Las mañanas de primavera de Mendoza no tienen aún un poema a la altura, nada como lo que dedicó al otoño el siempre presente Jorge Sosa o a las callecitas de Buenos Aires el desbordado Horacio Ferrer. Pero sí tienen, sin dudas, “ese no sé qué”, y también en estas primaveras “el paisaje reclama por fuera / nuestro tibio paisaje de adentro”.
Y ese reclamo empieza a sentirse en estos días, con la primavera que se avizora en nuestra provincia. Los despertares de esta estación en Mendoza, sobre todo si suceden en un fin de semana, resultan una verdadera invitación a recorrer estos paisajes y disfrutar, muchas veces, de una comida al aire libre que se convierte, gracias a ese “paisaje de afuera”, en un tesoro que no siempre valoramos. Aunque otros sí lo hagan, como la prestigiosa revista Time, que hace poco (en julio), volvió a elegir a nuestra provincia como uno de los 100 destinos mejores destinos turísticos del mundo, entre otras cosas, justamente, porque aquí (decía el artículo) “las comidas al aire libre son imprescindibles”.
Acaso en un domingo primaveral pensaba Ricardo Tudela cuando escribió aquello de que “la mañana despierta en el ala de un pájaro”, y por eso ofrecemos algunas propuestas para estos días luminosos y tan mendocinos, ideales para “volar” temprano hacia un destino que quede a pocas horas y permita un almuerzo (si es con asado, mejor) digno de un poema o de al menos una mención en una revista estadounidense.
1. Potrerillos, indiscutible
Una de las opciones más recomendables, de esas que no decepcionan, es elegir Potrerillos como destino para un almuerzo dominical. Sobre todo, porque este lugar –particularmente en las cercanías del cerúleo lago que ejerce un verdadero encantamiento visual bajo el sol mendocinos– tiene numerosas alternativas para sumarle al simple hecho de compartir una comida en compañía del paisaje y los amigos o la familia.
Si se sale desde la Ciudad de Mendoza en auto, los cerca de 60 kilómetros hasta llegar al dique serán un placer en sí mismos. Se tarda poco más de una hora que valen la pena, en especial por la belleza de la montaña y por algo que resulta ya una postal que ha merecido fotos y videos por doquier: la salida desde el túnel de la ruta 82 que, tras los minutos de oscuridad, estampa en los ojos la vista más impactante del lago más azul que el cielo, las montañas de tonos marrones, amarillos y verdes, y la propia ruta, que zigzaguea como para permitir distintos enfoques al espectáculo visual.
Allí hay muchas opciones una vez que se puede detener. Vale decir que, a menos que se trate de alguno de los restoranes o paradores que hay en la zona, el asado debe quedar para otro momento. “En el Perilago de Potrerillos está prohibido hacer cualquier tipo de fuego, incluido para asado. No se puede”, explicaron desde la Secretaría de Ambiente y Ordenamiento Territorial de la provincia.
Sin embargo, eso no debe desanimar a nadie, ya que unos sándwiches frente al lago (si se llevan reposeras o mesitas) o en alguna de las zonas cercanas, incluso en el auto, son igualmente disfrutables. Una idea para pasar una jornada completa puede ser la de llegar a mitad de mañana y acometer una de las caminatas que esta zona ideal para senderismo tiene. Por ejemplo, la Cascada del Ángel, en la Quebrada del Salto (a siete kilómetros hacia el oeste por Ruta 7), lugar al que se llega tras caminar por un empinado cerro, relativamente, bajo, y luego por la vera de un arroyo. Tras unos 45 minutos se llega a ese lugar que permite refrescarse y sacar lindas fotos bajo la caída de agua, aunque no es tan cómodo para quedarse allí mismo. A la vuelta, que es más rápida, ya uno se encuentra con el apetito suficiente para, por ejemplo, volver y buscar un buen puesto frente al majestuoso dique, o bien elegir algún bodegón de esos que ofrecen exquisitas comidas criollas (hay alguno cercano al puesto de Policía).
Otra opción muy recomendable es la que prefiere, por ejemplo, Silvia Núñez, una profesora de Lengua mendocina que ama esta clase de salidas. “Nos gusta mucho ir al bosque abandonado que está detrás del Automóvil Club. Es un lugar muy lindo, que se llena de familias o de grupos de chicos jóvenes, donde se puede hacer un buen picnic”, nos cuenta. En tiempos en que se podía hacer asado, cuenta, también elegía hacerlo frente al lago en horario nocturno: ver el atardecer, la caída de la noche y dejarse llevar por el silencio del agua o por la charla con amigos.
En cualquier caso, las opciones son muchas.
2. Blanco Encalada: más cerca, igualmente atractivo
Si el asado al aire libre es una obligación, más que un deseo, y dado que en la zona del hermoso lago de Potrerillos está prohibido, siempre se puede buscar una opción de montaña en que eso esté permitido. Y una de las más elegidas es Blanco Encalada (distrito Las Compuertas, Luján), en la ruta hacia Cacheuta o Potrerillos, es una belleza en todo sentido, aunque no siempre se elija como destino.
Por la misma Ruta 82 se puede acceder a varios lugares habilitados por la Municipalidad lujanina, con churrasqueras y parrillas para disfrutar de un asado. Luego, las opciones allí son muchas también. “Hay mesitas y bancos de cemento para disfrutar del almuerzo, y luego miradores que permiten disfrutar de las vistas. En el camino incluso hasta ‘más arriba’ hay muchas opciones para quedarse y hacer picnic”, cuenta Claudio, quien suele elegir este lugar.
“Yo suelo ir al Camping El Mangrullo”, apunta por su lado Silvia, quien a veces no llega a Potrerillos y elige también Blanco Encalada. “Me encanta también ir a la orilla del río, aunque ahí tampoco se pueda hacer fuego. Pero es muy disfrutable con unos sanguchitos”, agrega.
3. Manzano Histórico: monumental
Aunque la montaña ejerza como un atractivo, sin dudas, para todos los mendocinos, hay otros sitios de igual belleza y comodidad para escaparse un fin de semana o, incluso, para salir con el fin de disfrutar de una comida en familia. Y, en este sentido, en el Valle de Uco, la estrella es la zona del Manzano Histórico, en Tunuyán.
Si se parte desde Ciudad, la distancia por el Acceso Sur y luego la ruta demanda unos 100 kilómetros de recorrido. Una distancia parecida es la que suele recorrer Hugo, quien sale desde San Martín, donde vive, pero elige un camino particular. “Vas por Los Cerrillos y está San José, con hermosos paisajes del Valle de Tupungato. También se puede pasar a orillas de un arroyo y allí está el camping municipal, muy lindo. También se puede seguir hasta el dique Potrerillos también por un camino de tierra, muy lindo para hacer”, cuenta.
Si se elige el más tradicional punto del monumento histórico dedicado a San Martín, con la visita muy interesante y emocionante al lugar, frente a ese predio también hay varios campings que permiten asados en familia. Luego se puede hacer también un recorrido por otros atractivos cercanos, como el monumento al Cristo Rey, en Tupungato.
4. Parque San Martín: clásico familiar
Si la mañana amaneció un poco tarde o el presupuesto en combustible no es grande, también hay otras opciones mucho más accesibles y modestas, pero no menos disfrutables, para disfrutar de los días y un almuerzo al aire libre.
Entre estos, el que es un clásico, es el del nuestro icónico Parque General San Martín, en Ciudad. Allí hay muchas opciones para los que no quieren perderse de hacer un asado. “Las churrasqueras del Parque y las que están dentro de cada Club del Parque están habilitadas”, confirman desde la Secretaría de Ambiente. Lo bueno del parque, además de lo que ofrecen sus arboledas y su gran cantidad de servicios, es sin dudas que el espacio permite muchas maneras de disfrutarlo, aunque no tenga asado. Uno de los más recomendables, igualmente, es elegir uno de esos lugares con churrasqueras habilitadas y, tras descansar luego de la sobremesa, ir al Rosedal, cerca del lago del Club Regatas, donde se pueden tomar unos mates en el césped o hacer algunas actividades como bicicleta, patín, jugar a la pelota o simplemente entregarse a la charla y al disfrute visual. También, muy cerca, está el Museo Cornelio Moyano de Ciencias Naturales o, si se quiere, al salir del parque por los portones y bajar por Emilio Civit, ya pegando la vuelta, el Museo Carlos Alonso, para terminar el día a puro arte.
5. Dique el Carrizal: muchos servicios
Ya lejos de los paisajes montañosos más deslumbrantes, una opción para aprovechar los beneficios de la estación florida, es el dique El Carrizal, muy elegido especialmente por la población de Maipú y todos los departamentos del Este.
Es cierto que el lugar, compartido por Luján y Rivadavia, no tiene el lujo visual de la montaña, pero sin embargo sí tiene otros beneficios: en especial, muchos campings que rodean el embalse, con variedad de servicios, y la posibilidad de navegar y pescar pejerreyes sin otro problema que la suerte o el flujo de los peces, además de la temporada permitida (hoy termina la temporada 2020-2021, y la nueva arrancará probablemente en noviembre). “Lo bueno del Carrizal es que permite también la navegación del dique, en balsas, kayak, windsurf y otros medios, que es lo que a mí me atrae”, dice Diego, un profesor de Educación Física que no sólo se deja los fines de semana para ir: a veces la idea surge de improviso y, si el tiempo lo permite, se va a comer un asado con amigos a la orilla del espejo de agua hasta que cae la luna sobre él. Las proveedurías y churrasqueras, además de quinchos con buenas sombras, son fundamentales para que sea una opción muy requerida, y a sólo 70 kilómetros de Ciudad (por acceso Este y por Ruta Nacional 61, luego).