Dificultad para adquirir insumos, material descartable e incluso los medicamentos de uso habitual: tras el fracaso del oficialismo en las últimas elecciones PASO, la devaluación inmediata implementada por el gobierno y la sensación de desconfianza generalizada, las clínicas y los médicos de Mendoza comienzan a denunciar los problemas urgentes que genera esa situación.
Así lo da a entender, al menos, el comunicado que acaba de difundir la a Asociación de Clínicas y Sanatorios de la Provincia de Mendoza (Aclisa), que va en el mismo sentido de una crisis que viene reflejando Los Andes, en artículos relacionados con la complejidad de recibir atención médica incluso al amparo de una obra social, o los coseguros altísimos que estas quieren pedir a los pacientes.
En el comunicado, desde Aclisa aseguran que desde este mismo lunes comenzaron a detectarse los faltantes y que esto no hace más que acentuar la mala situación generalizada, que “pone en riesgo” (según sus palabras) la atención sanitaria a corto plazo, ya que a esto se suman los incrementos en los costos.
En la misiva, además, se recalca que esta situación no es nueva, sino que los problemas recientes acentúan a los que se vienen arrastrando desde hace un tiempo, con problemas en los pagos de prestaciones. Se recalca que, a diferencia de otras actividades, la salud no se puede permitir pausar sus actividades hasta que se clarifique la situación económica, como sí hacen justamente los prestadores que los proveen.
En ese sentido, desde Aclisa se adelantó que probablemente se trasladen todos los costos de esta problemática al bolsillo del paciente.
Este es el texto completo que difundió la asociación:
La Asociación de Clínicas y Sanatorios de la Provincia de Mendoza pone en conocimiento de las autoridades y de la comunidad en general que desde el día lunes no ha podido adquirir los insumos, descartables y medicamentos de uso habitual en sus clínicas y sanatorios. Esto, además del desabastecimiento existente, pone en riesgo la atención de la salud de la población en el corto plazo dado que también se han producido aumentos desmesurados que dificultan la actividad de las instituciones.
De este modo, resultan imposibilitadas de funcionar en esas condiciones, recibiendo muy pocos insumos y en muchos de los casos sin precio determinado (se entrega sólo con remito sin saber el precio de compra pero se cobran las prestaciones efectuadas en mayo).
El desabastecimiento denunciado se suma al desfinanciamiento preexistente, los plazos prolongados para percibir las prestaciones brindadas y el costo elevado de la prestación que en muchos casos es cobrada por debajo del mismo.
El sector necesita del financiamiento inmediato ya que es una actividad que no admite “stockearse” o frenar su funcionamiento hasta tanto el panorama esté, claro como hacen quienes proveen los insumos médicos.
Los pagos de las prestaciones se producen, como mínimo a los 90 días de realizadas, por lo que se evalúa el traslado de dichos costos al beneficiario de la prestación con el llamado pago de bolsillo, para poder así intentar garantizar la continuidad de la atención médica, la que puede verse afectada si las condiciones de abastecimiento no se restablecen o si los ingresos de las instituciones no son suficientes para cubrir los costos.
