Las vacaciones de invierno se presentan como una gran oportunidad para poder salir como turistas en propia tierra mendocina. Muchos coterráneos han expresado durante este último año, tras las restricciones por causa de la pandemia, que esta situación tan excepcional mostró, quizás, su única cara benévola y empujó a muchos a descubrir esos paisajes natales que tanto atraen a turistas extranjeros.
“Me he dado cuenta de que conozco muy poco de Mendoza, el lugar donde nací, y me he sorprendido con lugares que son mágicos y hasta parecen de película”, festejaba Macarena, una joven mendocina de 25 años tras haber disfrutado sus vacaciones de verano en la provincia.
Los mendocinos tenemos la oportunidad de volver a mirar y elegir lo propio para tomarnos un descanso y recargar energías, maravillándonos con lo que transmiten escenarios naturales que se encuentran hacia los cuatro puntos cardinales de la provincia.
Por razones obvias, en el contexto de una pandemia sin precedentes, el turismo fue unas de las actividades económicas que más se resintieron desde el comienzo de las restricciones. El turismo provincial busca ser lo que en la próxima temporada logre aportar un mínimo alivio al sector.
Las razones para armar un cronograma de salidas no faltan y Los Andes sólo ofrece algunos nombres que sirven de disparador para que la curiosidad haga lo suyo. Es muy difícil seleccionar sólo cinco lugares destacados de Mendoza pero queda la seguridad de que cada uno de ellos lleva a otro u otros más por descubrir.
Puente del Inca
Es una de las principales postales de la provincia y la cordillera de los Andes. Su valor geológico, paisajístico e histórico lo convierten en uno de los “platos fuertes” del menú turístico.
Este mágico lugar se encuentra ubicado a una altitud de 2.700 metros, cerca del paso a Chile y es uno de los pasos obligados antes de llegar a la entrada principal del parque provincial Aconcagua por la ruta 7. El escenario natural se compone de un puente natural de aproximadamente 48 metros de longitud y fuentes hidrotermales, factor fundamental para que los colores queden plasmados en las piedras como si fuera obra de un pintor experimentado de cuadros.
Tamaña “obra de arte” natural encuentra también sus orígenes en leyendas quechuas que, ambientadas en la época del Imperio Inca y el proceso de conquista española, unen al Cuzco con las aguas “sanadoras” de la cordillera en estas latitudes. Recomendación: dedicar unos minutos a contemplar el paisaje mientras alguien cuenta la leyenda. Emociones aseguradas.
Volcán Malacara
A unos pocos kilómetros de la ciudad de Malargüe se encuentra uno de los parajes con más volcanes en el mundo. Allí toma protagonismo uno de los pocos que puede ser recorrido por adentro. El volcán Malacara se convierte así en un laberinto de túneles naturales que vibran a cada paso la fuerza y el poder inconmensurables de la naturaleza, en un lugar en el que antes se deslizaba lava al rojo vivo.
Pasadizos, cárcavas y chimeneas de hasta 30 metros de altura componen un escenario imponente que evoca esculturas perfectamente logradas y pulidas por el magma y el agua. Las paredes de los pasadizos y cavernas invitan a ser fotografiadas jugando con el ingreso de halos de luz solar. Un paisaje digno de una película cuyo guión precise de escenarios exóticos.
Desierto de Huayquerías
Es un paisaje de “otro planeta” ubicado a menos de 100 kilómetros de la Ciudad de Mendoza. Al Este de San Carlos, el Desierto de las Huayquearías muestra un paisaje de secano casi inexplorado, sitio ideal para los amantes de la aventura.
Su nombre proviene del vocablo “Huayco” que significa cauce o arroyo seco. Sobre un relieve volcánico, con empinadas paredes y ríos secos y serpenteantes, se accede al Cañadón de la Salada, una garganta de tierras arcillosas que ofrece un viaje increíble por extrañas y fascinantes figuras esculpidas por la naturaleza. Por las noches, un cielo plagado de estrellas completa una imagen única.
Cerro Tunduqueral
Es otro lugar de aventura y donde se pueden percibir fuerzas ancestrales que dejaron su legado. Sólo hace falta desplazarse unos pocos kilómetros desde la ciudad de Uspallata (Las Heras) para llegar a un mágico, histórico y misterioso cerro Tunduqueral.
Allí se reúne el conjunto más relevante de petroglifos (dibujos y símbolos grabados en roca) reportados para la región, realizados en tiempos prehispánicos: más de 400 grabados realizados en 22 soportes rocosos. El cerro es considerado patrimonio cultural provincial y, en 2015, las autoridades solicitaron a la Unesco que el sitio formara parte del área de amortiguación del Qhapaq Ñan (Sistema Vial Andino).
A una especie de museo abierto, se suma una vista privilegiada de la cordillera de los Andes y la sensación de aire puro y un silencio arrollador.
Reserva de Ñacuñán
Siendo uno de los principales atractivos naturales del Este provincial, la reserva de más de 12 hectáreas se ubica en el departamento Santa Rosa, a 180 kilómetros del Centro mendocino. Su importancia reside en la conservación del valor incalculable de la flora y fauna autóctona.
Víctima de la tala indiscriminada a principios del siglo XX, un bosque de algarrobos, chañares, jarillales y zampa hoy es preservado junto a vizcachas, liebres, gatos monteses, hurones y más animales autóctonos de ambientes áridos que componen el ecosistema del lugar.
La presencia de algarrobales indican que se trata de un lugar riquísimo para el desarrollo de la fauna aviar local: gallito copetón, la monterita de collar, el yal carbonero, tres especies de pájaros carpinteros, picapalos, sietecuchillos, diuca, chingolos, calandritas y canasteros.
Desde 1986, esta reserva integra la Red Mundial de Reservas de Biósfera de la Unesco y hoy invita a turistas a acercarse para contemplar las especies que alberga y entender el valor de su conservación a través del senderismo y el avistaje.