El 1 de junio de cada año comienza la temporada de huracanes en el Atlántico, el Caribe y el Golfo de México, que se extiende hasta el 30 de noviembre. Este año el fenómeno de El Niño podría apaciguar el desarrollo de huracanes, pero otras condiciones como mayores temperaturas en la superficie del mar generarían un efecto contrario.
La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, responsable de investigar este tipo de fenómenos, informó que hay un 40% de probabilidades de que la temporada sea normal en 2023.
Como consecuencia, se espera que la próxima temporada de huracanes sea menos activa que los últimos años debido a factores concurrentes, algunos que suprimen el desarrollo de las tormentas y otros que lo alimentan.
Precisamente, las perspectivas de la NOAA para esta temporada indican que podrían registrarse entre 12 y 17 tormentas con nombre (vientos de 63 kilómetros por hora o superiores). De ellas, entre 5 y 9 podrían convertirse en huracanes (con vientos de 119 km/h o superiores), incluidos entre 1 y 4 huracanes importantes (categoría 3, 4 o 5; con vientos de 179 km/h o superiores).
La influencia del fenómeno de El Niño
Después de tres temporadas de huracanes con La Niña presente, los científicos prevén que el fenómeno de El Niño se desarrolle en los próximos meses, lo cual podría suprimir la actividad de los huracanes del Atlántico.
Sin embargo, su influencia en el desarrollo de las tormentas podría verse contrarrestada por condiciones favorables en la cuenca tropical del Atlántico como la posibilidad de un monzón, es decir, de la circulación de vientos superficiales a gran escala por encima de lo normal en el oeste de África.
Esto suele producir olas en el este africano y siembra algunas de las tormentas atlánticas más fuertes y de mayor duración, además de temperaturas de la superficie del mar más cálidas de lo normal en el Atlántico tropical y el Mar Caribe.
Frente a este escenario, Deanne Criswell, administradora de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, aclaró que “basta un huracán para causar una devastación generalizada y destrozar vidas. Por ello, independientemente del número de tormentas que se prevean esta temporada, es fundamental que todo el mundo conozca sus riesgos y preste atención a las advertencias de las autoridades locales y estatales”.