental tiene síntomas de intestino irritable. Según la Sociedad Argentina de Gastroenterología, en nuestro país la prevalencia es de aproximadamente un 12% y es más frecuente en mujeres (15%) que en hombres.
La doctora Daisy Batista, gastroenteróloga del Sistema de Salud de Mayo Clinic explica en un informe que si bien el síndrome de colon irritable puede afectar a casi cualquier persona, existen algunos factores de riesgo. Uno de ellos se asocia a las mujeres jóvenes con antecedentes familiares de la enfermedad o con antecedentes de ansiedad o depresión corren un riesgo más alto.
“El síndrome de colon irritable puede afectar la calidad de vida, por lo cual es importante saber cuáles son los síntomas y lo que se puede hacer para controlarlos”, remarca la profesional.
Destaca además que si bien el síndrome de colon irritable es incurable, no daña los intestinos de manera permanente.
Causas y cómo controlar el colon irritable
El conocimiento que se tiene actualmente del síndrome de colon irritable sugiere que la causa de los síntomas es una hipersensibilidad en el intestino, que afecta cómo el cuerpo percibe los estímulos relacionados con la función intestinal. El tratamiento se enfoca en aliviar los síntomas de manera que las personas que sufren de esta enfermedad puedan vivir de la manera más normal posible.
Los indicios pueden ser:
-Dolor relacionado con la evacuación (pudiendo mejorar o empeorar).
- Cambio en la frecuencia en las deposiciones.
- Cambio en la consistencia de la materia fecal.
Dichos síntomas deben estar presentes al menos una vez por semana en los últimos tres meses con inicio de los síntomas seis meses previos a la consulta médica.
Una pata fundamental a evaluar es la dieta que realiza el paciente, en la que se tienen en cuenta el consumo de harina, café, frutas y verduras, jugos de frutas, gaseosas, chicle, entre otros. Es que esta puede desencadenar o exacerbar síntomas así como también sucede con diferentes factores estresantes en lo psicosocial. El estado emocional suele tener un papel importante en estos pacientes, agravando la intensidad de los síntomas y la frecuencia de su presentación, remarca la organización de gastroenterólogos.
En la mayoría de los casos, los síntomas leves del síndrome de colon irritable pueden controlarse al aprender a manejar el estrés y hacer cambios saludables en la alimentación y en el estilo de vida, lo que incluye hacer ejercicio con regularidad, tomar mucha cantidad de líquido y dormir lo suficiente. El equipo de atención médica puede prescribir otros cambios específicos en la alimentación, medicamentos y tratamientos suplementarios.
Cuál es la diferencia entre colon irritable y enfermedad inflamatoria intestinal
En cambio, la enfermedad inflamatoria intestinal se compone de un grupo de enfermedades autoinmunes que incluyen a la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn. Tiene distinto origen, sintomatología y tratamiento.
Según explica Batista, en este grupo de enfermedades, el sistema inmunitario ataca al intestino y causa inflamación.
“La enfermedad inflamatoria intestinal puede desencadenarse debido a la combinación de una predisposición genética con una enfermedad o con la exposición a algo en el ambiente que provoca el ataque del sistema inmunitario al intestino, con la consiguiente inflamación”, detalla.
El diagnóstico en adultos se presenta especialmente en dos períodos: entre los 20 y 30 años, y entre los 50 y 60 años.
Los síntomas frecuentes en la enfermedad inflamatoria intestinal son:
-Diarrea
-Sangrado rectal
-Distensión estomacal
-Estreñimiento ocasional
-Gases
-Urgencia para defecar
-Dolor y cólicos abdominales
Los síntomas de la enfermedad inflamatoria intestinal pueden presentarse con regularidad y afectar significativamente la calidad de vida. Generalmente, el tratamiento involucra el uso de medicamentos inmunosupresores para evitar que el sistema inmunitario ataque al intestino. Los cambios en la alimentación pueden disminuir la inflamación.
La recomendación es siempre consultar al médico ante la sospecha de presentarla.